La pandemia del Covid-19 ha supuesto un maremoto de transformaciones sociales y empresariales que han derivado en un abrupto cambio en las necesidades de asesoramiento y consulta legal de las personas y las empresas. Para aquellos que acaban de realizar el examen de acceso a la Abogacía y les toca buscar trabajo, la pregunta es ¿cuál es el perfil más cotizado para este año? Acertar con la rama en la que se especialicen marcará el devenir de su carrera laboral.
Aunque el perfil más demandado es el del abogado multidisciplinar, con gran capacidad para trabajar en equipo, idiomas, manejo en las nuevas tecnologías y
plena accesibilidad con el cliente, como nos confirma la Asociada Principal de Litigación y Arbitraje de Garrigues Beatriz Bustamante, lo cierto es que, en las actuales circunstancias, ámbitos de asesoramiento como el Laboral y el Mercantil, especialmente en lo que a las reestructuraciones empresariales se refiere, puede significar una colocación más rápida en el mundo laboral, y con una mejor perspectiva de carrera. Y es que, los equipos legales tienen mucho futuro como asesores estratégicos para tratar de garantizar el mejor desarrollo posible de las empresas.
Lo que es seguro, en cualquier campo, es que se van a necesitar abogados transversales y ágiles que se centren en la parte de su trabajo que genera valor, lo cual está íntimamente relacionado con las nuevas tecnologías. Un abogado del 2020 necesita conocer el entorno web profundamente. El comercio electrónico y dónde y cómo se regula, así como la normativa de cada sector. La protección de datos y la popularización de los asistentes virtuales, que pueden generar muchos peligros e incidentes, van a requerir que los abogados se preparen para conocer estas amenazas anticipándose a ellas.
A ello se une la llegada a nuestro país de las compañías de servicios legales alternativos (ALSP), cuyo enfoque se basa en ofrecer profesionales por proyectos gracias a las nuevas tecnologías, reduciendo el coste final para el cliente debido a la ausencia de los elevados costes fijos de los despachos tradicionales. Este modelo se basa en una alta segmentación para tratar de ofrecer el abogado más idóneo según cada casuística en base a los criterios de un coordinador de proyectos altamente cualificado. En ese escenario de letrados bajo demanda la especialización va a ser fundamental.
Como afirma Carlos de la Pedraja, Vicedecano y General Manager del IE Law School, el aterrizaje de este modelo de negocio ha supuesto un cambio de paradigma en el sector al que los nuevos abogados deben prestar especial atención, pues implica el fin de la remuneración por horas tan profundamente arraigada. La estructura de costes que diseñan las ALSP (alternative legal service providers) las convierte en muy atractivas para las grandes asesorías jurídicas de empresa, es decir, para sus departamentos legales. Pero también para la mediana y la empresa familiar, que no suelen contar con equipos de grandes de abogados, con lo cual pueden encontrar clientes (y por tanto necesitar trabajadores, es decir abogados) en cualquier sector.