La idea de montar un despacho profesional propio es un sueño que muchos abogados han tenido alguna vez en su vida. Sumado a ello, un mercado laboral cada vez más competitivo, con 800.000 abogados colegiados en España, “obliga” a muchos letrados a embarcarse en la aventura de emprender. Sea por necesidad o por ganas de ser sus propios jefes, los abogados emprendedores se enfrentan a los mismos miedos e incertidumbres.
De eso sabe mucho Tania Fernández Jiménez, licenciada en Derecho, técnico-asesor de emprendimiento y vocal de ANAGSE (Asociación Nacional de Abogados y Graduados Sociales Emprendedores). “Cuando comienzas hay mucho miedo, mucho desconocimiento y te sientes muy solo”, nos cuenta. Quizás por ello se siente orgullosa de ser parte y una de las integrantes iniciales de ANAGSE.
“Hace unos cuatro años, en una Escuela de Práctica Jurídica, con un grupo de compañeros, nos dimos cuenta de que todos teníamos los mismos problemas. Así surgió la idea de asociarnos; ese fue el origen de ANAGSE”, explica.
Dudas e inquietudes
Esta abogada nos cuenta que en el día a día de la asociación “lo que más ayuda y funciona es un foro interno donde cada uno cuenta su problema y entre todos nos ayudamos en las áreas que más dominamos, desde conocimientos jurídicos o legales hasta otros como poner en marcha una web, las redes sociales, fiscalidad, facturación…”.
¿Las mayores inquietudes de los emprendedores? “Suelen ser las relacionadas con la burocracia asociada a la hora de poner en marcha sus despachos, sobre la inversión inicial, sobre cómo captar clientes y mantenerlos, sobre cómo minutar su trabajo, etc.”.
Especialistas en todo
José Luis Bermúdez Salinas tiene 33 años e iba para funcionario en Lugo. “Estaba preparando una oposición y hubo un momento en que no salían en Galicia, así que decidí montar un despacho propio. El primer caso lo tuve en 2011 y llevo unos cinco años ejerciendo”, explica.
Cuenta su experiencia con mucho humor: “Terminas la formación y te encuentras con que tienes que ser especialista en marketing, fiscalista, medio psicólogo para tus clientes y luego, encima, no sabes cobrar”. Se refiere así a los aspectos no jurídicos que es necesario afrontar como emprendedor y que poco tienen que ver con lo que te enseñan en los libros. Frente a ellos, “la motivación, la vocación y las ganas de superarte día a día son imprescindibles”.
José Luis cuenta los tres aspectos básicos a los que más le costó hacerse: conseguir clientes, las obligaciones fiscales y aprender a minutar. “Tienes que darte a conocer y hacer una inversión en marketing y trabajar las redes sociales; poco a poco vas aprendiendo sobre tecnología, posicionamiento en Google, etc. Tienes que salir de la torre de marfil del trabajo en tu despacho y el juzgado”. Además, “también te enfrentas al tema fiscal, que al principio desconoces. En mi caso, me comprometí a aprender sobre mis obligaciones fiscales como emprendedor”, agrega. Sumado a ello, “en la práctica no sabes cómo minutar, cuánto cobrar a los clientes, etc.”.
Hoy, José Luis tiene su despacho multidisciplinar junto a otros compañeros en Lugo y es abogado en el Turno de Oficio por vocación: “Se aprende mucho y también te permite conocer gente, porque al final esta profesión no deja de funcionar por el boca a oreja”.
Finanzas y red de colaboradores
Inmaculada López Hernández siempre ha trabajado por cuenta propia desde que se colegió hace ocho años. “No ha sido un camino fácil, pero ha valido la pena; he empezado a ejercer relativamente tarde y ha sido un reto personal y profesional. Cuando ves que puedes sacar adelante tu propio despacho y que puedes vivir de ello, es muy gratificante”.
Inmaculada trabajó alejada del ejercicio de la Abogacía durante muchos años tras licenciarse. Cuando decidió lanzarse en la profesión lo hizo en Colmenarejo, su pueblo de 8.000 habitantes. “Los primeros años lo tenía que compaginar con otros trabajos y con los ingresos de mi marido, porque solo con los míos como abogada no podía vivir. Luego entré en el Turno de Oficio y desde entonces lo compatibilizo con mi actuación a nivel particular como letrada”.
“Tengo un despacho en un centro de negocios en el núcleo urbano; en un pueblo conoces mucha gente y hay muchas posibilidades de captar clientes. La mayor dificultad que encontré al comienzo fue la de poder canalizar mis dudas y consultas con el propio Colegio de Abogados”, explica la letrada. “Tuve que emplear mucho tiempo en cursos de formación tipo roleplay, casos prácticos, etc., para sentirme más segura en la práctica jurídica”, detalla.
Cuando le preguntamos qué consejos le daría a alguien que quiere emprender, no lo duda: “Le aconsejaría que tuviera muy controlada la parte financiera, porque muchas veces nos tiramos a la piscina sin hacer números y tener en cuenta cuánto tiempo vamos a poder mantener la actividad sin ingresos. Es fundamental hacer un plan de negocio. Otro aspecto importante es hacer una buena red de colaboradores, acudiendo a sitios de coworking y cursos que te puedan poner en contacto con otros compañeros”.
Una carrera de fondo
Pablo Valtueña Angulo tiene 56 años y es de Madrid. Después de 35 años como comercial y trabajando en una multinacional, decidió terminar la carrera y emprender en el mundo de la Abogacía.
“El auténtico reto al que nos enfrentamos cuando comenzamos en la profesión es el tema económico. Durante los primeros años las expectativas son de pobreza laboral, que en mi caso se atenúa un poco porque yo tengo una hucha después de tantos años de trabajo, pero es una carrera de fondo”, explica.
Defiende la necesidad de que los abogados emprendedores cuenten durante los primeros años con más apoyo, como el coworking, y ayudas para la formación continua o la inversión hasta conseguir una cartera de clientes.
A pesar de las dificultades, no duda cuando le preguntamos por qué emprender: “Porque amamos nuestra profesión, porque tenemos ganas de ser abogados, no para ganar dinero”, finaliza Pablo Valtueña.
Pasos para poner en marcha tu despacho profesional
PASO #01
¿De verdad quieres emprender? ¿Tienes las cualidades necesarias?
Emprender es una carrera de fondo. Las cualidades y capacidades que tenemos, así como las circunstancias que nos rodean en el momento de emprender, son factores fundamentales para el éxito. De ahí la necesidad de hacer un sincero ejercicio de autoevaluación de los pros y los contras. Evaluar hasta qué punto estás capacitado para emprender te ayudará también a reconocer tus carencias y buscar soluciones a través de la formación, el asesoramiento, etc.
PASO #02
Elije tu idea de negocio
Antes de lanzarte a emprender, es preciso reflexionar sobre tu idea de negocio. Es recomendable que hagas un análisis DAFO (identificación de Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades), ya que te permitirá evaluar tus fortalezas y debilidades para establecer pautas para potenciar las primeras y minimizar las segundas.
PASO #03
Elabora un plan de empresa
Hay que confeccionarlo aun si la empresa que vas a crear es pequeña, ya que te ayudará a optimizar tus posibilidades y a garantizar un control permanente sobre su buena marcha. Además de como hoja de ruta, te servirá para presentar a terceros (por ejemplo, al buscar financiación), así como de guía para estimar la viabilidad del despacho (cuándo será sostenible y el mínimo de servicios jurídicos que deberías vender al mes).
PASO #04
Plan económico-financiero
En este punto cuantificaremos la inversión inicial necesaria que dependerá de las circunstancias de cada proyecto. Ten en cuenta los siguientes gastos:
- Constitución de la empresa: darse de alta como autónomo o formalizar una comunidad de bienes o una sociedad civil no conlleva ningún coste adicional asociado. Si optamos por una sociedad limitada, habrá que depositar un capital mínimo inicial de 3.000 euros y abonar los gastos de notaría y registros.
- Colegiación obligatoria en el Colegio que corresponda para el ejercicio de la profesión (abogados, graduados sociales, procuradores, gestores administrativos, etc.).
- Local u oficina: alquiler, más fianza, más licencia urbanística, más obras de acondicionamiento, etc., mobiliario, consumibles y equipos informáticos.
PASO #05
Elección de la forma jurídica
Dependiendo de la forma jurídica que adopte tu despacho, así generarás distintas obligaciones fiscales, contables y laborales. En la página del Ministerio de Industria centrada en los emprendedores y las pymes tienes un simulador de formas jurídicas.
¿Qué forma elegir? Según las estadísticas, las empresas incluidas en el Sector de Actividades Jurídicas, Contabilidad, Auditoría y/o Asesorías Fiscales se constituyen mayoritariamente como autónomos (profesionales individuales), seguidos muy de cerca por la sociedad limitada.
PASO #06
Ubicación de tu despacho
Sea cual sea la ubicación de tu despacho, acércate al ayuntamiento que corresponda y pregunta por las licencias necesarias para iniciar la actividad. La Ley de Economía sostenible de 2011 eliminó la obligación de obtener la denominada “Licencia de apertura e inicio de actividad de los ayuntamientos” para casi todas aquellas actividades calificadas de inocuas, como es el caso. Basta únicamente con una comunicación previa o declaración responsable con el cumplimiento de los requisitos de la actividad, para que posteriormente un técnico del ayuntamiento se pase a comprobar que todo está correcto.
PASO #07
Página web e internet
Es una herramienta imprescindible. Establece un presupuesto: diseño, hosting, dominio y publicidad en redes. Cuida mucho el diseño para dejar una muy buena primera impresión, cerciórate de que tu página es usable, que la información detallada es clara y concisa, así como los servicios que ofertas. Sé constante publicando artículos en un blog para trabajar el SEO y mostrar tus conocimientos en tus ámbitos de especialidad. También existen en la red numerosos directorios legales que conectan a los usuarios con los abogados.
PASO #08
Conoce la normativa
Las sociedades profesionales que brindan servicios jurídicos suelen denominarse firma de abogados, bufete de abogados o estudio jurídico, y se regulan, entre otras, por la Ley 2/2007 de Sociedades Profesionales. Pueden constituirse bajo cualquier forma societaria y posteriormente inscribirse en el Registro de Sociedades Profesionales del Colegio que corresponda.
Para ejercer de abogado en España es obligatorio estar colegiado y cumplir con lo establecido en el Estatuto General de la Abogacía Española y en el Código Deontológico de la Abogacía Española.