1. No te obsesiones con los másteres
Son útiles para especializarte, pero en un futuro, si acabas de terminar la carrera, lo mejor es adquirir experiencia laboral y luego pensar en qué área te quieres especializar.
2. Prácticas, prácticas y prácticas
Muchas están mal remuneradas o son “gratis”, pero siguen siendo la mejor fuente de aprendizaje real y de oportunidades. Aprende todo lo que puedas, intenta tocar todas las áreas posibles y analiza al cliente y cómo puedes generar valor.
3. Especialízate y busca la excelencia
Aprovecha las prácticas para comenzar a especializarte en uno o varios sectores, mejor con carácter internacional. Si estás en un despacho, verás que, como en cualquier empresa, se necesitan diferentes perfiles técnicos y de negocio. ¿Cuál te atrae más? Una vez lo elijas, busca la excelencia en lo que hagas.
4. Inglés, of course…
Hoy es básico y fundamental para todo lo que queramos hacer, ya sea como futuros emprendedores o en cualquier perfil profesional. Si tienes la oportunidad de viajar al extranjero y aprender inglés, supondrá una experiencia y una diferenciación.
5. Atrévete a emprender
Sé innovador y deja tus ideas crecer. No te limites a la abogacía tradicional ni a lo que ya conoces. Vuelca todas las habilidades que aprendas en, por ejemplo, una start-up tecnológica. Únete a un equipo transversal y con talento, donde los perfiles se complementen. Atrévete a ser disruptivo.
6. Conoce gente con talento
La era en la que vivimos nos da la posibilidad de acceder a personas con experiencia y talento de forma más sencilla. No te centres en la Abogacía, asiste a conferencias diversas, abre tu mente y conoce diferentes perfiles que te puedan enriquecer y motivar.
7. No te olvides de vender
Durante muchos años, parecía que el mundo de la Abogacía y el marketing y las ventas estaban reñidos. Pero la tendencia está cambiando y tú tienes las herramientas para unirte a ella. Aprende a vender y a comunicar lo que sabes.