El mejor pacto de socios para conservar la amistad

¿Es buena idea iniciar una aventura empresarial junto a un amigo/a? Descubrimos las ventajas e inconvenientes de compartir amistad y proyecto empresarial o profesional y, sobre todo, qué hay que hacer para que la marcha del negocio no enturbie la relación personal y la asociación resulte todo un éxito.

Somos amigos, acariciamos una idea de negocio o un proyecto profesional común. Creemos que tenemos posibilidades de éxito y nos lanzamos a la aventura de emprender ¿Qué puede salir mal? La respuesta es que, muchas cosas, si no fijamos límites claros y no formalizamos los acuerdos por escrito. Para asegurar que un proyecto emprendedor no interfiera con la conexión personal hay que establecer un “pacto de socios”, es la clave para mantener una colaboración fructífera y duradera.

 

Las ventajas de emprender con tu mejor amigo

Una de las mayores ventajas de asociarnos con un buen amigo o amigos es la confianza. Conocemos sus fortalezas y debilidades, y ellos conocen las nuestras. Esta transparencia fomenta la comunicación y facilita la toma de decisiones. Los malentendidos, que suelen ser comunes en otras asociaciones, se reducen significativamente. La confianza mutua también suele generar un ambiente de trabajo positivo y productivo. Un amigo, además, constituye un apoyo emocional y puede ser ese pilar que nos motive en momentos difíciles y con quien podemos celebrar las victorias, ya sean grandes o pequeñas.

 

Y algunos inconvenientes…

Entre las desventajas de mezclar amistad y negocio se encuentra el hecho de que los conflictos son inevitables en cualquier relación empresarial y, cuando se trata de un amigo cercano, estos desacuerdos pueden acabar afectando profundamente a la relación personal. Durante el desempeño, las diferencias de estrategia o sobre la gestión financiera pueden convertirse en un terreno minado. También las decisiones difíciles, como despedir a un empleado o cerrar una línea de negocio, pueden volverse más complicadas ya que la carga emocional es mayor entre amigos. Y en una relación empresarial de amistad también es fácil caer en la tentación de ser menos formales y estrictos. Esto puede llevar a una falta de disciplina y profesionalidad y acabar afectando al rendimiento del negocio.

La Empresa Nacional de Innovación, ENISA, entidad pública que apoya a emprendedores y pymes en España, enumera como principales razones del cese de operaciones de las compañías creadas con amigos las discrepancias entre cofundadores, la dificultad para conseguir nuevo capital o la imposibilidad de formar el equipo adecuado.

 

Cómo hacer que el tándem socios-amigos funcione

Para que la amistad no sea un obstáculo a la hora de emprender, es conveniente sentar las bases del acuerdo empresarial y dejar por escrito un “pacto de socios”. Es la clave para lograr el éxito y que la amistad no se vea afectada. Se trata de un documento con validez legal que rige cómo va a funcionar una compañía y establece las reglas de juego entre los inversores en la firma. El documento debe incluir:

Roles y responsabilidades: cada fundador debe saber qué se espera de él en términos de tareas, objetivos y contribución al negocio. Hay que dejar claro en qué áreas tiene autoridad para tomar decisiones. Esto no solo agiliza el proceso, sino que también evita confusiones y duplicidades. Además, asignar responsabilidades específicas a cada socio asegura que todas las áreas clave del negocio estén cubiertas. Una definición clara de roles y responsabilidades minimiza las posibilidades de conflicto al concretar quién es responsable de qué, evitando así solapamientos y malentendidos.

Aportaciones: debe quedar claramente estipulado que aporta cada socio al proyecto para evitar futuras disputas: los aportes Iniciales; que pueden incluir capital, propiedad intelectual, trabajo o experiencia. Estas contribuciones sirven como base para determinar la distribución inicial de las acciones.

Estructura accionarial: establecer la estructura accionarial es un paso fundamental en la creación y gestión de una empresa. Este proceso define el porcentaje de participación que tendrá cada uno en el capital de la empresa, lo que afecta tanto la toma de decisiones como la distribución de beneficios. Para ello, es esencial elaborar un cap table o documento que detalla cuántas participaciones o acciones tiene cada socio.

Mecanismos de resolución de conflictos: los socios pueden tener visiones diferentes sobre determinados aspectos del negocio. Es conveniente establecer un órgano dentro de la compañía o despacho que se encargue de la resolución de conflictos. Puede ser a través de un mediador externo o de un proceso interno acordado. Tener un sistema establecido puede salvar la relación y el negocio en momentos de desacuerdo.

Salida del negocio: es difícil pensar en la separación cuando aún se está empezando, pero es importante tener un plan en el caso de que uno de los socios quiera dejar el negocio. Esto debe incluir la valoración de la participación, las opciones de compra y los términos de salida. No obstante, para evitar el abandono de socios, es posible recurrir a fórmulas como el vesting, un mecanismo que garantiza la permanencia durante un periodo de tiempo determinado y desincentiva la salida para que centren sus esfuerzos en impulsar el proyecto.

Entrada de nuevos socios: hay que dejar establecido cómo se realizará la entrada de nuevos socios con criterios de selección claros y redactar un documento que defina sus derechos (voto, beneficios) y obligaciones (responsabilidades, compromisos), incluyendo la cantidad de capital a aportar y la participación accionarial correspondiente. Además, es fundamental mantener una comunicación abierta con los socios actuales y considerar las implicaciones legales y fiscales para asegurar una integración exitosa.

Dedicación: es importante establecer el tiempo que cada uno de los fundadores va a dedicarle al negocio: horas de trabajo, disponibilidad para reuniones y tiempo invertido en desarrollo estratégico. También si pueden participar en otros proyectos simultáneamente. Esto ayuda a prevenir malentendidos y conflictos futuros. Una distribución desigual puede causar resentimiento y afectar a la moral del equipo.

Confidencialidad: cuando dos o más emprendedores deciden poner en marcha un proyecto, lo hacen desde la relación de confianza. Pese a ello, es recomendable incluir una cláusula en el pacto de socios que establezca que ninguno utilizará la información de la empresa para la realización de otras actividades de las que se beneficie de forma personal.

 

 

 

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