Encabezamiento, hechos, fundamentos jurídicos y suplico. Seguramente tienes grabado a fuego la estructura de la demanda que debes respetar, lo que no suele estar tan claro es cómo se debe presentar esa información o el tono de redacción a utilizar.
Existe una práctica jurídica que adora la escritura farragosa. Por fortuna, la abogacía del siglo XXI asume cada vez más que escribir es comunicar, y solo se comunica cuando se habla en el lenguaje del común de los mortales.
No convertir tu demanda en un jeroglífico es el primero de los consejos, y el mejor modo de conseguirlo es escribir oraciones simples y cortas. Parece sencillo, pero no lo olvides cuando estés en faena.
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