Mónica Pereira Davila, psicóloga en el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid ha atendido a decenas de personas durante el confinamiento y, especialmente, ha prestado servicio a distintos profesionales del sector de la abogacía.
“Las primeras demandas que nos encontramos hablaban de incertidumbre y miedo a lo desconocido”, apunta, “todo era absolutamente nuevo para todo el mundo, y además había mucha sobreinformación”. Ese tsunami de datos, junto con las novedades regulatorias constantes, era especialmente grave entre los abogados, que tienen, por deformación profesional “tendencia a la documentación”, según Pereira.
Ahora que comienza la desescalada, la sensación “de incertidumbre ha dejado paso a más consultas de estrés adaptativo: ansiedad, síntomas depresivos y agravamiento de patologías previas en los casos en que existían”. Vuelve “la angustia de la incertidumbre otra vez, pero ahora tenemos claro que la normalidad no va a volver, sin saber aún qué vendrá”.
Mónica Pereira
Necesidad de control
La necesidad de control que muchos ciudadanos tradujeron al principio del confinamiento en compras innecesarias es más acusada en los abogados, que se ven además ante un sistema legal anticuado, con una deficiente digitalización en la que muchos no tenían suficiente soltura. “Algunos han tenido que gestionar por primera vez sistemas y documentos online y no han sabido, lo que les ha producido mayor sensación de descontrol”, añade.
Otra consulta habitual en este servicio de apoyo psicológico es el miedo a resultar contagiados en el ejercicio del turno de oficio en lugares que no contaban con todas las medidas de seguridad deseables. “La situación ya ha mejorado”, señala Mónica Pereira, “y aún así les recomendamos que lleven mascarillas y guantes de sobra por si no se le facilitan al detenido”. Sin embargo, para bajar el nivel de angustia ha sido clave hacer hincapié en la función esencial que cumple el turno de oficio: “Como los sanitarios o los agentes de policía, los abogados de oficio también son un servicio esencial para la sociedad, un derecho fundamental, y recordar eso les ayuda ser conscientes del propósito y significado de su trabajo”, y añade: “Saber qué hago, por qué y para qué lo hago ayuda mucho a afrontar con calma situaciones que han sido muy, muy difíciles”.
Pensamiento catastrofista
Los psicólogos que han atendido las consultas se han volcado en escuchar y apoyar, pero también en facilitar estrategias para afrontar el futuro con mayor bienestar. Según Mónica Pereira, el pensamiento anticipatorio suele ser negativo, catastrofista: “Nos ponemos en lo peor, aunque racionalmente sea lo más improbable”, explica, “debemos centrarnos en lo que sabemos y en lo que está ocurriendo, el aquí y el ahora”.
Parte de ese pensamiento anticipatorio frecuentemente estaba relacionado con la incertidumbre económica. Entre las noticias falsas que llegaban por redes sociales o mensajes de Whatsapp, y las noticias verdaderas sobre el impacto económico de la pandemia, no han sido pocos los mutualistas que temían por sus ahorros o su jubilación. Pero si algo puede ser de ayuda es precisamente “contar con un plan de gestión económica para cubrirnos, un colchón con el que sentirnos más seguros”, subraya Pereira.
Ansiedad ante la desescalada
Tras las últimas medidas de desescalada, no pocos ciudadanos han mostrado cierta reticencia a salir a la calle: “No nos acabamos de fiar de que la situación esté controlada, pero hay que salir y superar esa ansiedad”, explica esta profesional, “vemos más gente que antes en la calle y eso nos preocupa, pero tomando las medidas adecuadas, debemos superarlo”. Recomienda empezar por salidas breves hasta que nos vayamos sintiendo confiados y acudir a un profesional en busca de herramientas y estrategias adecuadas si la ansiedad persiste.
Este es un periodo muy anómalo de nuestras vidas y está lleno de aprendizajes, pero también de miedos, y Mónica Pereira asegura que es normal: “El miedo es una emoción evolutiva que nos hace prudentes, precavidos, pero si nos paraliza, deja de ser funcional”.