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19 febrero 2024

#MERCADOS: Data-Dependent

Antes de comenzar con el grueso -espero que no se haga demasiado bola- del artículo, pido disculpas a los lectores por el anglicismo que titula este pequeño ensayo: claramente me sitúo entre aquellos que prefieren traducir del inglés todo aquello que se puede expresar en nuestro idioma de manera muy aproximada, incluso literal.

Y este caso, lo es. Pero la rabiosa actualidad nos lleva a seguir las palabras de los bancos centrales, los grandes adalides de la acción contra la inflación, de manera casi obsesiva. Y, tanto el BCE como, sobre todo, la Reserva Federal, han hecho de esta expresión, “data dependent”, el leitmotiv -vamos ahora con un germanismo, para auto llevarme la contraria- de su discurso actual.

Parece bastante claro, a estas alturas, que la lucha por moderar los precios es la piedra angular de la política monetaria a ambos lados del Atlántico, lo que incide de manera directa en la actividad económica y, por supuesto, en los mercados de activos.  La buena noticia es que ya se ha avanzado mucho, en este combate: a día de hoy, nos movemos en datos de IPC alrededor del 3%, o ligeramente superior. Recordemos que venimos, hace poco más de dos años, de casi doble dígito…y sin el casi, en muchos países de nuestro entorno.

La mala noticia es que un 3% sigue siendo excesivo para el conjunto de las economías avanzadas. Deberíamos movernos hacia ese 2% totémico que marcan los bancos centrales. Y, en este caso, como al ascender una cumbre, los últimos metros son los más duros.

Por supuesto, la forma ortodoxa de combatir a la inflación es subir los tipos de interés. Esto lo tenemos claro desde Keynes. El problema es cuánto se dañará la economía en el camino: tipos más altos suponen mayores restricciones para las empresas, a la hora de financiarse. Hacen más difícil pedir un préstamo a un particular o pedir una hipoteca, para comprar casa. En suma, debilitan la actividad económica, como un jarro de agua fría en una caldera recalentada…lo que favorece la contracción de la inflación.

Pues bien, tras un periodo de tiempo que puede antojarse largo, pero que apenas ha durado la mitad de un ciclo económico, nos encontramos en la fase en la que hay que ir echando menos agua fría a la caldera, so pena de que esta se apague del todo. En resumen, hay que ir bajando los tipos de interés. Y aquí nos aparece una paradoja, poco observada históricamente.

Los libros de texto de la facultad nos decían que la salida de un fenómeno inflacionista, como el que hemos vivido, debe ser a través de una fuerte contracción económica -eufemismo aquí de recesión, es decir, crecimiento negativo-. Pero la realidad en los hechos observados, hoy, es que esta recesión apenas si se ha dado en algunos países (como Alemania), y con carácter más técnico (dos trimestres negativos) que realmente un serio problema económico y social. Es más, en EE.UU. -y aquí viene la súper paradoja- es posible que lo que parecía difícil, “el aterrizaje suave de la economía” -esto es, reducir la inflación sin perder excesiva tracción de crecimiento- pase a ser sólo un ligero movimiento a la baja del crecimiento, en 2024, como lo ha sido en 2023.

Naturalmente, esto deja a la Reserva Federal con la mosca tras la oreja. Está fenomenal crecer bien y tener pleno empleo, pero… ¿y si no se contiene a la inflación o, aún peor, y si comienza a subir de nuevo? De ahí que sea extraordinariamente importante seguir al minuto los datos macro que se van publicando, sin posibilidad de descanso o siesta. Data dependent. Urge sobre todo verificar que los salarios no se desmadran, lo que llevaría a efectos de segunda ronda a la inflación -suben precios, por tanto suben salarios con bajos niveles de paro, que hacen subir los precios de nuevo, que vuelven a hacer subir salarios…- . Así están las cosas.

Como es lógico, los mercados están que no viven con esta incertidumbre. La renta fija ha corregido frente al cierre de año, pero se muestra más favorable, claramente más favorable, que los peores momentos de septiembre y octubre pasados, cuando el argumento de los inversores era higher for longer (más altos más tiempo, y con esto acabo mis anglicismos…o no). En cuanto a la renta variable, la expectativa de un crecimiento mayor de lo esperado es un acicate para los beneficios empresariales…pero si la inflación persiste, los tipos se mantendrán altos, lo que no es el mejor de los mundos para las bolsas. En resumen, que tienen razón los bancos centrales y, en el muy corto plazo, hay que poner la máxima atención a la macro, si bien, parece claro que, a medio y largo plazo, la bajada de tipos será un hecho, lo que favorece a los inversores en bonos, hoy, frente a las acciones.  En todo caso, ya saben: data dependent.

 

The End

(Fin)

 

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