Estudiar Derecho no es fácil, ya sea en la carrera universitaria, un máster o una oposición o posgrado. Las horas de estudio que debemos dedicar no nos las quita nadie. Eso sí, podemos hacer que esa dedicación sea más efectiva si aplicamos técnicas de organización y de estudio. A la vez, conseguiremos estar más motivados y huir de la monotonía.
Cada persona tiene diferentes habilidades y potencial. Por ello, cada uno debemos encontrar aquellas técnicas de estudio que se adecuen mejor a esas habilidades. Lo que funciona muy bien para uno, no tiene por qué hacerlo para otro. Ahora bien, hay ciertas pautas que nos vendrán bien a todos. Vamos a repasar algunas de ellas.
Elabora un calendario de estudio
No es lo mismo tener un calendario de estudio en la cabeza que plasmarlo. Escribirlo o programarlo reduce la ansiedad y torna más realista y efectivo el estudio. Tienes que dividir los días de estudio en dos bloques (mañana y tarde) y, a partir de ahí, distribuir de forma estratégica el tiempo que se destinará a las distintas asignaturas en función de su complejidad, como mencionamos a continuación. Puedes hacerlo en una plantilla, como toda la vida, o recurrir a aplicaciones como Google Calendar, Calendario Awesome (Apple) o The Homework App, entre otras.
Asigna tareas por complejidad
Haz un horario semanal de estudio en función de la complejidad de las materias (teniendo en cuenta cómo funciona nuestro cerebro). Por ejemplo, en cada bloque (mañana y tarde):
- Materia de dificultad media (precalentamiento).
- Sigue con lo más difícil o lo que requiera más esfuerzo (en este punto está a pleno rendimiento).
- Finaliza con lo más fácil, lo que más te guste y menos trabajo te cueste.
- Si es necesario, puedes hacer un repaso final.
La suma de estos bloques no debe ser nunca superior a 4 horas y con descansos de 10-15 minutos entre cada uno (desconexión total).
Técnicas: subrayado
Esta técnica de memorización, tan conocida y utilizada, consiste en marcar en el texto aquellas palabras que sean relevantes para el tema (solo palabras, no oraciones ni párrafos enteros). Se pueden utilizar diferentes colores de acuerdo a referencias personales. Puedes incluir señales, como flechas, esquemas, signos de exclamación, etc., para llamar la atención. Algunas pautas:
- Nunca subrayes en la primera lectura, solo comenzarás a hacerlo cuando hayas hecho antes una lectura comprensiva del texto.
- Subraya párrafo a párrafo (primero lo lees y luego subrayas).
- Haz un afianzamiento hasta dominar cada epígrafe.
Técnicas: fichas de estudio
Elaborar fichas de estudio puede ser un buen recurso para memorizar leyes, por ejemplo. Mientras las hacemos, vamos memorizando datos y luego nos sirven tanto para repasar como para poner a prueba lo que sabemos. Un truco para memorizarlas más rápido es repetir el contenido en voz alta.
Técnicas: mapas mentales
Los mapas mentales nos permiten relacionar e interconectar los conceptos o ideas principales, creando una imagen global de la asignatura o lección. Se trata de un recurso muy visual que recoge de forma muy escueta, fechas, ideas o pequeñas frases que ayuden a recordar la lección (debe ser información relevante y precisa). Se pueden hacer online e incluso de forma colaborativa, con herramientas como Mindmeister, Wisemapping o Miro, entre muchas otras.
Estudio colaborativo
Está demostrado que el aprendizaje colaborativo tiene sus ventajas en el proceso de adquisición de conocimientos, porque este finaliza y se interioriza cuando se verbaliza. Explicar algo es la mejor forma de afianzar ese conocimiento. La tecnología nos permite hacerlo a distancia a través de herramientas online, como StormBoard, Google Drive o Prezi.