Por Raúl Alonso
Por noveno año consecutivo el mundo celebra el Día Internacional de la Felicidad. Un año antes, en 2012, la Asamblea General de la ONU reivindicaba “la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno”. La resolución era la conclusión de una iniciativa de Bután, país que antepone el valor de la felicidad de sus ciudadanos al de los ingresos nacionales, defendiendo el concepto de Felicidad Nacional Bruta.
¿Eres un abogado feliz?
Pero durante la atribulada vida del letrado no siempre es fácil detenerse a pensar cómo se siente. Del despacho al tribunal, de la exigente llamada del cliente de siempre a la urgencia de recoger al niño del colegio: ¿cuándo hay un espacio para el respiro?
Y cuando esa imposibilidad de disfrutar del presente se enquista, puede pasar factura: “No estoy deprimido, simplemente no puedo trabajar”. Este lamento no es otro que el del abogado afectado por burnout o el síndrome del desgate del trabajo: un agotamiento mental, emocional y físico surgido de exigencias agobiantes, estrés crónico o insatisfacción laboral.
El 28% de los abogados sufre depresión y el 19% ansiedad severa. Los crueles porcentajes correspondientes al gremio de abogados norteamericanos, según un estudio de la American Bar Association (ABA) de 2016, la organización líder del sector en EE UU. La pregunta es si el abogado español también está al borde del ataque de nervios. Quizá deba estarlo menos, en consonancia con el estado general de sus conciudadanos: los españoles son los más optimistas del continente. Así concluye la encuesta del pasado mes de enero Final de Año de Gallup Internacional (representada en España por Sigma Dos).
Cinco consejos para ser feliz trabajando
Sí, ser feliz –incluso en el trabajo– es posible. Dar el paso es una cuestión de actitud, que puede resultar más sencilla aplicando método. Y para tirar del hilo se puede empezar por estos cinco consejos:
1. Practica el efecto sanador de hablar en positivo
El lenguaje no solo transmite información, también emociones, que pueden ser buenas o malas. Emociones que influyen en los demás, pero también el sentir personal.
Para entender hasta qué punto las palabras tienen efecto en la mente, los psiquiatras Mark Waldman y Andrew Newberg demostraron que cuando un ‘no’ encabeza la frase, el cerebro libera cortisol, la hormona del estrés. Por el contrario el ‘sí’ segrega dopamina, la del bienestar y la recompensa (Words Can Change Your Brain, 2013). Por tanto aumentar las palabras positivas y disminuir la crítica y autocrítica ayuda a ser más feliz en el trabajo. Y probablemente, a ser más eficiente.
2. Asume que no eres un superhéroe, prioriza
La sensación de que faltan horas al día es una de las más agobiantes. La mejor opción es aceptar que es cierto, y asumido que no siempre es posible tener todo bajo control, aprender a priorizar, y delegar. Y este segundo punto es tan importante o más.
¿Qué beneficio aporta cada tarea?, ¿qué puede ocurrir si no se hace o se aplaza?, ¿cuál es la más urgente y cuál la más importante?… son algunas de las preguntas clave para priorizar y repartir la carga de trabajo.
3. Fija metas, pero que sean asumibles
De acuerdo que tener objetivos es indispensable para motivarse, trabajar con ahínco y saber hacía donde apunta la carrera profesional. Por el contrario, metas inasumibles pueden tener el efecto contrario: sin sensación de avance no hay disfrute.
La recomendación es distinguir entre objetivos en el corto, medio y largo plazo. Además de la meta final, debe haber volantes y de etapa, a poder ser diarias y semanales y razonablemente asumibles. Ahora solo queda celebrarlas cuando se cruzan.
4. Deja que la flexibilidad te conecte con la oportunidad
La flexibilidad es una cualidad esencial para sacar partido a las imposiciones de cada momento.
Asumir que hay situaciones que nada pueden cambiar, permite superarlas con más rapidez y eficacia. Y ahí un pensamiento y actitud flexible es vital para encontrar ese lado positivo a las pruebas que cada día impone. Incorporar modelos de pensamiento y herramientas tecnológicas afines a cada tiempo, también contribuye a ser más flexible.
5. Si puedes conciliar hoy, no lo dejes para mañana
El 42,5% de los encuestados en el estudio Los Propósitos de empresas y trabajadores, presentado el año pasado por Adecco, elegía la conciliación laboral como prioritaria. Para tener una vida laboral satisfactoria, solo preocupa más el salario. Sin embargo, en el despacho no hay reloj.
Cuando solo hay tiempo para el trabajo, el desánimo no tarda en llegar. Solo con disciplina se puede romper ese endiablado círculo, por ejemplo, programando una hora límite de salida. Y esta es más fácil de cumplir cuando hay una obligación social o personal: desde llevar a los hijos a clases de inglés a sentarse en una terraza o practicar deporte, lo importante es dedicar tiempo a la familia, los amigos y a uno mismo.
Y cuando se asegura la imposibilidad de dedicarse una hora al día, se puede empezar por colgar la toga una tarde a la semana. Descubrir que es posible, es un paso importante hacia la felicidad.