Las flaquezas del sistema de pensiones público de España se evidencian ante una pirámide de población más envejecida. Cada vez hay más jubilados que perciben la pensión durante más años, dada la mayor esperanza de vida; y cada vez hay menos personas contribuyendo al sistema con sus cotizaciones, debido a un fuerte descenso en la natalidad.
Así, frente a un sistema que se antoja insostenible, el futuro de las pensiones está sobre la mesa en todas las esferas del país, políticas, económicas y sociales. Entre los cambios que se avecinan hay un indicador que ya sabemos sufrirá fuertes retrocesos, la tasa de sustitución o reemplazo de las pensiones. No se trata de un tema baladí, ya que es una referencia del poder adquisitivo que tendremos en nuestra jubilación.
¿Qué es?
La tasa de reemplazo o de sustitución se calcula como el porcentaje que supone la pensión de jubilación sobre el último sueldo percibido en la etapa laboral. Es decir, si una persona tenía un sueldo previo a la jubilación de 2.000 euros mensuales y percibiese como pensión 1.000 euros mensuales tendría una tasa de sustitución del 50 %.
Esa persona obtendría en su jubilación la mitad de los ingresos previos. Esta tasa es muy importante porque nos indica el poder adquisitivo de nuestra jubilación; si tendremos unos ingresos adecuados que nos permitan mantener nuestra calidad de vida.
Un sistema “generoso”
España, según datos de la OCDE, es uno de los países con mayor tasa de sustitución. En datos, el importe de la pensión de jubilación en nuestro país es de un 82,1 % para un trabajador medio.
¿Qué pasa si lo comparamos con otros países? Es muy elevada, superando en más de diez puntos la media de la UE, que está en el 71 %, y en casi 20 puntos la de la OCDE, que es del 63 %.
Este dato adquiere una relevancia fundamental frente a futuros cambios, teniendo en cuenta el sistema de pensiones español está basado por completo en las aportaciones al sistema público de pensiones. Mientras que en otros países la tasa deriva de la contribución total de sistemas de previsión (tanto públicos como privados) y de sistemas de previsión voluntaria.
En caída libre
Las últimas reformas sobre las prestaciones de los españoles tendrán un impacto preocupante sobre la tasa de sustitución. Expertos calculan que podría caer del 82 % hasta el 46 % en los próximos años.
Hay antecedentes: la reforma del 2011 elevó la edad legal de jubilación a los 67 años y aumentó el periodo de cálculo de 15 a 25 años; con ella la tasa se moderó al 82 %, sino habría seguido creciendo hasta el 87 %, según datos de la OCDE.
Mientras que el factor de sostenibilidad, introducido en la reforma de 2013, vinculará las pensiones a la esperanza de vida de la población a partir de 2019 y hará que la tasa baje otros diez puntos, hasta el 72 %.
Por último, un cálculo que es mucho más difícil de hacer según la OCDE, ¿cómo le afectará el nuevo índice de revalorización que sustituyó al IPC también en la reforma de 2013? Depende de cómo se vayan actualizando las prestaciones cada año. En el peor de los casos, la tasa de sustitución de los pensionistas se situaría en el 46 % cuando llegaran a los 80 años; en el mejor, al 65 %.
