¿Es mejor ahorrar o invertir? No existe una única y válida respuesta a esta pregunta, depende de tu situación financiera y tus objetivos.
Por ejemplo, si vas a necesitar dinero para un gasto específico en el corto plazo, como un viaje o renovar tu coche, o quieres crear un colchón para imprevistos, entonces tu opción será el ahorro. Pero si tus metas son hacer crecer tu patrimonio a medio y largo plazo, estás pensando en invertir. Te quedará más claro viendo las diferencias.
Ahorrar con método
Ahorrar es la mejor opción cuando tenemos metas claras a un plazo de tiempo determinado, como pagar los estudios de nuestros hijos, acumular el dinero necesario para la entrada de nuestra primera casa o una segunda residencia de vacaciones o hacer un viaje soñado.
La teoría es simple: ahorrar o reservar una parte de nuestros ingresos. La práctica suele conllevar más problemas, sobre todo asociados a la falta de método o plan para ahorrar. El mayor error es pensar “ahorro lo que me sobra a fin de mes”. La clave está en el pre-ahorro, es decir, en destinar una parte de tus ingresos periódicamente al ahorro, igual que lo haces con tu hipoteca o alquiler, o los gastos para ocio o comida.
Hay muchos métodos diferentes de ahorro, solo tienes que elegir el que mejor va contigo y aplicarlo. Como muestra, te recordamos uno de ellos, basado en el porcentaje, del que hablamos unos meses atrás: El método Hard Eker para ahorrar.
Invertir para aumentar tu riqueza
La inversión es la respuesta cuando tus metas son a medio y largo plazo y lo que buscas es hacer crecer tu patrimonio o riqueza, no con la necesidad de dinero para algo específico.
En este caso las opciones son casi infinitas, desde invertir en inmuebles, en bolsa, en fondos de inversiones u otros muchos instrumentos financieros. La clave está en tu perfil inversor, hay personas que buscan un bajo riesgo con mínimo rendimiento, otras que deciden asumir más riesgo a cambio de posibles mejores beneficios. El tiempo de la inversión también es importante, cuando más se dilate, mayor suele ser el rendimiento.
En todo caso, hace unos meses hablábamos de lo importante que diversificar las inversiones, es decir, “repartir los huevos en diferentes cestas. Es la mejor forma de reducir el riesgo de nuestra cartera y obtener el mayor rendimiento, siempre teniendo en cuenta nuestro perfil de inversor.
¿El secreto? Construir un portafolio diversificado, teniendo en cuenta el nivel de riesgo que estamos dispuestos a aceptar, y a partir de ahí generar el mayor potencial de rendimiento posible. Es decir, primero decidimos el nivel de riesgo y luego buscamos la combinación de instrumentos que, con ese nivel de riesgo, nos pueda ofrecer el mayor rendimiento potencial posible.