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6 septiembre 2021

Se acaba un verano, particularmente tranquilo

Por fin hemos tenido un mes de agosto que, desde el punto de vista de mercados, se ha comportado como marcan los cánones: tranquilo, con escasas operaciones, y respirando más positiva que negativamente, ante la ausencia de presión relevante por parte de los inversores.

Ni las dudas de corte geopolítico que se infieren tras la retirada de la OTAN de Afganistán, ni el resurgimiento de la inflación como variable a tener en cuenta, debido a los precios de la energía, han hecho mella en las bolsas…al menos, de momento.

Porque la realidad es que comenzamos el nuevo curso académico con la atención puesta de nuevo en un posible sobrecalentamiento de la economía, a la luz, entre otras cosas, del precio de la luz (disculpen el juego de palabras facilón). Aparte de consideraciones de carácter técnico, gestión de formación de precios, etc., esta fuerte subida del recibo eléctrico nos debe hacer pensar que existe detrás un notabilísimo incremento de la demanda, es decir, más actividad, en un contexto en el que los precios de las materias primas también se mantienen altos, otro dato que abona la mayor demanda global fruto de la expansión económica. En resumen, las economías recuperan y, para poder funcionar, necesitan más combustible (vuelvan a disculpar otra vez el juego de palabras fácil).

Todo ello nos lleva en este otoño meteorológico recién inaugurado a poner de nuevo el foco en la inflación, la protagonista de los primeros cuatro meses del año, luego algo olvidada por los temores a los efectos de la variante Delta del Covid 19. Con los precios subiendo fuertemente y las medidas de estímulo fiscal en plena actividad, los bancos centrales vuelven al primer plano (si es que lo dejaron alguna vez), de la mano de las posibles medidas de retirada de estímulos monetarios, es decir, reducir las compras de activos que han venido apoyando a las distintas economías: el famoso tapering. No solo la Reserva Federal (en el simposio de Jackson Hole el presidente de la FED, Sr. Powell, señaló abiertamente la conveniencia de iniciar este año dicho tapering), sino el propio Banco Central Europeo, a pesar de que Europa se encuentra muy por detrás en el ciclo con respecto a Norteamérica, se cuestiona ya adoptar este tipo de medidas. De momento, no existe un peligro (así nos lo dicen las autoridades monetarias a ambos lados del Atlántico) de subida de tipos de interés. No parece que ningún banco central esté por la labor de entorpecer la recuperación. Pero ya sabemos que el mercado es soberano y, en ese sentido, habrá que seguir muy de cerca cómo evoluciona la cotización de las deudas públicas, en un contexto de menos estímulos monetarios y de presiones inflacionistas persistentes.

De hecho, en estos últimos días de este verano tan tranquilo, hemos visto algo de este movimiento en la renta fija pública, en general. Un pequeño toque de atención, que refleja por otra parte también, algo de sana normalización. No parece que ningún organismo monetario vaya a dejar que se desboquen estas cotizaciones, aunque no podemos descartar ver a las curvas de deuda en niveles parecidos a los que marcaron en abril, cuando reflejaron mucho mejor el riesgo inflacionario que durante el periodo estival.

En todo caso, comienza a aparecer un cierto miedo a esa palabra tan desagradable, que es estanflación. No para este año, donde los crecimientos son muy relevantes (aunque solo sea por el efecto base de punto de partida), sino de cara al futuro. La realidad es que llevamos más de una década más pendientes de generar subidas de precios que de controlar dichas subidas, por lo que este posible nuevo escenario deja importantes incertidumbres, derivadas de los elevadísimos niveles de deuda y del efecto que tendría una acelerada subida de tipos para combatir unos IPC´s descontrolados. En principio, no es el marco base del mercado, pero conviene estar atentos a qué grado de verosimilitud o probabilidad se le da al mismo.

De momento, en todo caso, razonable viento favorable, con los equipos volviendo al trabajo, con la macro razonablemente bien, los resultados empresariales mejor que razonablemente bien y algo de inflación, que siempre es buena para determinados sectores, la banca sin ir más lejos. Comienza el último cuatrimestre del año, siempre importante, y lo hace en unas condiciones muy distintas a las del periodo anterior. Por ello, dentro de la recomendable prudencia, razonable confianza tanto en la economía, como en los mercados.

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#Mercados: Rebajas de primavera en los mercados

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