La literatura infantil los ha bautizado como ‘los calcetines salvajes’. Pablo Prestifilippo describe su hábitat en el delicioso Manual de calcetines salvajes (Factoría K de Libros): “Les gusta refugiarse debajo de la cama, cerca de la zona donde se junta la pelusa y dentro de algún zapato viejo. Cuando buscan calor se cuelan bajo las sábanas y se arrastran hasta la zona de los pies. Otro de sus escondrijos favoritos es debajo de la almohada”.
Si tú #Soyjoven también tienes la sensación de que algunos de tus calcetines caminan hacia donde les da la gana, estás en el sitio adecuado. Pero antes debes confesar:
- ¿Cerrar la puerta de tu ropero es más difícil que la del tren de cercanías en hora punta?
- ¿El escritorio de tu portátil parece el catálogo de ofertas del Carrefour en septiembre?
“Que obra sin método y no cuida del orden en sus cosas”. ¡Hay, amigo!, así define la RAE los adjetivos desordenado y desordenada. Si estás dispuesto a convertir tu mesa de trabajo del coworking en la más envidiada, comienza por resolver nuestro test.
Diez recomendaciones para dejar de ser desordenado (a)
Llega el momento de la verdad, ¿estás dispuesto a cambiar? Te proponemos diez ejercicios iniciales que combinan hogar y trabajo, pero recuerda que todo pasa por un cambio de mentalidad: la organización dice mucho de ti, te ayuda a ser un profesional más eficiente y una persona más equilibrada.
Siguiendo estos pasos pronto empezarás a disfrutar del cambio.
- Comienza por organizar tu bolso, mochila o maletín de trabajo. Es como una vivienda en miniatura, solo hay que llevar lo imprescindible y tenerlo a mano.
- Cambia de rutina progresivamente, pero sin dar un paso atrás: utiliza el frigo o una pizarra para recordar tu objetivo semanal. Haz lo mismo con los objetivos del despacho.
- Haz la cama a diario y no acumules platos sucios. Dos reglas de oro si realmente quieren trabajar por el cambio.
- Tira todo lo que no sirva: seguro que en tu barrio hay más de una organización encantada de dar una segunda oportunidad a todo lo que no te hace falta.
- El espacio del que se dispone y el número de pertenencias, deben ser dos magnitudes coherentes.
- Asigna un lugar fijo a cada cosa: una bandeja junto a la entrada para dejar las llaves, un cajón para la documentación importante, una estantería para el portátil… No discrimines a los zapatos en este ejercicio.
- No utilices, sillas o muebles (menos el suelo) para acumular ropa: cada día se saca y se mete del armario y los cajones, la que necesitas y la que utilizaste. ¡Ah!, y siempre bien doblada.
- Organiza de forma más eficaz tu PC: elimina lo que no necesites; limita el número de accesos directos a lo imprescindible; crea una jerarquía lógica con tu actividad, para organizar las carpetas; nombra los archivos siempre con el mismo sistema, por ejemplo, fecha y palabra clave.
- Utiliza, recoge y, si hace falta, limpia. No es tan difícil, y servirá para lograr el gran cambio en la cocina, baño y salón.
- Y muy importante, organiza los residuos bien para reciclar. Aunque no seas fan del arcoíris de El Mago de Hoz, recuerda el código de colores: amarillo para envases, verde para vidrio (no cristal), azul para papel y cartón, gris para restos no reciclables y marrón para orgánica.
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