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1 junio 2021

Toda la atención en la macro

Cerramos un mes de mayo que no ha hecho especial honor a su reputación de vendedor. En realidad, con signos mixtos en EE.UU. (el Nasdaq más claramente negativo) y subidas suaves en Europa (no tan suaves en España e Italia), podemos hablar de un mes razonablemente bueno, si tenemos en consideración el punto de partida de valoraciones y la fama bursátil del periodo en cuestión...

Sí hemos observado, en todo caso, una cierta desaceleración, casi podríamos decir señales de agotamiento, respecto a la línea marcada en los primeros meses del año. Algo por otra parte que entra dentro de lo razonable e incluso de lo deseable. Los fuertes niveles de sobrecompra de finales de abril se han eliminado, en buena medida. En líneas generales, se mantiene el sesgo hacia la rotación de activos, buscando más ciclicidad o, para ser exactos, exposición a inflación. De ahí el mejor comportamiento relativo del IBEX frente al Nasdaq.

Porque este tema, el de la inflación, sigue siendo la piedra de toque de este año 2021. No tanto si van a subir los precios o no, que es algo que ya el mercado da por seguro. Ni siquiera el cuánto van a subir es especialmente trascendental. La pregunta es el carácter coyuntural o menos coyuntural de tales subidas. Y, por lo tanto, la respuesta que los bancos centrales puedan poner en práctica ante tales perspectivas.

En ese sentido, a día de hoy, hay dos cosas que parecen clarasla primera es que las autoridades monetarias mundiales, singularmente la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, no parecen especialmente inclinadas a cerrar abruptamente el ciclo de recuperación post Covid. En otras palabras, por activa y por pasiva, descartan subidas inmediatas de tipos y  no dejan de hablar de la transitoriedad de las presentes subidas de precios, un efecto de la rápida recuperación. Sin duda los elevados niveles de déficit y deuda necesitan ser contenidos…pero no parece que esos datos de endeudamiento sean un problema inmediato: antes de ponerles remedio, hay que crecer.

La segunda cuestión relevante es que, el ciclo en EE.UU. va sensiblemente por delante del europeo. En la cuestión monetaria ello significa que mientras en Europa se da por sentado que los estímulos siguen sine die, en Norteamérica ya se habla de tapering (reducción paulatina). Hablan, para empezar, los propios miembros de la FED y eso, naturalmente, se traslada al ámbito inversor. Porque EE.UU. está creciendo muy rápido, su normalización sanitaria infiere dejar atrás la pandemia en breve plazo y, por ello, sus precios suben también de manera más llamativa.

Todo eso nos lleva a un punto importante que, por cierto, empezaremos a contrastar en la primera semana del nuevo mes: cómo va la macro (vale como pregunta y admiración). En los próximos días vamos a ver los datos de ISM manufacturero y no manufacturero de EE.UU., una guía esencial, tanto de tendencia como de indicador adelantado. Además, estará el informe de empleo, un dato retrasado, pero que establece la base del próximo crecimiento. En principio las estimaciones para toda esa batería de datos son muy positivas. Pero ¿cuánto de positivas? ¿suficiente para seguir abonando las subidas bursátiles y el ligero incremento de rentabilidad de las curvas de deuda gobierno? ¿o tan positivas como para asustar a los inversores por la vía de una inflación galopante a la vista?

Porque aquí ocurre el fenómeno curioso de que el mercado espera un rango: parece tomar relativamente bien algún dato algo flojo pero también otro con sesgo de fortaleza, dentro de un orden. Los más débiles infieren menos inflación y, por tanto, mantenimiento de los estímulos. Los más fuertes, normalización y beneficios empresariales alza. El problema lo vemos en los dos extremos de la Curva de Gauss: con pocas probabilidades de ver una fuerte caída en los datos macro, es decir, en la parte más negativa, los problemas para los mercados vendrían por superar unas expectativas ya de por sí positivas. En otras palabras, una estimación de que la inflación puede descontrolarse, al menos durante un tiempo.

Por todo ello, comenzamos a encarar el periodo estival entre la satisfacción de la recuperación y las dudas sobre los desequilibrios que puede presentar, benditos problemas frente a lo vivido en 2020, por cierto. En todo caso, mucho mejor evolucionar con bases solidas, aunque no sean tan explosivas, de tal manera que ulteriores subidas de mercado no sean un préstamo de estío, que, como dijo Shakespeare, vence a corto plazo.

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