Como agua y aceite. Si eres de los que piensan que “presupuesto de estudiante universitario” y “ahorro” son dos realidades incompatibles, pon en práctica las siguientes recomendaciones para que tus finanzas te permitan generar un colchón financiero con que abordar imprevistos, darte algún capricho y dormir más tranquilo. ‘Spoiler’: el ahorro durante esta etapa de estudio, como en cualquiera otra, va a requerir de algún esfuerzo y mucha previsión. La buena noticia es que una vez que incorpores estos hábitos en tu vida diaria, comprobarás cómo no es tan difícil ver crecer tu saldo bancario a final de mes.
Mentalidad ahorradora
Si estás dispuesto a ahorrar, el primer consejo es comenzar poco a poco. A continuación, vamos a proponer varias medidas de ahorro, en ningún caso el modelo pasa por aplicar todas, si no ir probando para identificar las que te requieren menos esfuerzo. El objetivo es incorporar las rutinas que quieras gradualmente: de nada sirve apretarse en exceso el cinturón un mes si al siguiente se vuelve a las andadas.
El otro punto de partida, es mentalizarte de que tu estilo de vida debe ajustarse al presupuesto con el que cuentas y, en su caso, a los ingresos más o menos ocasionales que puedas conseguir por la realización de algún tipo de trabajo. Ajustar el gasto a esta realidad es la clave principal, la segunda es ser capaz de arañar algunos euros para ir engordando la hucha. Una práctica de gran utilidad a lo largo de toda la vida.
Busca una motivación
Puede ser un largo viaje de fin de carrera o el pago del máster, independizarte lo antes posible o preparar un plan de pensiones. Lo importante es que encuentres una razón que te motive a afrontar las rutinas de ahorro como una oportunidad, no como un sacrificio.
Ahora traduce esta motivación en una cifra de ahorro mensual o semanal, este último más afrontable para la economía de un universitario. No olvides que el objetivo tiene que ser compatible con tus gastos y presupuesto. Más adelante veremos cómo, euro a euro, es posible conseguirlo.
Súbete a un vehículo de ahorro
Es importante que la mucha o poca cantidad que vayas ahorrando esté en un lugar a salvo de impulsos derrochadores. Lo más habitual es que confíes en la oferta de alguna entidad de ahorro y previsión, como Mutualidad. Estudia el mercado. Un buen criterio de selección es en función del plazo de disponibilidad de los ahorros que estimas. Si es en un plazo menor, puedes valorar las cuentas de ahorro bancario para menores de 30 años, tratando de dar con una con cero comisiones o las menores posibles. Otra opción es buscar soluciones como Plan Ahorro Flexible, que permite disponer de los ahorros y rentabilidades sin penalizaciones.
Si manejas un plazo de ahorro superior a los tres años, puedes barajar vehículos de inversión más estables. Plan Ahorro 5 permite recuperar el ahorro conseguido sin tributar por los intereses pasados los cinco años. Sea cuál sea, infórmate: hay productos adecuados para cualquier perfil de ahorrador, incluso de universitario.
Consejos para ahorrar mientras estudias
Hasta aquí lo más sencillo, ahora llega el momento de empezar a aplicar esos gestos de ahorro que te permitan llegar a fin de mes, habiendo guardado unos cientos de euros.
Distingue entre los tipos de gastos. Hay gastos que son necesarios, como la alimentación, pago de vivienda y consumos, estudios, etc; es una partida donde puedes hacer algunos ajustes pero que hay que asumir como gastos generales. Un segundo tipo de gastos son los útiles necesarios, tu tarifa telefónica, ropa extra, gimnasio o los gastos de ocio; sin renunciar a ellos, es posible conseguir un ahorro significativo. Por último, el tercer grupo de gastos es el de innecesarios, muchos de ellos son prescindibles como servicios de streaming, cosmética de alta gama, viajes y escapadas o grandes gastos relacionados con el ocio.
Cómo ahorrar en los gastos útiles necesarios. Esta partida ofrece posibilidades de ahorro, por ejemplo:
- Come más en casa: reduce tu presupuesto en alimentación renunciando a las comidas fuera de casa o llevando un bocata o tartera preparada para cuando comes en la universidad. Para lograrlo, debes hacer un pequeño menú semanal, planifica la compra para que cuando vayas al súper sepas qué vas a preparar para tener algo disponible en la nevera durante los siete días.
- Cocinar es sano y ahorra. dedica unas horas a la semana a cocinar. Es la mejor práctica para renunciar a un gasto tan poco gratificante como el de la comida a domicilio. Poco a poco, la hucha mensual se va llenando.
- Medita tus compras. Desterrar de tu vida la compra por impulso es imprescindible para ahorrar. Si en la app de tu marca de moda has visto una prenda irresistible, antes de hacer clic piensa si realmente la necesitas o si puedes esperar a las rebajas. Aún mejor, si aguantas un día para tomar la decisión, puede que a la mañana siguiente no te parezca tan imprescindible.
- Segunda mano. Es una buena fórmula de ahorro para hacerte con libros de la universidad o de lectura, ropa e incluso electrónica.
- Vende lo que no utilizas. Las apps de venta entre particulares son una gran opción para convertir en cash muchas de las cosas que no utilizas. Sé realista, no te vas a forrar, pero todo suma a tu objetivo de ahorro.
Cómo ahorrar en los gastos innecesarios: tú ya tienes la respuesta, no haciéndolos. Cada uno sabe cuál es su debilidad, puede que no sea necesario ir de concierto o de finde cada mes, que un perfume de supermercado te convierta en tan irresistible como uno anunciado por una estrella de Hollywood… Piensa que siempre te puedes dar un capricho, pero no los conviertas en rutina; renunciar a que tu móvil sea el más molón puede resultar extrañamente gratificante.
Aprovecha los descuentos para estudiantes. La tarjeta de estudiante o tu carné universitario da derecho a descuentos en el cine y en ciertos restaurantes, en medios de transporte o para compras informáticas: informarte suma.
¿Has pensado en trabajar? En muchas partes del mundo es habitual que los universitarios compatibilicen sus estudios con trabajos No es exactamente una medida de ahorro, pero trabajar los fines de semana, en verano, dando clases particulares o como asistente virtual (como freelance online) puede acercarte a la meta de ahorro antes de lo previsto.
Invierte. No es una opción apta para todos los perfiles de ahorrador, ya que cualquier tipo de inversión conlleva el riesgo de pérdida. Sin embargo, si estás dispuesto a dedicar el suficiente tiempo a estudiar un poco el mercado probar, pero siempre con cantidades reducidas cuya pérdida no te aleje de forma importante de tu objetivo.
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