Una joven y brillante profesional decide abordar su maternidad de común acuerdo con su pareja, un hombre de parejo éxito laboral. Esta abogada aborda su decisión desde los mismos términos de igualdad con que siempre fue educada y vivió, de hecho en su trayectoria personal y familiar siempre se sintió afortunada por no haber sentido en carne propia una discriminación de género de la que, por otro lado, siempre fue consciente. Quizás ahora las cosas sean diferentes.
Repentinamente, esta joven y brillante profesional siente todas las miradas sobre ella. Ante el anuncio de su maternidad, hay una pregunta que siempre le dirigen sus seres más queridos, pero también colegas y amigos: ‘Y ahora, qué vas a hacer…?’. Un dilema del que su pareja parece eximido.
El escenario lo describe Marlen Estévez a los participantes del Lab Emprendimiento Jurídico organizado por Fundación Mutualidad Abogacía. La reconocida abogada del despacho Roca Junyent experta en mediación y fundadora y presidenta de Women in a Legal World (WLW), asociación que agrupa a mujeres juristas, imparte una clase maestra sobre “un tema del que estoy profundamente concienciada: La importancia de la diversidad dentro del sector jurídico”.
Veamos qué ocurre con nuestra joven y brillante profesional. Una persona muy querida y respetada le enfrenta al espejo: “Tú no vas a poder hacer felices a tus hijos si no eres feliz, y a ti te encanta lo que haces, por eso tienes que seguir haciéndolo. Y además no se trata de la cantidad de tiempo, si no de la calidad del tiempo que dediques a tus hijos”. La decisión estaba tomada.
Retoma el relato Estévez, “seamos conscientes o no, la pregunta sigue estando ahí y siempre planteada en una misma dirección. Y es en ese momento cuando las mujeres tienden a dar un paso para atrás; y es ahí cuando perdemos todo ese talento que ha sido formado en las universidades y las empresas. Por eso creo que debemos ser capaces de retenerlo, aunque de ningún modo quiera defender que solo haya una respuesta correcta a esa pregunta”.
En busca de convencidos
En un ejercicio de simplificación, esa pregunta ayuda a comprender una paradoja: ¿cómo es posible que pese a que cada vez sean más las mujeres que estudian Derecho, el número de abogadas directivas no crezca proporcionalmente ni en instituciones ni en universidades? “Hablamos de un problema de todos, porque se pierde parte de esa capacidad decisoria y de perspectiva que se genera cuando estamos hombres y mujeres juntos”.
“Todas las cosas son imposibles mientras lo parecen”. La cita de Concepción Arenal sirve a Estévez para insistir en la importancia de tomar consciencia del problema: “Necesitamos muchos convencidos sobre la importancia de la sostenibilidad corporativa y la igualdad, que es mucha. Si todos lo tenemos claro, seremos capaces de avanzar y hacerlo mucho más rápido, porque si no lo haces tú, ¿quién lo va a hacer?”.
Una llamada a la acción dirigida a todos los asistentes del Lab de Emprendimiento Jurídico: “Ya sea por ética, cumplimiento de la norma o por presión de social, os animo a mirar con más cariño estos temas”.
Estévez se refiere a la Ley de información no financiera y diversidad que trasponía en diciembre de 2018 una directiva comunitaria. En la práctica supuso un nuevo marco de cumplimiento para las empresas de más de 500 empleados, pero su obligatoriedad va ampliándose progresivamente hasta llegar a la pyme.
En su preámbulo indica que “la nueva obligación para estas sociedades consiste en la divulgación de ‘las políticas de diversidad de competencias y puntos de vista’ que apliquen a su órgano de administración respecto a cuestiones como la edad, el sexo, la discapacidad, o la formación y experiencia profesional”.
La norma ha ubicado la sostenibilidad corporativa en la agenda de todas las empresas. Pero en opinión de Estévez, el cambio debe llegar más por el convencimiento de las ventajas de crear empresas más diversas, que por una imposición.
Pasar a la acción
Dos de los motores de cambio pasan porque las mujeres –cada abogada– tomen total consciencia de la situación y se cree una opinión pública que presione para acelerar el proceso. Supuestos que animaron a Marlen Estévez a crear Women in a Legal World (WLW), una asociación que reúne a mujeres juristas “con capacidad de influencia” para promover el talento femenino en el sector.
En sus tres años de existencia se ha convertido en una de las voces que más se hace oír, pero además en agente transformador. Según explica la propia Estévez, con una estrategia apoyada sobre cuatro pilares:
En primer lugar, el que trabaja la citada visibilidad. “Nos dimos cuenta de que a las mujeres les costaba más que a los hombres levantar la mano, participar en conferencias o escribir artículos…”. Para fomentar una presencia activa, se impulsaron unos premios que reconocen la labor de abogadas referentes, mostrando a las demás un camino a seguir.
Como segundo pilar se trabaja en la educación. Entre las diferentes acciones destaca un programa de mentorización de estudiantes de abogacía con profesionales en activo, iniciativa que ya ha puesto a funcionar la solidaridad intergeneracional de más de 500 jóvenes, y que pronto se abrirá a los estudiantes varones.
“Un lobby bien entendido”, es la tercera de las líneas de actuación: “Redactamos informes de gran calidad técnica y lo ponemos al servicio de la sociedad con un espíritu totalmente apolítico”, explica.
Por último, WLW se sustenta en la pata del liderazgo. Se trabaja en incrementar la presencia femenina, y del abogado en general, en los consejos de administración. Como iniciativa destacada se puede señalar el programa Women Global Legal Leadership, en asociación con la Universidad de Georgetown: “Vamos a hacer una selección de 50 influyentes juristas de todo el mundo para crear una buena herramienta de networking”.