La primera (y gran) pregunta que se hace un ahorrador o inversor es cómo sacar el máximo partido a su dinero con el menor riesgo posible. No hay una respuesta sencilla a esta cuestión. Todo depende del perfil de riesgo que uno quiera (o pueda) asumir: bajo, moderado o alto. Pero sí hay una estrategia que reduce la exposición a ese riesgo: la diversificación. De eso hablamos en este post.
Un estudio reciente del Observatorio de Ahorro Familiar (OAF) sobre “Las finanzas de los nativos digitales y millennials españoles” nos recuerda que la principal barrera a la inversión “es la falta de un conocimiento financiero adecuado”. También que conocer los beneficios de la diversificación es todavía una asignatura pendiente en la población española.
Porcentaje por edades de quienes responden correctamente a las preguntas sobre la diversificación. Fuente: OAF
Edad | Diversificación |
20-29 | 59,6 |
30-39 | 58,3 |
40-74 | 59,9 |
20-74 | 59,6 |
Según el citado estudio, a este respecto solo aprueba el 59,6% de los encuestados. No hay apenas diferencias por edades, aunque sí por géneros, donde las mujeres obtienen puntuaciones porcentuales más bajas (52%) que los hombres (67,5%). “Curiosamente –señala el estudio– las mujeres jóvenes entienden mejor los conceptos de inflación y diversificación que las mayores”.
Porcentaje por edades y género que responden correctamente a las preguntas sobre la diversificación. Fuente: OAF
Edad | Mujeres | Hombres |
20-29 | 54,5 | 67,0 |
30-39 | 53,6 | 66,1 |
40-74 | 50,7 | 67,9 |
20-74 | 52,0 | 67,5 |
El dato positivo es que las jóvenes generaciones han mejorado su educación financiera. El negativo, según el OAF, “es que queda mucho por hacer para crear una verdadera cultura del ahorro en estos colectivos, así como en el total de la población”.
Por todo lo anterior, conocer qué es la diversificación y sus beneficios acorta distancias para tomar las mejores decisiones financieras para el bolsillo de ahorradores e inversores.
¿Qué es la diversificación?
La versión corta se puede sintetizar en ‘no confiar todo nuestro capital a un activo’. La versión larga, para Economipedia, en componer una cartera o porfolio inversor “con activos de diversa naturaleza, origen y sector. De esta manera mantendremos nuestra rentabilidad con una menor exposición al riesgo”. Los retornos positivos compensan los negativos. Aquí la suma es lo que importa.
Adoptar una estrategia de diversificación implica configurar una cartera de inversión o ahorro, que estará determinada por el nivel de riesgo que se quiera asumir. Para un perfil ahorrador conservador (bajo riesgo), el portafolio puede incluir planes de pensiones, seguros de ahorro (PIAS, SIALP, PPA), unit linked, depósitos, deuda pública (bonos, letras y obligaciones). Para un perfil inversor más agresivo: fondos de inversión, acciones, fondos cotizados (ETF), fondos estructurados, divisas, entre otros.
Beneficios de la diversificación
- Reduce el riesgo. Combinar distintas clases de activos, sectores económicos y mercados reduce la exposición al riesgo de un solo activo.
- Genera nuevas oportunidades. Una cartera diversificada permite optar a nuevas oportunidades de inversión y rentabilidades.
- Crecimiento a largo plazo. La diversificación no es para inversores cortoplacistas. Se trata de una estrategia de crecimiento sostenible y duradera a largo plazo.
Cómo construir una cartera diversificada
Define tu perfil de riesgo y plantéate metas financieras claras. Te ayudará formularte preguntas del tipo: ¿Buscas crecimiento a largo plazo? ¿Prefieres arriesgar o ir sobreseguro? ¿Estás dispuesto a combinar ambos? ¿Tú capital te permite crear una cartera diversificada?
Analiza los vehículos de ahorro e inversión que encajen con tu perfil de riesgo. El OAF nos recuerda que la literatura financiera más reciente “señala la importancia que tiene la comprensión de los mercados financieros y los vehículos de inversión de cara a la gestión del ahorro a lo largo de la vida, que es un pilar fundamental del bienestar financiero de la población”.
Elige activos de baja correlación, es decir, que no se relacionen mucho entre ellos para, precisamente, reducir el riesgo.
Busca el equilibrio. A la hora de construir una cesta, busca el equilibrio entre aquellos productos de ahorro e inversión seguros y rentabilidad baja y los de rentabilidad y riesgo altos. Para los expertos, la distribución de capital entre acciones y bonos en una proporción de 60/40 o 50/50 es un buen punto de partida: la volatilidad de la renta variable quedaría compensada por los rendimientos fijos de los bonos. Un método popular para calcular ese porcentaje de asignación consiste en restar tu edad a 100; por lo que, a más edad, lo recomendable es asumir menos riesgos.
Revisa la cartera periódicamente. De esta manera te aseguras que la distribución de activos se ajusta a tus metas financieras y que se adapta a las coyunturas del mercado.
Y, por supuesto, déjate asesorar por expertos. El riesgo cero no existen en los productos financieros. Por ello, siempre conviene asesorarse bien por profesionales expertos en la materia y/o pedir ayuda en caso de necesitarla.
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