Si hablamos de tu currículo, seguro que lo primero que se te viene a la mente es reflejar de la mejor manera posible tus años de formación y experiencia laboral. Estos conocimientos, junto a las habilidades mecánicas (como destrezas manuales, coordinación, visión periférica, etc.), son las llamadas habilidades técnicas o hard skills, en inglés, habilidades duras.
Son importantes, sin lugar a dudas. Ahora bien, tanto en la selección de un candidato como para impulsar las carreras profesionales, cada vez adquieren mayor relevancia las habilidades blandas o soft skills.
¿Qué son?
Capacidad de trabajar en equipo, liderazgo, resolución de conflictos, comunicación, pensamiento crítico, fluidez de ideas, escucha activa, autonomía, flexibilidad, empatía…. Las habilidades blandas son competencias sociales o capacidades que adquirimos en el día a día y que resultan especialmente relevantes hoy más que nunca en el contexto laboral.
Su propia revolución
¿Por qué son cada vez más apreciadas y necesarias para tener éxito en nuestro trabajo? Porque nuestro mundo está cambiando de forma vertiginosa de la mano de la tecnología y el reto decisivo es desarrollar las habilidades que nos permitan adaptarnos al nuevo escenario del empleo.
Ello queda muy bien reflejado en el informe ‘La revolución de las competencias’ de ManpowerGroup: “La creatividad, la gestión de equipos, la inteligencia emocional y la negociación son las habilidades que explotarán el potencial humano y permitirán a las personas mejorar a los robots, en lugar de ser sustituidas por ellos”.
¿Por qué potenciarlas?
“Si bien las habilidades duras pueden ayudar a un solicitante de empleo a ‘poner un pie en la puerta’, son las habilidades blandas de una persona (su ética laboral, actitud, habilidades de comunicación e inteligencia emocional) las que son cruciales para el éxito profesional”. Responde a esta pregunta sin rodeos el informe ‘Brindging the Soft Skills Gap’, de la Fundación Cámara de Comercio de Estados Unidos.
¿Se pueden entrenar?
La buena noticia es que, al igual que las habilidades duras, las soft skills se pueden aprender y entrenar. La mala es que no suele estar contemplado en las carreras y titulaciones tradicionales.
Frente a ello, existen métodos educativos más innovadores que permiten desarrollar y potenciar las mismas. Buen ejemplo de ello son los bootcamps, programas muy intensivos y prácticos que busca dar solución a un problema o generar un nuevo modelo de negocio trabajando en equipo, y que requieren que los participantes pongan en práctica sus habilidades blandas.
Demuestra tu valía
Puede que te preguntes: ¿Cómo demuestro mis habilidades blandas? En primer lugar, los reclutadores y empresas valoran tu iniciativa de potenciarlas a través de cursos o talleres. Así que destaca los mismos en tu currículo.
Por otro lado, en las entrevistas de trabajo, las anécdotas son la mejor forma de transmitirlas. Por ejemplo, prepara ejemplos, amenos y bien contados, de situaciones en las que has asumido un reto, un trabajo en equipo, una colaboración con colegas, etc.
