En el primero de estos frentes, el Brexit, en el momento de escribir estas líneas se ha cumplido la fecha que fijó el Parlamento Europeo para llegar a un acuerdo, sin que ninguna de las partes se dé por aludida. Las conversaciones siguen, con el fantasma del Brexit duro como una amenaza real. La realidad es que ya se ha superado muchas veces un match ball, pero eso no significa que un día no se rompa la cuerda. Cosa que, por cierto, no sería buena para nadie…y de manera particular, y no por ello menos inquietante, para un Reino Unido empeñado una y otra vez en tensar las negociaciones.
Para colmo de males, y estamos en el segundo frente comentado, también desde el Reino Unido se alerta de la aparición de una mutación en el Covid, una cepa nueva, que si bien no parece más grave que la anterior sí incrementa el riesgo de contagio. Ello sucede en un momento en el que las restricciones a la movilidad han aumentado de manera notable, a nivel global, con el trasfondo de una época en la que la máxima habitual es un incremento del consumo familiar. La campaña de Navidad, en muchos sectores, se da por virtualmente perdida. Además, existe una clara percepción de que el año que viene, al menos en su primera mitad, la recuperación económica será menos intensa de lo inicialmente previsto. En resumen, una tormenta perfecta para unos mercados en los que, tras el tremendo año vivido, llueve sobre mojado. Y todo el mundo espera la campana de fin de ejercicio, con notable ansiedad.
Por todo ello, las buenas noticias, que las hay, pasan casi desapercibidas: las vacunas, que propiciaron la espectacular reactivación de los mercados en noviembre, siguen marcando etapas. En el caso de EE.UU., ya se está dispensando la vacuna de Pfizer y esta semana comienza la de Moderna. En Europa se espera que el proceso comience el 27 de diciembre. Sin duda los efectos concretos no serán inmediatos y los confinamientos seguirán un tiempo más, pero el comienzo de la vacunación es lo mejor que se puede decir, a día de hoy, sobre el fin de esta pesadilla. Además, en un plano muy distinto, en esta semana se aprobarán definitivamente los estímulos fiscales en EE.UU., por casi novecientos mil millones de dólares, algo muy necesario para dar confianza a economía e inversores.
Conviene decir también que, tras las fuertes subidas de noviembre y comienzos de diciembre, los mercados se encontraban en general con fuertes niveles de sobrecompra. La caída bursátil en estos días, significativamente en el comienzo de la sesión del lunes, ha llevado de golpe a los índices a sus primeros puntos de soporte de cierta fortaleza, aniquilando esta sobrecompra, como un viento huracanado. Por decirlo de alguna manera, la corrección, bajo cierto punto de vista esperable, ha sido instantánea. En ese sentido, un cierto apaciguamiento en estos días, y alguna mejora del cuadro general, por ejemplo en relación al Brexit o al avance de la pandemia, podría inducir a cierta estabilidad o incluso a algo de recuperación de las cotizaciones. Mientras eso no pase, los temores seguirán presentes y, con ello, veremos fortaleza en la deuda de Alemania y países principales y debilidad en el resto de activos, que incluso puede ir a más, obviamente. Dicho eso, y con la precaución que, además, impone el cierre de ejercicio, siempre un dictador para la gestión, estas últimas caídas pueden constituir un punto de entrada para todos aquellos que se perdieron todo o parte de la anterior recuperación. Por lo tanto, y dentro de la máxima prudencia, lo mejor es no dejarse llevar por el vertido y, mucho menos, por el pánico: el mercado siempre ofrece posibilidades que conviene aprovechar, por más que el agotamiento de un año terrible haga mella en nuestro ánimo.