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8 enero 2019

Abogados noveles: cómo redactar una demanda

El texto debe ser riguroso, claro y con las ideas bien ordenadas. Huye de demandas interminables, la narración de los hechos tiene que ser breve, pero a la vez exhaustiva. Evita que se convierta en un jeroglífico, utiliza oraciones simples y cortas.

¿Ha llegado el día? Casi todos los abogados nos tenemos que enfrentar en algún momento de nuestra carrera a nuestra primera demanda judicial. No te agobies. Existen numerosos modelos de demanda (para los distintos tipos de procesos) en las que puedes inspirarte. Busca siempre aquellas de fuentes seguras.

Es verdad que, en función del órgano al que dirijamos nuestra demanda, las partes involucradas en el procedimiento, los hechos y temastratados, etc., la demanda variará. Pero existen pautas que pueden ayudarte a enfrentarte a la redacción de un escrito de demanda, comunes a todos los procedimientos (mercantil, civil, etc.).

 

El cliente, nuestra fuente de información

Puede parecer banal recordarlo, pero nunca está de más. El trabajo previo a la demanda es fundamental, tanto para su redacción como para el éxito de esta. Escucha a tu cliente, su relato cronológico y su versión de los hechos, y pídele toda la documentación que soporta esa información.

Este paso es fundamental para establecer la viabilidad de la demanda y, a partir de ahí, para identificar los hechos controvertidos y la norma aplicable. ¿Cuál es el procedimiento que marca la ley? ¿Qué aspectos procesales tenemos que incluir en nuestra demanda? ¿Qué ley se aplica a este procedimiento?

 

Estructura de la demanda

Una vez establecida la viabilidad de nuestra demanda, llega la hora de redactarla. Como primer paso, te recomendamos hacer un borrador de trabajo o esquema básico de ideas en hechos y fundamentos de Derecho. Aquí plasmarás claramente qué quieres contar, cómo lo vas a probar y cómo lo justificarás.

Para redactar la demanda, seguiremos las formalidades exigidas: datos de identificación de las partes, los hechos, fundamentos de Derecho y, finalmente, el suplico.

 

Así, toda demanda empieza por un encabezado, en el cual identificamos al juzgado al que nos dirigimos, la ciudad, el tipo de procedimiento, el procurador, nuestro cliente, el letrado, las acciones que vamos a ejercitar y la persona ante la cual dirigimos nuestra demanda.

 

Los hechos

Tras el encabezamiento, llega el momento de explicar y probar los hechos. Es esencial que seas claro y riguroso, siguiendo un orden que permita una lectura fácil y fácilmente entendible. Es decir, expón los hechos de forma ordenada, concisa, separados por párrafos y enumerados con cifras arábigas.

Al final de cada párrafo acompaña el relato con todos los documentos necesarios que acrediten los hechos expuestos. En este sentido, tienes que tener claro qué documentación aportamos y cuál nos falta y vamos a solicitar, como un dictamen o un informe pericial.

 

Los fundamentos de Derecho

En este apartado exponemos las normas legales relacionadas con el caso y las presentamos de la misma forma que los hechos anteriores (en párrafos independientes y enumerados con cifras arábigas).

Te recomendamos que no te limites a citar preceptos jurídicos de aplicación, identifica la norma aplicable con los hechos controvertidos, aporta la jurisprudencia que de soporte a tus argumentos. Se trata de que tu razonamiento jurídico sea entendido por el juez.

 

Suplico

No olvides que esta es la parte más importante de la demanda, el momento en que le exponemos al juez nuestras pretensiones. En este sentido, tenemos que tener claro qué pedimos, cómo lo hacemos y en qué orden. Hemos de ser claros y ordenados, resulta esencial que el suplico esté muy bien estructurado.

Desafortunadamente, muchas demandas naufragan justamente en este apartado, tratándolo como un simple cierre. No debemos olvidar que es el elemento esencial para el éxito de la demanda y, como tal, debemos trabajarlo.

 

Claridad y sencillez

Por último, unos apuntes sobre la forma. Una exposición clara, concisa, sencilla y amena de nuestra demanda le otorga una mayor capacidad de persuasión. No solo es posible, también necesario, redactar el texto con rigor técnico, pero evitando que se convierta en farragoso.

Algunos consejos para conseguirlo:

  • Utiliza un léxico legal rico y preciso, evitando la repetición.
  • Huye de palabras rebuscadas y extranjerismos.
  • Usa oraciones simples y cortas, que vayan ligadas con coherencia unas a otras.
  • Los párrafos también deben ser cortos.
  • Usa la voz activa en lugar de la pasiva.
  • Revisa los textos y corrige los posibles errores.

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