¿Cuáles son las habilidades y capacidades que debe tener un buen abogado?

Motivación, flexibilidad, empatía, capacidad de persuasión y de generación de negocio, vocación de servicio, innovación, capacidad analítica, habilidades de comunicación… La lista de cualidades que se buscan en un buen letrado parece interminable.

Lo que antes hacía destacar a un abogado, como la excelencia técnica y el dominio del inglés, ahora se presuponen y son indispensables pero no suficientes. El abogado del siglo XXI que las organizaciones demandan tiene que sumar a su currículum una serie de habilidades personales que se han vuelto claves.

Ahora bien, si alguna vez se te ha ocurrido buscar en internet estas capacidades, te advertimos que puedes marearte, ya que las listas son muy variadas y parecen interminables. Es lógico, porque nos encontramos en un momento donde la sociedad está cambiando, la Abogacía se está transformando con ella y, como parece lógico, los abogados deben evolucionar sus competencias para adaptarse al cambio. Encontrar ese papel no es fácil.

Revolución tecnológica y habilidades digitales

“¿Saben que la pizzería en la que comen probablemente esté más automatizada que su despacho?”. La provocadora pregunta de Susan Hackett, CEO de Legal Executive Leadership y experta en gestión de bufetes, en el V Legal Management Forum era sin duda una llamada de atención a los despachos por la falta de asunción de auténticos criterios de gestión empresarial en un entorno de alta competencia e innovación.

Ello implica inevitablemente que los abogados tienen que tener habilidades digitales para integrar la técnica en su trabajo y formarse no solo en los conocimientos técnicos jurídicos. Además, esto implica otras habilidades y competencias —como la creatividad y el pensamiento crítico— necesarias para trabajar en este nuevo entorno tecnológico, internacional y cambiante.

Generador de negocio

Las dotes comerciales son otro requisito actual e impensable una década atrás. El abogado que buscan ahora los bufetes tiene que ser capaz de generar negocio por sí mismo, es decir, realizar una labor de ventas, captar clientes y fidelizarlos.

Asimismo, una actitud emprendedora y formación financiera y contable son muy apreciadas. Entender este lenguaje aporta un valor que el cliente cada vez demanda más y espera de su servicio legal. Por otra parte, cada vez resulta más necesario que un abogado sea capaz de elaborar un presupuesto, planificar y llevar a cabo todas las etapas de un proyecto.

Flexibilidad y trabajo colaborativo

Otras habilidades muy apreciadas son la flexibilidad para el cambio y la capacidad de innovación, justamente por la era de transformación que están viviendo los despachos. El cambio también atañe a la forma de trabajar y en este sentido la inteligencia emocional, la empatía y la capacidad de comunicación y de liderazgo colaborativo son otras grandes bazas de los buenos abogados del futuro.

En este sentido, resulta muy interesante conocer las cualidades que buscan los bufetes de su propia boca, por ejemplo en el artículo “Así es el abogado perfecto: flexible y generador de negocio”, publicado en Expansión.

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