La distinta evolución de la pandemia en los EE.UU. y en Europa continental está comenzando a abrir una pequeña fractura en cuanto a expectativas macroeconómicas y, con ello, aunque de manera aún muy laxa, en cuanto a valoración de activos financieros.
Y es que según los datos que se están publicando, la campaña de vacunación en Norteamérica avanza con paso firme, mientras que, por distintos motivos (entre ellos las dudas con respecto a la vacuna de Astrazeneca) en el Viejo Continente, excepción del Reino Unido, todo parece ir a un ritmo claramente inferior. A ello hay que sumar un notable incremento de contagios en algunos países europeos, singularmente Alemania e Italia. Esto tiene una inferencia negativa sobre actividad económica, después de un trimestre claramente por debajo de las previsiones que teníamos a finales del año pasado. Y, eso, lógicamente, es algo que puede poner nerviosos a los mercados.
La buena noticia es que todo parece indicar que los bancos centrales van a seguir con su labor de restaurar la confianza de los mercados, por la vía de una política monetaria que va a seguir siendo expansiva durante mucho tiempo. En el caso del BCE ya queda muy poco de esas señales de “progresiva normalización” de las que hablaba hace unos meses. Se asume que no se va a permitir una subida de rentabilidades de la deuda, por encima de niveles que puedan preocupar a los mercados. Conviene decir asimismo que las previsiones macro en Europa se mantienen o incluso mejoran para el año, lo que estaría claramente en línea con un fuerte acelerón en el segundo trimestre…algo que puede levantar de nuevo el miedo a la inflación, por cierto.
En el caso de Estados Unidos, la reunión de la Reserva Federal volvió a incidir en la mejora constante de la economía norteamericana, previendo un alza de hecho de las expectativas de crecimiento hasta el 6,5% para el ejercicio 2021 y tasas de paro para 2022 y 2023 por debajo incluso del “pleno empleo”. Sin duda una recuperación rápida y en toda regla que, por cierto, sigue presionando a los niveles de rentabilidad de los bonos estadounidenses al alza.
Por todo ello, en estos días hemos visto incrementos de rentabilidad de los bonos, más intensas en EE.UU., y movimientos ligeros de corrección en renta variable, que sigue mostrando elevados niveles de multiplicador. Como hemos comentado en alguna ocasión, estos PER tan elevados pueden tener alguna involución en la próximas semanas y meses, si finalmente aparece el tan temido shock de inflación En todo caso, en un mundo en recuperación, los beneficios empresariales deberían ejercer un importante contrapeso, junto con unos tipos nominales de interés que, seamos sinceros, ninguna autoridad monetaria está por la labor de tocar.
En resumen, cierto compás de espera mientras termina de afianzarse la normalización sanitaria que desemboque, esperemos que más pronto que tarde, en una plena normalización económica. Hasta entonces, no es descartable alternar periodos de euforia y algo de agotamiento. Por lo tanto, precaución.