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9 agosto 2019

Legal Project Management en los despachos

Esta etapa de cambio que está viviendo el sector legal en España está transformando la forma en que se trabaja y se gestiona un despacho o una firma. En este sentido, una metodología clara, que permita optimizar los recursos, resulta esencial.

Todos sabemos que los clientes son cada vez más exigentes y demandan que las firmas y despachos mejoren de forma continua. En este sentido, el Legal Project Management (LPM)  es una metodología no solo buena para gestionar el trabajo, sino también para mejorar la interacción con los clientes. Nos permite medir y planificar la actividad de los abogados, algo que una década atrás nos parecía increíble y que hoy ha pasado a ser necesario.

Cabe destacar que supone pasar del modelo de facturación tradicional, basado en una tarifa por hora, a un precio fijo, lo que implica una gestión del riesgo tanto del cliente como de la firma.

¿Qué recursos vamos a destinar a un proyecto? ¿Qué procesos vamos a ejecutar? ¿Qué complejidad tiene? ¿Cuánto tiempo vamos a dedicar? Medir es imprescindible, ya no solo para establecer el presupuesto necesario para un proyecto, sino para la propia gestión interna del despacho, para acotar el alcance del trabajo y corregir desviaciones, evitar “fugas”… Esto nos lleva a un bucle de mejora continua.

Eficiencia y competitividad

¿Qué es el LPM? Es la aplicación de conocimientos, técnicas y habilidades del Project Management a la práctica legal. Se empezó a aplicar en el mundo jurídico anglosajón hace una década y en estos años se ha demostrado que ofrece una ventaja competitiva y que mejora notablemente la eficiencia y la calidad del servicio de los despachos. Ello redunda, en definitiva, en una mayor satisfacción de los clientes.

La adaptación y aplicación de estas técnicas de proyectos a los asuntos legales se ha comprobado que permite, por un lado, reducir los tiempos, costes y riesgos del servicio; y, por otro lado, añade valor al cliente, optimizando los recursos, mejorando la comunicación y potenciando la calidad del servicio.

Software de gestión

Por supuesto, el LPM requiere la aplicación de una tecnología capaz de llevar a cabo esta medición y planificación, con la inversión que supone, además de la gestión del riesgo de la que hablamos al principio. Por ello, muchos expertos creen que el LPM está recomendado para proyectos jurídicos complejos, no estructurados, que tienen un objetivo específico y que impliquen diferentes equipos de trabajo.

Sin embargo, muchos creen que el LPM ya no es solo para grandes firmas y vemos cada vez más bufetes pequeños que deciden apostar por él. En este sentido, numerosos expertos consideran que es beneficioso para cualquier despacho, independientemente de su tamaño, siempre que los recursos y la tecnología se adecúen a cada situación.

Además, trae consigo un nuevo perfil profesional dentro del sector legal: el Legal Project Manager o responsable de la gestión del proyecto. No tiene que ser abogado, aunque obviamente debe conocer bien el negocio: es un experto en planificación y asignación de recursos.

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