El alegato es una oportunidad de oro en un juicio para convencer al juez, jurado o tribunal. Si lo que decimos es importante, igual lo es cómo lo decimos. Nos referimos al llamado lenguaje no verbal o comunicación analógica. Incluso muchos consideran que a la hora de expresarnos convencemos más por nuestro tono, ritmo, volumen, pausas, postura, gestos, mirada… que por lo que concretamente decimos.
Por ello, la comunicación no verbal es fundamental para un jurista y no debe dejarse a la improvisación. Estos son algunos tips que te pueden ayudar a convencer en tu exposición.
Mirar al juez
En un alegato nuestro principal receptor es el juez. Es esencial establecer un contacto visual con él para llamar su atención. Ahora bien, no debemos hacerlo de forma incisiva. Puntualmente, también debemos mirar al resto del auditorio y al público, sobre todo cuando hablemos de hechos u acciones que hagan referencia a ellos o, por ejemplo, a derechos de la sociedad.
¿Cómo debemos mirar al juez o al órgano colegiado? Evitando la mirada fija y penetrante durante largos periodos de tiempo. Los expertos recomiendan como foco la zona triangular entre las cejas y la boca, sin desplazar la mirada por encima ni por debajo del juez, ya que se consideran signos de superioridad o de falta de confianza respectivamente.
La postura
Nuestra postura corporal habla de nosotros, de nuestro carácter y emociones. Y, además, es el primer mensaje que transmitimos a nuestros interlocutores. Lo ideal es una leve inclinación de nuestro tronco hacia adelante y controlar muy bien los movimientos.
En este sentido, debemos evitar el movimiento continuo, lo que indica nerviosismo e inseguridad. Pero sí debemos movernos para apoyar corporalmente los giros de nuestro alegato, aunque nunca lo haremos de forma brusca o rápida. Cuando nos dirijamos al juez, nos giraremos hacia izquierda o derecha, generalmente alrededor de un 45 %, de forma que el tronco y la cabeza se orienten hacia él.
Las manos y las piernas
Los gestos con las manos tienen la función principal de subrayar o enfatizar nuestro mensaje y debemos controlar sus movimientos. El movimiento nunca será continuo ni debe transmitir nerviosismo (por ejemplo, mover documentos, un bolígrafo o tocarse las gafas). Por el contrario, moveremos las manos puntualmente, nunca de forma brusca, aunque puede ser de forma enérgica para enfatizar un mensaje.
En cuanto a las piernas, debemos mantenerlas rectas, no cruzarlas, porque aunque no se vean afectan a nuestra postura corporal. Además, evitaremos moverlas continuamente.
El rostro
La expresión de nuestro rostro dice mucho de nuestro estado de ánimo y es un elemento fundamental para subrayar nuestro discurso. Debemos mostrarnos serenos y apacibles, sin mostrar signos de enfado, preocupación o ansiedad. La amabilidad no está reñida en absoluto con la defensa de nuestra causa y, además, es un signo de seguridad.
Aspectos paralingüísticos
Son aquellos elementos no lingüísticos que forman parte de la comunicación y acompañan al mensaje oral. Es recomendable mantener un tono de voz que no caiga en la monotonía,sea enérgico y tenga un buen ritmo, pero que huya del exceso y del tono elevado. Muchos abogados recurren a estos excesos cuando quieren intimidar a su oponente, lo que denota agresividad y falta de ética profesional. Incluso llegan a utilizar un lenguaje descortés, lo que está fuera de lugar.
Tampoco debemos aumentar la velocidad del discurso con el fin de terminar cuanto antes; las pausas y la entonación también nos ayudan a transmitir el mensaje.