Tan solo el 28% de los padres enseña a sus hijos e hijas de 11 a 22 años a ahorrar, algo que sí hace el 40% de las madres. El 40% por ciento de los padres dan una paga, mayormente mensual (el 37% de las madres). Unas cifras que llevan a los expertos de Funcas a afirmar que “las familias españolas hablan poco sobre ingresos e impuestos en casa”.
De hecho, “el 45% de los padres y madres habla rara vez o nunca con sus hijos e hijos de 11 a 22 años de los ingresos mensuales, y un 47% no charla con ellos sobre los tributos que pagan”. Tan solo uno de cada cinco encuestados afirman tratar temas de economía doméstica en casa en un estudio de Funcas, publicado el septiembre pasado (revista Panorama Social nº 35, Familia y socialización financiera: una aproximación empírica al caso español).
Desde el centro de investigación económica y social de la asociación bancaria CECA se recuerda que “la familia es el principal agente de socialización financiera. En su seno se aprenden e interiorizan criterios normativos y pautas de conducta sobre el uso y la gestión del dinero”.
En opinión de los autores, la escuela debe desempeñar un papel fundamental en la educación financiera de niños y jóvenes, pero “la familia es la institución crucial en el aprendizaje de valores y hábitos asociados a la educación financiera”.
Preguntar cuánto ganas no es de mala educación
“En mi familia no se habla de dinero. Yo no pregunto ni cuánto cobra mi padre, ni cuánto gana mi abuelo, ni nadie; porque es algo que no se tiene…, que no se debería decir, o, por lo menos, así me lo dicen”. Así lo explica Álvaro, uno de los participantes, estudiante de segundo grado universitario, en los grupos de discusión organizados por Funcas en junio de 2022.
A parte de abrir regalos, la celebración del Día del Padre también invita a pensar en cómo estamos ejerciendo la paternidad. Cuando un hombre con descendencia reflexiona sobre sus deberes paternales, rara vez identifica en su justo valor la importancia de instruir e inculcar sanos hábitos financieros. Sin embargo, la familia es el principal agente de socialización financiera de niños, adolescentes y jóvenes.
Cómo hablarles del dinero
El cambio de paradigma pasa por acabar con ese “en mi familia no se habla de dinero”. En el blog de Aprender Cuenta, de esta empresa especializada en educación financiera, se señala por qué es importante hablar a los hijos sobre el dinero.
“El futuro económico de los jóvenes depende en gran medida de los hábitos que viven y adquieren desde pequeños. Es un gran error pensar que aprenderán a manejar sus finanzas cuando sean adultos y les toque el momento de valerse por sí mismos”.
Como segunda razón se recuerda que ya conviven desde muy pequeños con el dinero, “cada vez acceden al consumo antes, tienen un gran peso en la cesta de la compra familiar, y además están muy expuestos a publicidad dirigida especialmente a ellos y son muy sensibles a consumir. Es importante que adquieran buenos hábitos de consumo y que administren su dinero de forma inteligente desde bien pequeños”.
Siguiendo esta idea, los expertos aconsejan adaptar el diálogo a la edad y madurez de cada uno de ellos.
De 3 a 5 años
Es el momento de que comprendan que el dinero es un bien limitado. Deben entender cómo llega a casa, para que se emplea y la importancia de hacer un uso responsable de él.
Una de las técnicas que puede servir para asimilar conceptos es jugar con ellos a intercambiarlo: se trata de ‘pagarles’ cuando hacen alguna tarea extra, pero no cuando cumplen con sus obligaciones, siempre con una cifra simbólica.
Además de para enseñarles que el dinero se consigue con esfuerzo, esta técnica sirve para explicarles el valor de las diferentes monedas y billetes, porque en este momento su relación debe ser con el dinero físico, no con el digital o virtual.
De 6 a 11 años
Es una buena edad para empezar a hacerles preguntas e introducir conceptos más complejos. El más importante es el de ahorro, no tienen por qué gastar todo el dinero que reciben en concepto de propinas o por las tareas extras remuneradas.
La hucha es en esta fase una gran aliada. Es el primer instrumento de ahorro, e incluso puede servir para realizar planes de ahorro con objetivos específicos, como la compra de un juguete.
Unas compras que también deben servir para explicar el concepto de consumo. Nadie puede (probablemente no deba) tener todo lo que desea, por lo que hay que saber elegir y manejar la frustración.
Y también esperar al momento oportuno de compra. Para lo que puede ser importante el concepto de rebajas y promociones, enseñándoles a esperar, algo que es muy importante en esta fase vital.
De 12 a 16 años
Es el momento de abordar conceptos más ambiciosos. A esta edad ya pueden introducirse ideas tan de moda en estos meses como la inflación, o hablarles de la hipoteca y préstamos, técnicas de ahorro, la importancia de leer un contrato antes de firmarlo, bitcoins, fintech…
Puede ser también un buen momento para abrir su primera cuenta de ahorro, explicando que debe guardar parte de su asignación o propina: de momento, mejor semanal que mensual.
Según Funcas, solo el 37% de los encuestados recibe en España este tipo asignación (media entre las aportadas por padres y madres), un porcentaje que debería mejorar. “Observar cómo sus hijos gestionan la paga, permite conocer mejor la conducta de éstos en una dimensión importante de sus vidas, la relacionada con el manejo del dinero. Al mismo tiempo, les puede servir para regular los caprichos de sus hijos e hijas, evitando el rechazo reiterado a las peticiones de éstos y los consiguientes conflictos domésticos”.
A partir de los 17
Desde el inicio de esta etapa lo importante es compartir aspectos generales de la economía doméstica. Deben entender que hay un presupuesto familiar mensual del que ellos forman parte. Del mismo modo, enseñarles a hacer la planificación de su paga, que ya puede ser mensual para que aprendan a gestionar diferenciando lo esencial de lo divertido.
A su edad, ya están preparados para entender todo tipo de conceptos financieros y se puede compartir con ellos las decisiones en productos de inversión, planes de pensiones, compras de inmuebles, etc. Punto en que es muy importante el diálogo para que entiendan que esas decisiones sirven para planificar el futuro, aunque en muchas ocasiones suponen renuncias en el presente.
También es el momento de introducir el concepto de emprendimiento, animándoles a buscar actividades remuneradas y trabajos ocasionales. Unas cantidades que, al menos en parte, deberían ahorrar para empezar a planificar su futuro.