Ambar Partners es el proyecto con el que esta abogada madrileña está demostrando que hay otra forma de hacer abogacía. En el Día de la Mujer Emprendedora, Rosa Espín lanza un mensaje optimista de cambio pero exigente con todas las partes.
‘Olvídate de todo lo que sabías sobre servicios legales’ es el mensaje que recibe a quien visita la web de Ambar Partners. Un mensaje provocativo para un despacho disruptivo, que desde su nacimiento en 2020 no ha pasado inadvertido, siendo la única firma no anglosajona incluida en el ranking mundial de Chambers and Partners.
El despacho madrileño Ambar Partners ha roto las costuras de los servicios jurídicos de élite con una propuesta que fusiona talento flexible y tecnología a la medida de cada proyecto. Al frente de una de las firmas más innovadoras de la abogacía española se encuentra Rosa Espín, quien comparte las labores de CEO con su socio Manuel Deó. En conversación telefónica, reflexiona sobre el Día Internacional de la Mujer Emprendedora en este 19 de noviembre.
Por favor, preséntenos Ambar Partners
Somos la primera firma de servicios legales alternativos que hay en España. Nos dedicamos a diseñar el mejor equipo jurídico para cada uno de nuestros proyectos y somos muy intensivos en tecnología. Nacimos hace dos años, cuando Manuel Deo y yo, después de trabajar más de 12 años en el despacho americano Latham&Watkin, decidimos abrir nuestra propia firma con la misión de dar una alternativa responsable al ejercicio profesional del abogado de élite en España, ofreciendo una solución moderna a los problemas de nuestros clientes.
¿Los premios recibidos confirman que el de la digitalización es el camino a seguir?
Creo que se ha premiado la innovación, la excelencia, la flexibilidad, la eficiencia… pero sobre todo la innovación en el sector jurídico. Y sí, es cierto que es un sector tradicional, sin embargo en los últimos años han surgido muchas soluciones que han calado y ya forman parte de muchos de los grandes despachos. Pero la digitalización es un tema de máxima actualidad porque aporta muchísimo. No se trata de que el abogado desaparezca sino de todo lo contrario, de que pueda centrarse en lo que hace bien, que es asesorar. Para lograrlo es necesario que todos los procesos más rutinarios y administrativos pasen a ser digitales, automáticos e inteligentes.
Como miembro de Women in a Legal World, que promueve el talento femenino en el sector legal, ¿predica con el ejemplo en su despacho?
En Ambar apostamos por un modelo de meritocracia, y creemos muchísimo en las mujeres, de hecho son mayoría en el equipo. En los puestos de dirección, Manuel y yo tenemos la posición de CEO, pero nuestra CTO [director de tecnología], también es mujer. Lo mismo ocurre en muchos de los otros puestos directivos, algo que no es habitual ni en el mundo legal ni en el de la tecnología.
¿Por eso sigue siendo necesario celebrar un Día Internacional de la Mujer Emprendedora?
Me parece positivo hasta que alcancemos la igualdad total. Un día en que recordamos la importancia de crear esas condiciones que permiten a la mujer ser parte real del emprendimiento, pero ya hay datos positivos que conviene recordar. Uno que me gusta es el que aporta el Mapa del emprendimiento de South Summit de este año, qué dice que el porcentaje de mujeres emprendedoras españolas es del 20%, ligeramente superior al 17% de media en la Unión Europea. Y aunque aún estemos muy lejos de la igualdad, es una cifra a resaltar. También es importante saber que, por primera vez en 2021, el porcentaje de mujeres que emprendió su propio negocio fue superior al de hombres. En los últimos años, las mujeres han sido un importante factor de crecimiento en el emprendimiento español.
Una realidad que cuesta visualizar en la abogacía…
Sí, hay pocas mujeres en puestos de liderazgo, y pocas mujeres liderando proyectos emprendedores en el sector jurídico, pero también creo que esta cifra irá en aumento.
¿Qué debería cambiar?
La falta de modelos en los que la gente más joven pueda fijarse. Creo que al final haces mucho lo que ves, y a medida que vayamos viendo liderazgo femenino en las organizaciones del sector jurídico, habrá más mujeres que lo intenten.
¿Un espejo en el que mirarse?
Uno de los mayores obstáculos para el emprendimiento de la mujer, y también pienso que en cuestiones de liderazgo, es el miedo al fracaso. Creo que en la mujer sigue habiendo mucho miedo al fracaso y una de las maneras de superarlo es viendo que otras personas lo han conseguido, que no tienes porqué ser la primera que lo hace.
Para empezar, ¿no deberíamos ver a más mujeres sentadas en los consejos de las grandes firmas?
Las mujeres son una mayoría aplastante en las aulas de Derecho y también en el ingreso a los grandes despachos, pero hay un momento en que tiene una gran dificultad. El reto real de la mujer se da cuando entra en la edad en que quiere ser madre. Es ahí cuando se produce una fuga de talento femenino muy importante, y es ahí donde las firmas tienen que poner todo su esfuerzo con iniciativas que tengan impacto real en esa conciliación necesaria para retener ese talento.
¿No es una gran contradicción que ser madre penaliza en una sociedad que necesita de la familia?
Es un tema complicado, pero en el que todo el mundo puede y debe aportar para cambiar esa mentalidad. Empezando por los clientes, donde muchas son mujeres, y ellas, como todos, deben entender que una abogada quiera ser madre, y que durante unos meses va a estar ausente por el cuidado de su hijo. Hay que enterrar viejos prejuicios, porque a mí me cuesta creer que la sociedad siga con esa mentalidad, que debemos ya dar por superada, lo importante es que haya una vocación real de cambio.
¿Qué valores aportan las mujeres emprendedoras?
Una característica general del modelo de liderazgo femenino, o de la mujer en general, es que tenemos una mayor capacidad para actuar en muchas direcciones gestionando muchos temas al mismo tiempo. Creo que ese análisis desde muy diferentes enfoques nos da una ventaja importante a la hora de tomar decisiones y para enfrentarnos a momentos de crisis. Tenemos muchísimos valores que aportar que quizás sean más innatos en nosotras que en los hombres.
¿Qué consejo final puede lanzar a esas colegas que sopesan el emprendimiento como vía de desarrollo profesional?
Que no tenga miedo al fracaso, de todos los proyectos se aprende y se saca algo positivo. Que tenga mucha confianza en lo que decida montar, y lo haga con toda la ilusión y con toda la pasión.