“La mediación permite llegar a acuerdos satisfactorios para todas las partes”

La resolución de conflictos no siempre tiene que acabar en juicio. El modelo alternativo es la mediación, que se conmemora este 21 de enero. Creado por el Consejo de Europa en 1998, el Día Europeo de la Mediación nos recuerda sus beneficios, un recorrido que realizamos de la mano de Ana Criado Inchauspé, abogada mediadora y presidenta de la Asociación Madrileña de Mediadores.

 

¿Cuáles son las principales ventajas de la mediación frente a la vía ordinaria?
Ante todo, la rapidez. Las sesiones duran una media de 1 hora y media, también pueden alargarse durante más tiempo en función de la disponibilidad de las partes. La media de las sesiones en una mediación depende del ámbito en el que se realicen. Por ejemplo, un conflicto vecinal requiere entre 1 y 3 sesiones, las mediaciones en rupturas de pareja oscilan entre 1 y 8. Las empresas suelen resolver sus cuitas en un máximo de 4 sesiones, dependiendo también de la buena voluntad de los abogados.

Otra característica importante es la flexibilidad, los profesionales de la mediación nos adaptamos al horario de las partes, incluso los fines de semana si las partes lo necesitan. No necesitamos pruebas, no hay plazos que cumplir salvo que las partes lo requieran, las partes pueden abandonar la mediación cuando lo estimen pertinente. Los profesionales de la abogacía son bienvenidos, e incluso les derivamos a ellos cuando existe una duda jurídica.

Además, los acuerdos de mediación pueden elevarse a público ante notario adquiriendo fuerza ejecutiva, así mismo pueden homologarse en un juzgado.

Sin embargo, creo que al final lo más importante de usar este sistema es que una mediación en la que se llega a buen puerto resuelve el conflicto, cosa que una sentencia jamás consigue.

 

¿Qué condiciones de las partes tienen que darse para que una mediación llegue a buen puerto?
La mediación es para valientes, es una herramienta en la que las partes asumen que tienen que sentarse y hablar. Cuando tenemos un conflicto con alguien es complicado querer escuchar, es más fácil decirle a un profesional de la abogacía que pelee por ti y dé la cara. Sin embargo, al final, quien asume las consecuencias del resultado de la sentencia eres tú y muchas veces, aunque la sentencia te sea favorable, no resuelve lo que tú esperabas.

Mediar es para personas responsables y maduras, personas que son capaces de ver más allá del aquí y el ahora, y que también entienden que, quieras o no, la mayoría de las veces tienes que seguir teniendo contacto y relación con la otra parte.

 

¿Qué conflictos no pueden ir a mediación?
La ley 5/2012 de mediación en asuntos civiles y mercantiles en su artículo 2 dice que quedan excluidos de su ámbito de aplicación la mediación penal, la mediación con las Administraciones públicas y la mediación laboral. Y es curioso porque en el ámbito de las dos primeras se están realizando mediaciones intrajudiciales derivadas por los jueces. Con lo cual entiendo que ante cualquier conflicto deberíamos poder examinar la posibilidad de una mediación.

 

¿Existe en España una ‘cultura de mediación’?
Si por cultura de mediación nos referimos a la cantidad, es cierto que por el momento no se realizan el número de mediaciones que nos gustaría, al menos a los profesionales de la mediación, pero vamos avanzando. Me niego a sentenciar la falta de mediaciones con la gran frase “en España no existe la cultura de la mediación” y conformarme con ello. Creo que esas generalizaciones no sirven para nada, salvo para mitigar nuestra responsabilidad de no haber encontrado la forma de llegar a la ciudadanía.

 

¿Y en el resto de Europa?
En el resto de Europa hay de todo. Países donde existe más apoyo institucional y la mediación ha avanzado un poco más, otros donde están peor que nosotros, pero realmente todavía no hay cifras fiables que sean indicativas sobre las mediaciones que se están realizando en Europa, más que nada porque hay un número muy significativo de mediaciones que se realizan en el ámbito privado que no pasan por una institución de mediación por lo que no se pueden computar.

 

¿Es siempre “un mal acuerdo mejor que un buen pleito”, premisa en la que se basa la mediación?
El refranero multicultural del Instituto Cervantes define “un mal acuerdo….” de la siguiente manera: “Conviene llegar a un acuerdo, aunque no sea muy ventajoso, y evitar los pleitos por ser bastante costosos y de resultados inciertos.” Lo más importante por lo tanto es evitar un juicio que es costoso, pero sobre todo lo fundamental es evitar la “ruleta judicial”. Ningún abogado puede garantizar el éxito de la demanda que presenta, y el que lo hace miente. Por ello es mejor sentarse, negociar, ser conscientes de que tendremos rebajar nuestras expectativas y llegar a un acuerdo satisfactorio para ambos, antes que meternos en un juicio largo, costoso y cuyo resultado se desconoce.

 

¿Qué barreras quedan aún por superar?
Aparte de la divulgación entre la ciudadanía, en mi opinión la más importante es la mentalidad de muchos profesionales de la abogacía que ven a la mediación como su competencia, su rival. Eso demuestra una falta de interés total y absoluta por las necesidades de sus clientes.

 

¿Qué consejos darías a un joven abogado para animarle a especializarse en mediación?
Primero, que se interese y se informe sobre lo que es la mediación, y luego formularse las siguientes preguntas: ¿Confío en el sistema judicial? ¿Voy a ser capaz de ganar una demanda sin pruebas? ¿Voy a poder ganar una demanda si no hay ninguna ley, reglamento, jurisprudencia, etc. que la sustente? ¿Soy capaz de entender que una cosa es ganar un juicio y otra muy distinta las consecuencias de dicha sentencia para mi cliente? ¿Soy capaz de negociar? ¿Me preocupan las personas?  ¿Me gusta colaborar con otros profesionales? Y en función de sus respuestas que decida.

Otra cosa importante, no hace falta que los abogados se formen en mediación, pueden derivar los conflictos que estimen convenientes a mediadores de su confianza.

 

¿Qué habilidades o competencias específicas debería tener?
Ser humilde, paciente, poder quitarse la toga, ver más allá de la sentencia, tener imaginación, preocuparse por el futuro de las personas, querer colaborar con otros compañeros y otros profesionales, resolver el conflicto versus ir a juicio, y para finalizar formarse en un buen curso de mediación civil y mercantil reconocido por el Ministerio de Justicia.

 

 

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