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7 septiembre 2023

#Mercados: Nuevo curso, mismas asignaturas

Concluye un verano que, en líneas generales, ha cumplido las expectativas de no ver especiales sustos de mercado, en un contexto general de fuerte bajada de los volúmenes de contratación, algo más que la media de los últimos años, de hecho. Visto lo visto, se diría que los inversores necesitaban unas vacaciones.

Y no es para menos: la apertura del curso escolar trae a nuestros pupitres los mismos temas, las mismas asignaturas que dejamos sin terminar de aprobar allá por el comienzo del estío. A partir de ahora, habrá que ser especialmente cuidadosos con el estudio de estas materias. Porque, seamos sinceros, una vez tomados los mandos de nuevo, con la vuelta de los equipos titulares al trabajo, las miras de inversión van a comenzar a apuntar al aún lejano, pero cada vez más presente, cierre de ejercicio.

Naturalmente, la principal de estas asignaturas tiene que ver con la inflación y, como principal derivada, la actuación de los bancos centrales en su lucha para contrarrestarla. Los datos publicados de precios este verano siguen arrojando una senda parecida a lo ya visto en primavera: los IPC´s a ambos lados del Atlántico siguen conteniéndose, aunque de manera muy suave, con las inflaciones subyacentes mostrando mayor resistencia de lo deseable. En todo caso, esta cierta contención de precios parecería dar algo de margen a los organismos monetarios para, si no terminar con el ciclo de subida de tipos, sí contemporizar algo estas posibles alzas futuras. Porque tal vez, solo tal vez, no sean necesarias, especialmente en el caso de Norteamérica.

Esta posibilidad viene de la mano de un deterioro generalizado de la actividad que, aunque no anticipa (al menos de momento), una contracción económica severa, sí dibuja un escenario no especialmente positivo para las expectativas de crecimiento. Parecería que la combinación de precios elevados y tipos altos está comenzando a actuar sobre las distintas economías, algo que podemos leer tanto en los datos de PMI´s publicados, como en la evolución del empleo. En este caso, por primera vez en meses, observamos ya un claro movimiento hacia una mayor debilidad en el caso de EE.UU., algo que resulta esencial para contener el consumo y, con ello, la inflación.

Por todo ello, como decimos, el consenso general del mercado opina que va a existir una pausa en el ciclo de subida de tipos -al menos en las reuniones de septiembre- una vez que tanto la FED como el BCE cumplieron con el guion previsto y subieron 25 puntos básicos cada uno los niveles de referencia, en la última reunión de julio. Y, por supuesto, esto tiene un efecto sobre los mercados.

En el caso de la renta fija, el movimiento que hemos visto -y que debería tener cierta continuidad, bajo los parámetros comentados- significa una contención de las rentabilidades en los tramos cortos, no tanto en los tramos largos, al menos de momento. En resumen, algo más de pendiente positiva en las curvas, o menos negativa en aquellos países con gráficos invertidos (significativamente EE.UU. y Alemania). O, dicho de otra manera, un paso adelante en la normalización de dichas curvas.

En el caso de la renta variable, las perspectivas no son tan claras: un mayor deterioro del crecimiento no es, en general, una buena noticia para las expectativas de resultados empresariales. Por otra parte, tipos de interés más bajos a futuro sí pueden ejercer una tracción positiva, en la medida que se cuente con un marco menos restrictivo para la financiación de las empresas. En particular, el sector tecnológico se vería beneficiado de este último movimiento. Al fin y al cabo, la valoración de las grandes tecnológicas tiene mucho que ver con un descuento de flujos, tanto más positivo cuanto más bajos sean los tipos aplicados a dicho descuento.

En líneas generales estos movimientos son los que hemos visto en el mes de agosto, aunque de manera suave en el comparado comienzo-fin de mes y, con el importante disclaimer ya comentado de los bajísimos volúmenes de contratación, algo que resta verosimilitud a la evolución mensual o, mejor dicho, deja pendiente de confirmación en septiembre. De cara a los próximos meses, los esperable sería avanzar en estos temas. Ello pone a la renta fija como la clara ganadora para el inversor, en los actuales niveles de entrada, con la consiguiente paciencia y siempre que el perfil de inversión lo permita. Tal vez es incluso el momento de ampliar duraciones en estos activos. En cuanto a las bolsas, el momento de entrada tal vez debería esperar a entrever algo más de visibilidad, en términos de crecimiento. No siendo así, sólo una rápida bajada de tipos (positivo para el multiplicador) o mejora de las expectativas de beneficios, podría justificar una mayor exposición, insistimos, siempre que el perfil de inversión sea acorde con el riesgo. Por lo tanto, prudencia y máxima atención a la evolución de mercados, en estos días de vuelta a la normalidad…si es que tal existe.

 

 

 

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