Según la Guía del mercado laboral 2021, realizada por la consultora Hays, en el entorno actual, el 73% de las empresas valora más las soft skills que las habilidades técnicas específicas en el puesto de trabajo.
Las soft skills pueden definirse como una combinación de habilidades transversales, conocimientos, experiencias y comportamientos que hacen de cada profesional una persona única. Al incluir rasgos de personalidad, estas habilidades pueden resultar innatas en determinados perfiles, aunque también pueden entrenarse y potenciarse mediante formaciones específicas.
En el caso del ejercicio de la abogacía estas son las habilidades más demandadas y cómo podemos entrenarlas
Oratoria. Es una de las capacidades definitiva en los procesos de selección de personal en la abogacía. La habilidad con la que un abogado se expresa es fundamental para el ejercicio de la profesión y condiciona en buena medida su reputación. Porque cuando hablamos en público los abogados nos lo jugamos todo: los años de preparación de una oposición, un puesto de trabajo o la defensa de un juicio. Entre los “trucos” para mejorar nuestra oratoria y ganarnos a nuestra audiencia: mostrar las palmas de las manos para ser más persuasivos, sonreír al hacer una propuesta porque será mucho más probable que la acepten, mantener una postura abierta y relajada, mostrase neutral, establecer contacto visual y conseguir que nuestros interlocutores asientan. Para practicar la oratoria también existen aplicaciones de realidad virtual (VR) como Chiara Legal que permiten ejercitar las habilidades de expresión en público enfrentándose a juzgados reales con VR. Tras la prueba de oratoria la app genera un feedback con los resultados de los KPIs analizados, sobre la entonación, el ritmo, los silencios, claridad, pronunciación, coletillas o pausas. En total se analizan 25 variables, sobre los que se generan los consejos personalizados para cada alumno.
Idiomas. Saber idiomas es en un mundo globalizado es imprescindible. Aprender un nuevo idioma o reforzar los que ya hemos aprendido resulta a veces tedioso y supone un gran empleo de tiempo y de esfuerzo. Pero hay maneras de reforzar nuestro dominio de otra lengua de una manera entretenida y que además podemos compaginar con otras actividades: escuchar podcast en inglés por niveles, una semana de inmersión lingüística en un destino de naturaleza que nos guste o ver nuestras series preferidas en las plataformas en el idioma que queramos practicar. Así aprenderemos casi sin darnos cuenta y sin que nos suponga un gran esfuerzo.
Marketing digital. El marketing digital para abogados es un conjunto de acciones estratégicas y tácticas cuyo objetivo es optimizar la comercialización de los servicios que ofrece la firma. De este modo, se busca aumentar la captación de nuevos clientes, fidelizar a los clientes antiguos, promover la contratación de más servicios, mejorar la rentabilidad del negocio y consolidar el posicionamiento de la marca en el mercado. En Mutualidad Abogacía contamos con la Guía del Marketing Digital para Abogados con todos los conceptos y herramientas imprescindibles para desarrollar nuestra marca personal online y conseguir que los clientes nos encuentren y nos elijan.
Habilidades técnicas. A los abogados se nos presumen conocimientos técnicos en derecho que constituyen la base de nuestra profesión y a través de los cuales podemos llevar a cabo un asesoramiento jurídico serio y riguroso a nuestros clientes. Ello conlleva, además, capacidad de análisis y de razonamiento lógico, la habilidad para redactar y comunicar a través de mensajes escritos y verbales y del manejo de las nuevas tecnologías de la información. Los abogados tenemos que adaptarnos al entorno que nos ha tocado vivir y necesitamos estar al día de las nuevas tecnologías y saber usarlas en nuestro ejercicio profesional. Tanto redes sociales como blogs constituyen fuentes de información que nos aportan cosas interesantes. Existen medios para formarnos en programación y aplicaciones de tecnología que nos serán muy útiles en el ejercicio de la abogacía como freecodecamp, un bootcamp de programación con opciones gratuitas para aprender a programar, construir proyectos y obtener certificaciones.
Marca personal. David McNally en su libro Be your own Brand define la marca personal como “las percepciones o emociones que otros tienen sobre nosotros”. Un abogado debe conocer su marca personal, analizar el impacto que provoca en los demás, y el impacto que provoca en los clientes. Si la percepción de los clientes es que somos profesionales, serios, técnicos, resolutivos… y además nuestra relación con ellos tiene un gran valor añadido, entonces nuestra marca personal se encuentra en un lugar destacado. Y no sólo los clientes juegan un papel fundamental en la definición de nuestra marca personal, sino también los compañeros de profesión. Para fomentar la marca personal hay que conocer el sector y relacionarse lo máximo posible.
Capacidad de trabajo en equipo. Muchos casos con los que nos encontramos en el desarrollo de nuestra actividad como abogados revisten gran complejidad y requieren analizar grandes volúmenes de información, por lo que es importante saber coordinar personas y grupos aunando esfuerzos y también saber delegar. Hay que estudiar cada caso concreto y decidir si es necesaria la participación de otros abogados, especificando las funciones de cada uno, así como la intervención de diferentes especialistas, como peritos, médicos, detectives, etc.
Conocimientos relacionados con emprendimiento. Mutualidad de la Abogacía ayuda a los jóvenes abogados en el camino del emprendimiento con el programa Lab Emprendimiento Jurídico y con contenidos propios para el fomento de la actividad emprendedora en #TDTF, #Mutuaverso y #SoyAutónomo. También pone a su disposición la formación necesaria a través de másteres, el podcast de Mutualidad de la Abogacía para innovar y destacar en sus negocios y mantenerse al día de todo lo nuevo sobre talento y emprendimiento con contenidos enfocados al desarrollo profesional.
Flexibilidad. El mercado busca profesionales que están preparados para enfrentar cualquier cambio que se produzca a nivel interno y externo. Actualmente, la flexibilidad en el trabajo es cada vez más valorada, aporta a la resolución de conflictos y a la creación de mejores tácticas estratégicas para solucionar los problemas.
Control de las emociones. El control de las emociones es una gran habilidad, y también una gran ventaja. Se valora mucho laboralmente a las personas que pueden controlarse y no venirse abajo ante situaciones difíciles e incluso sacar provecho de situaciones aparentemente malas.
Resiliencia. La resiliencia es la capacidad de adaptarse a circunstancias adversas, incluso bajo una gran presión. Es la capacidad que manifiesta una persona de recuperarse de un desafío y acogerlo como una oportunidad de aprendizaje. En el ambiente laboral, ser resiliente permite resolver problemas, enfrentar retos y convertir debilidades en fortalezas.
Empatía. La empatía es mucho más que entender el punto de vista de los compañeros y respetarlo, se trata de estar dispuesto a exponerse a nuevas ideas y atreverse a ver la realidad desde otras perspectivas. Con empatía las relaciones laborales se vuelven mucho más fluidas, lo que desemboca en una mayor productividad y en un mejor clima de trabajo.
Formación continua. Por último, todas estas habilidades hay que mantenerlas al día a través de la formación permante, de estar en continuo aprendizaje y estudiar. Una opción de formación online a la medida es Videocation. Como decía Eduardo Couture en su libro Los mandamientos del abogado: “Estudia, si no estudias serás cada día menos abogado”.