El sector legal afronta su despegue digital en 2024

El año próximo promete ser el del despegue digital en el sector legal. Es algo más que una impresión ya extendida y sitúa en su justo lugar el tema central del 12º Encuentro Mutuaverso de Mutualidad de la Abogacía. En esta nueva cita, Noemí Brito y Fabio López Montañez, profundizan en cuestiones ligadas a la innovación y mantienen una charla muy clarificadora al tiempo que intentan resolver algunas dudas de quienes se dirigen a ellos a través de las redes sociales.

Lo que está por venir

El título de este nuevo encuentro de Mutuaverso, 2024: el año del despegue digital del sector legal, nos anticipa su contenido, que no es otro que hablar de innovación y tendencias digitales. Ya 2023 ha sido un año de muchos avances tecnológicos (casi semanales). Según las encuestas, las principales tendencias en Legaltech indican que el contract management sigue siendo el rey desde el punto de vista de las herramientas, también destacan todos aquellos elementos que dan soporte a la gestión operacional dentro de un despacho. “Vivimos días emocionantes para quienes nos apasiona la innovación y para todo el sector legal, es un momento de fiebre de Legaltech” señala Fabio, que añade convencido: “Y lo mejor está por llegar”. Dentro de una misma generación estamos viviendo cambios vertiginosos, con cantidad de soluciones tecnológicas. Estas novedades llegan al mercado en forma de nuevas aplicaciones que tienen una gran capacidad transformadora para cambiar cosas de nuestro día a día.

También hay un punto de autoservicio en el que los profesionales del sector han comenzado a buscarse la vida para encontrar herramientas vinculadas a determinados aspectos de sus necesidades diarias. Pero es muy fácil quedarse atrás y, por ello, hay que procurar estar al día en todo lo que tiene que ver con Legaltech, Legal Operations, y Servicios de Transformación.

Cada vez hay más opciones para la gente interesada en aprender sobre innovaciones de Legaltech y más formación especializada. “Sí que es verdad que tenemos la espinita de que esto no se estudia ni en los grados ni en los másters de acceso”, apunta Fabio, que considera este como uno de los retos a afrontar. Pero también lo es que cada vez hay más formación específica, como en la escuela de práctica jurídica de la Complutense, donde expiden el diploma de especialización en Legaltech.

En los colegios profesionales, universidades, e incluso, en las escuelas de negocio, comienza a verse una mayor oferta formativa. También se puede recurrir cada día a más servicios online, como el Mapa Legaltech que elaboró Mutualidad de la Abogacía junto con Fundación PricewaterhouseCoopers. Y luego está el tema de los segmentos especializados. Para Fabio López, “tenemos que ir generando conciencia de clase dentro del sector de la abogacía, ser palanca del cambio e inspirar a otros para que innoven”. Y puntualiza: “Ahí está la iniciativa que a mí me encanta de Global LegalTech Hub. Y este mismo mes está el evento de Legal Management Forum, que organizan Inkietos y me parece una iniciativa bestial…”.

Para Noemí, si se habla de recursos, “yo creo que el principal recurso que tienen las personas es su curiosidad. Hay que empezar a trastear con códigos, y a interpretar la inteligencia artificial”. Además, señala: “Una visión que vaya más allá del conocimiento técnico legal también nos puede ayudar de forma práctica a entender mejor cuál es esta evolución a ser mejores abogados y a ser esos abogados ya no del futuro sino del presente”.

Frente al frenesí tecnológico conviene identificar la herramienta digital que le viene bien al despacho. No se trata de introducir tecnología por puro efecto mediático o de marketing, sino de aplicar el sentido común a la hora de analizar lo que realmente se precisa para crecer, acompañar a los equipos legales y dar pasos sólidos en términos de innovación. “Primero habría que analizar de qué herramientas disponemos, cuáles son sus capacidades, y a partir de ahí construir en términos de oportunidad, de valor añadido, de seguridad, y de interoperabilidad”, apunta Noemí.

En este sentido, es necesario realizar un ejercicio más introspectivo de observación de la forma en la que se trabaja, las tareas a realizar, el tiempo que se invierte y en qué. También depende mucho del contexto, de la especialidad. Porque, aunque hay gente muy innovadora, es difícil saber si el sector legal está preparado para sacar provecho a las tendencias digitales que pueden llegar, y a lo que la tecnología le ofrece al ejercicio de la abogacía.

Legaltech ha llegado al sector para cambiarlo, para cambiar la forma de trabajar, las capacidades que tenemos que desarrollar como profesionales, el modelo de negocio, la estructura de nuestra organización” indica Fabio. El cambio es bastante más profundo que una simple inversión en tecnología. Se dice que 2024 será el año del despegue definitivo de la transformación de la función legal en sentido amplio, pero para estar preparado uno tiene que saber qué teclas tiene que tocar. “Cuando nos preguntamos si estamos preparados lo primero que tenemos que preguntarnos es si nuestra gente está alineada con un plan de transformación. Analizarlo todo y a partir de ahí construir una hoja de ruta realista y asumible dentro de un despacho o de cualquier área corporativa dentro de la función legal de una organización” señala Noemí.

Afrontar el tema tecnológico es una cuestión común a todas las organizaciones. Al final, invertir en tecnología es una cuestión de dinero, de aplicaciones, y se trata, básicamente de responder a dos preguntas fundamentales que te haces cuando compras tecnología: ¿Quién la va a utilizar? y ¿Cómo va a hacerlo? Habría, pues, que intentar ver cuál es nuestra idiosincrasia, nuestra visión, definir qué queremos. Buscar ese punto de utilidad.

 

La generación digital

Llega una generación de abogados que ya ha nacido en plena era digital, con lo que eso conlleva en términos de preparación. Son muy intuitivos con la tecnología, pero sería un error identificar innovación con edad. La innovación tiene mucho que ver con las cualidades y las capacidades personales de cada uno: ser intrépido, ser explorador, tener esa curiosidad. La ecuación perfecta estaría en el equilibrio, en el balance entre lo que serían las nuevas generaciones y la experiencia. “Aprovechar el empuje del recién llegado y pintar las líneas de trabajo y hacerlas más eficientes desde la experiencia. Los proyectos tienen que ser inclusivos y recoger todas las visiones. No hay ideas malas, todas tienen un valor, aunque parezcan muy locas de entrada”, concluye Noemí.

El futuro nos obliga a salvar la brecha digital dentro de nuestras organizaciones y la innovación ha llegado para facilitarnos la vida. Tenemos que trabajar en ese sentido, fomentando las capacidades profesionales, los planes de formación, la formación complementaria que podamos hacer, y viendo cómo desarrollar las capacidades digitales. Cada uno aporta valor a su trabajo cuando realmente se siente libre desde su diversidad, desde sus capacidades y sus conocimientos. “La gente ve con recelo la palabra automatizar. No tenemos que tener miedo a que ciertas tareas repetitivas o de escaso valor desaparezcan”, indica Fabio.

De la transformación surgen nuevas figuras y nuevas oportunidades. Ha habido un movimiento expansivo dentro de las áreas legales, y se empiezan a ver despachos donde, por ejemplo, hay socios que no son abogados y que puedan dar una visión de negocio mucho más allá del servicio legal en el sentido estricto. Hay que dejar de ver la innovación como algo accesorio, y tomarlo como algo transformador que va a formar parte del ADN de nuestra organización.

Alguien que quiera informarse sobre especialidades concretas de innovación, sería recomendable que optase por formación de ámbito un poco más general, y una vez metido en harina que busque soluciones. Hay un aumento muy importante en todo lo que tiene que ver con Legal Operations y con figuras desde un punto de vista más tecnológico. Estas figuras junto con el Legal Project Management, son las tres que más están contratando las compañías.

Es importante adquirir una perspectiva de conjunto, con nociones de por dónde va la profesionalización de las áreas de soporte dentro del despacho, de modo que se pueda facilitar la comunicación entre los distintos departamentos. “Yo creo mucho en la gestión de proximidad” dice Fabio, “y creo que, en la gestión de innovación, cuando creas equipos más horizontales, lejos de lo que era el elemento tradicional en la carrera profesional del despacho, hacen cosas chulísimas”. Además, la gestión de proximidad de los equipos pequeños hace que los proyectos se humanicen mucho. La tecnología ha venido a ayudarnos y cuantas más cabezas pensantes hay en los despachos más cosas bonitas salen.

 

El imparable avance de la IA

La inteligencia artificial ha llegado como un tsunami. Dentro de los despachos se plantean su utilización práctica, y surgen temas como aplicar la IA generativa para hacer resúmenes de normativa o para generar pequeños borradores. También estamos viendo en el mercado todo lo que tiene que ver con la localización de información dentro de las organizaciones, por ejemplo, a través de Legal Chatbot.

A día de hoy, en despachos y compañías sí que hay preocupación por entender qué es la IA, qué uso práctico le pueden dar y, sobre todo, en formar a sus equipos. Esa sería la primera pregunta, y luego qué tipo de modelo de sistemas de inteligencia artificial se quieren plantear. Desde el punto de vista práctico, incide Noemí, “yo sí que auguro que el próximo año vamos a ver un avance importante en la aplicación de la IA en la función legal, quizás no tanto en una penetración absolutamente global, pero sí que habrá un avance importante al calor de la inclusión de la IA generativa”. También, desde el punto de vista práctico Copilot y toda la parte que tiene que ver con Microsoft 365, que es una de las herramientas con mayor penetración en general en todo tipo de compañías.

Fabio, por su parte, considera que están llegando más rápido las innovaciones o las funcionalidades que puede llegar a tener la IA que el proceso de reflexión dentro de las organizaciones. “Creo que el proceso de reflexión que hay que abrir es profundo, porque no estamos hablando de cualquier cosa, ofrece posibilidades infinitas, pero cada organización tiene que hacerse mucho más consciente de todos los riesgos en cuanto a ciberseguridad, privacidad… Y también respecto a cómo va a cambiar mis servicios, que es lo que yo estoy ofreciendo”.

 

Primeros pasos para la transformación digital

Cuando hay un proceso de transformación, en este caso digital, si no va acompañada por una concienciación de arriba a abajo y de abajo a arriba, no puede haber un verdadero cambio porque no hay una visión clara de lo que es importante, “es como ir con un barco a la deriva” dice Noemí. El liderazgo se manifiesta cuando involucras a tu gente, creas estructuras y, sobre todo, cuentas con los recursos y las capacidades suficientes para poderlo plantear. En este proceso es necesaria un poco de humildad, porque se va a poner a prueba la estructura de la organización y es posible que salgan a la luz ciertos “flequillos”, cositas que podrían funcionar mejor. La gestión del cambio es importantísima y fundamental. Hay que mentalizar a la gente de que todo cambio requiere esfuerzo, y eso implica un proceso de concienciación. Ahí entra en juego la transversalidad, que no el intrusismo, y un buen plan de trabajo.

Si algo tiene de bueno este tipo de proyectos es que te permite perder ciertos miedos. La tecnología no se circunscribe únicamente a los grandes despachos, hay soluciones baratas también para despachos más pequeños. No siempre es necesario empezar con una gran inversión, ni la solución más cara va a ser la mejor. La puesta en marcha requiere de una reflexión previa: para qué me va a servir esto, cuál es mi misión, de qué recursos dispongo dentro de mi organización, dentro del despacho. Definir el estado de madurez del despacho, en qué áreas de dominio está formada la gente, como ayudarles a alinear visión, qué herramientas hay, qué licencias, cómo se puede mejorar, cómo pueden ayudar los colaboradores, el ecosistema, en este proceso expansivo.

A partir de ahí, se trata de definir una hora de ruta, priorizar proyectos, avanzar en diferentes campos de acción para que la transformación sea lo más homogénea posible. En resumen, realizar una planificación correcta sobre qué se va a hacer, cómo se va a hacer, quién lo va a hacer, de qué manera. “El diablo está en los detalles”, señala Fabio, y todo eso va a repercutir en la opinión final que el cliente va a tener del trabajo, de la marca, del despacho, y de la impronta de cada no en el mercado. El abogado de los años venideros es un abogado comprometido y la innovación le va a ayudar a su desarrollo profesional, a aportar más en su puesto de trabajo y a generar mayor a sus clientes. “También la eficiencia y el hecho de reducir costes, pasos, tiene un impacto a nivel medioambiental, en la sostenibilidad, y es algo que se puede vender de una manera diferencial”, matiza Noemí. Tradicionalmente una empresa se ha medido por sus balances contables, es decir, ingresos frente a gastos. Eso ha cambiado, y ahora hay que medir la huella de carbono, se pone en foco si la empresa es inclusiva, si respeta la diversidad, si cuenta con plan de igualdad, empieza a contemplarse con una mirada más social y medioambiental la actividad que se lleva a cabo.

 

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