Seguramente has oído hablar de los coaches, o incluso puede que entrenes con uno que te ayuda a obtener los resultados que deseas en tu vida privada, el deporte, tu profesión o tu empresa. Pero quizás no lo hayas asociado a tus finanzas. Los coaches financieros no solo existen, sino que te pueden ayudar mucho a conocer y cambiar tu relación y tu comportamiento con el dinero.
Te estarás preguntando: “¿En qué se diferencia de un asesor financiero tradicional?”. En mucho, porque el asesor analiza tu situación y te ofrece soluciones concretas, mientras que el coach te entrena para que seas tú quien tome las decisiones financieras que más te convienen. El coaching financiero implica un valor educativo, de aprendizaje a largo plazo, y de acompañamiento.
Tu mapa financiero
¿A veces te cuesta llegar a fin de mes? ¿No consigues ahorrar a pesar de que te lo propones? ¿No sabes realmente en qué gastas el dinero? ¿Quieres invertir, pero no te atreves o no sabes cómo dar el primer paso? Un coach financiero hará que te replantees tu relación con el dinero, te hará ver en qué puntos puedes mejorar su administración o te ayudará a que seas capaz de tomar las mejores decisiones financieras.
¿Por dónde empezará? Creando junto a ti un mapa financiero de tu situación actual. Te preguntará cuestiones como cuánto ganas, cuánto y en qué gastas, si tienes deudas, si ahorras y empleas algún método para ello, cuál es tu patrimonio, si tienes problemas financieros o cómo son tus hábitos en este sentido… El punto de partida es esencial para empezar tu aprendizaje financiero a largo plazo.
Fíjate un plan
Una vez que tengas una visión global de tus finanzas como punto de partida, trabajarás con tu coach en el establecimiento de tus metas financieras. La motivación es un elemento fundamental del coaching y se fundamenta en el cumplimiento de esos objetivos y en ayudarte a saber cuáles son las acciones más adecuadas para conseguirlo.
El coach te ayudará a plantearte metas realistas, estrategias adecuadas y plazos necesarios para que se cumplan. Ello se plasmará en un plan de acción financiero, que consta de distintas fases que pueden variar según el coach:
- Diagnóstico o análisis inicial: estudio de tu situación actual y tu relación con el dinero.
- Inventario: analiza tus gastos y las formas en que generas capital.
- Estudio del riesgo: dentro de tu plan, el te ayuda a mitigar los riesgos y a tener cobertura financiera para afrontar un imprevisto.
- Metas financieras: te ayudará a identificarlas y cuantificarlas adecuadamente. Por ejemplo, sanear tus cuentas, planificar tu ahorro, comprar una vivienda, reducir la factura fiscal, etc.
- Plan financiero: te ayudará a identificar las estrategias necesarias para alcanzar las metas que te has fijado, siempre con una visión objetiva.