En otras palabras, justo lo contrario que hizo el BCE la semana pasada (subir tipos y lanzar un mensaje de que el ciclo de incrementos puede haber terminado).
La inflación, por supuesto, sigue siendo la variable que domina el mundo macroeconómico y, desde luego, los movimientos en los mercados de activos. En todo caso, se observa una corrección relevante, por fin, de los IPC´s subyacentes. En ese sentido, quedan pocas dudas de que el ciclo de subida de tipos está a punto de concluir, si no es que ha concluido ya, aunque el comienzo del ciclo de bajadas parece aún nebuloso.
Por lo demás, el crecimiento preocupa, a nivel global, aunque algo más en Europa que en EE.UU. En la medida en la que los tipos suban más o sigan altos más tiempo del estimado, los índices bursátiles podrían descontar un nuevo y más negativo escenario de crecimiento.
Por lo que respecta a las bolsas, a punto de sumergirnos en el último tramo de mercado del año -tramo que, como norma general, todos los gestores ansiamos que pueda ser recordado como “rally”- los mercados de renta variable muestran una evolución y, sobre todo, unas perspectivas que tienen que ver esencialmente con el devenir de la inflación, con la primera derivada de ésta, es decir, los tipos de interés, y con su segunda derivada: el crecimiento.
La fortísima subida de tipos a nivel global que comenzó en 2022 supuso, dentro de las caídas generales de las bolsas, un punto de inflexión en cuanto a comportamiento relativo de renta variable, frente a lo visto prácticamente toda la década anterior: El growth y, significativamente el sector tecnológico lo hizo rematadamente mal, si comparamos con el value y, de manera especial, con los bancos.
Marzo de 2023 cambió bastante esta disposición: por un lado, buena parte de los analistas internacionales empezaron a descontar el fin del ciclo de subida de tipos -con mucha razón, aunque no poca antelación, por lo que estamos viendo-. Por otro, las turbulencias en la banca americana, con la quiebra de varias entidades en Silicon Valley, supusieron un frenazo al hasta entonces espectacular comportamiento del sector financiero. Ello ha tenido como efecto que, este año, el Nasdaq sea de nuevo el triunfador dentro de los índices bursátiles…aunque con un cambio de sesgo en verano.
En efecto, en las últimas semanas estamos asistiendo a un posible cambio de roles en la situación macro de EE.UU. frente a Europa: la perspectiva actual es que Norteamérica podría ir por delante en el ciclo económico, pero Europa podría haberle adelantado en el ciclo monetario. En otras palabras, el Viejo Continente habría llegado a la cima de la montaña, en términos de subida de tipos, mientras EE.UU., tal vez, aún necesite una tirada adicional. Ello se debe al mejor comportamiento relativo de la economía estadounidense, con un empleo muy fuerte y un consumo que da menores muestras de estancarse que el europeo. Adicionalmente, el deterioro de la producción europea, significativamente la industria alemana, marca un camino muy claro de estancamiento en la actividad económica, si no de recesión.
Ello ha tenido como consecuencia un mejor comportamiento desde julio de los sectores más defensivos frente a los cíclicos, con la tecnología y bienes de consumo en clara toma de beneficios. La energía, por su parte, se ha beneficiado de la subida de los combustibles, especialmente petróleo, beneficiado de una mayor demanda en Norteamérica y China.
A corto plazo, es muy probable que este movimiento continúe, al menos hasta que tengamos una mayor visibilidad de la dupla tipos-crecimiento. No obstante, el escenario central del mercado que marcan las curvas de rentabilidad de la deuda, es decir, que los tipos de interés comiencen a bajar hacia mediados de 2024, debería ser favorable al growth, aunque tal vez no de manera inmediata. De hecho, una bajada relativamente pausada de tipos con crecimiento positivo de las economías puede ser un marco ideal para el value y el sector financiero durante esta transición. En la medida en la que, por el contrario, una inflación contenida y una actividad económica más deteriorada impulsen bajadas de tipos más rápidas, el growth puede volver a coronarse como el modelo de inversión más exitosa. Por lo tanto, mucha atención estas semanas a los bancos centrales y, especialmente, a la evolución macro, significativamente inflación y crecimiento.