Hace poco los medios anunciaban que en los últimos años la tasa de ahorro en los hogares españoles no ha parado de bajar hasta alcanzar la tasa negativa del -0,7 en el último trimestre de 2017, según el INE. Con este dato, decían, estamos ante el valor más bajo desde hace diez años, cuando empezó la crisis económica. Estas cifras nos convierten en el cuarto país de Europa con menor nivel de ahorro, solo por encima de Polonia, Finlandia y Lituania.
Estos datos tan poco halagüeños me han hecho reflexionar sobre la manera de fomentar el ahorro entre los jóvenes de hoy, que serán los mayores del mañana. Sabemos que vivimos en un país donde las pensiones de los jóvenes no están garantizadas y, por tanto, urge de manera más grave concienciar a los jóvenes sobre la cultura del ahorro para que puedan disfrutar de una vejez tranquila. Por otro lado, vivimos en la cultura de lo inmediato, del “ya y para ahora”; esto, sumado al fuerte consumismo con el que todo es necesario para ser feliz (como si la felicidad dependiera de lo que se tenga), dificulta hacer calar entre nuestros jóvenes una educación basada en la austeridad y en un proyecto de futuro, porque todo lo que no sea “ahora” parece que no existe.
A pesar de esto, y como hay que ser optimista y tratar de construir, voy a exponer algunos consejos que en su día yo recibí de mis padres y que siempre me han ayudado a tener ahorros:
- Inculcar a los niños el valor del dinero: es aconsejable educar a los niños en el valor económico de las cosas, haciéndoles ver el esfuerzo que hacen sus padres. Al mismo tiempo, cuando lleguen a la edad oportuna es bueno que hagan “trabajillos” acordes a su edad (como canguros, impartiendo clases particulares…) para que experimenten el esfuerzo necesario para obtener ingresos que más tarde les permitan aprender a gestionar sus pequeñas finanzas para sus gastos.
- Reservar una parte de los ingresos recurrentes al ahorro: con independencia de los ingresos de cada uno, es importante reservar una parte, por pequeña que sea, al ahorro con las miras puestas en el futuro. Esta reserva puede materializarse, dependiendo de la edad, en la famosa hucha del cerdito, que desgraciadamente en casi todos los hogares se ha perdido y ayudaba mucho a visualizar el ahorro a los niños, o en una cuenta ahorro, un fondo de pensiones (que además tiene ventajas fiscales) o el producto financiero que cada uno considere.
- Revisar la cuenta corriente con frecuencia: esta costumbre ayuda a ser más consciente de los gastos que de forma habitual pagamos con tarjeta bancaria y también, cuando hemos hecho excesos, para tenerlo en cuenta el mes siguiente.
- Tener ahorros para vivir dos años: este es un consejo que oí hace tiempo a una buena amiga y lo hice propio. Es aconsejable tener ahorros suficientes para que cada uno desde su situación pueda vivir con esos ahorros al menos durante dos años en el caso de quedarse sin trabajo.
Espero que estos consejos puedan servir de guía a los lectores y para poner remedio a la falta de ahorro que se hace cada vez más patente en nuestros hogares.