“Si queremos que los ciudadanos adquieran un hábito de ahorro previsional, hay que crear los incentivos adecuados”

¿Qué mueven a las familias a ahorrar? ¿Qué impacto ha tenido la pandemia del covid sobre el ahorro? ¿Por qué la educación financiera es una palanca de crecimiento económico? ¿Qué pautas de ahorro e inversión nos diferencian del resto de países europeos? A estas y otras cuestiones responde Laura Núñez-Letamendia, directora del Observatorio del Ahorro Familiar –promovido por Fundación Mutualidad Abogacía y la Fundación IE– y coautora del informe 'Determinantes del ahorro de los hogares: la educación financiera protagonista'.

Entrevista a Laura Núñez-Letamendia.

Directora del Observatorio del Ahorro Familiar y profesora de finanzas de IE Business School, IE University.

¿Qué hitos o hallazgos más relevantes destacarías de este estudio?

Son muchos los hallazgos, por lo que recomiendo leerlo entero. Destacaría por su relevancia el resultado que se refiere a la falta de cultura financiera de la población española, casi la mitad de la misma no comprende bien los conceptos financieros que son necesarios para gestionar la propia vida o el hogar desde el punto de vista económico. Este desconocimiento es aún mayor cuando nos referimos a los vehículos de inversión a través de los cuales se puede gestionar el ahorro familiar.

Además, como curiosidad en este sentido, el trabajo encuentra que hay un porcentaje importante de individuos que cree saber de finanzas cuando no sabe, a la vez que hay una cifra similar de personas que sabiendo de finanzas no se siente capacitada. El 20% de la población percibe tener conocimientos financieros cuando no los tienen, podríamos decir que estas personas padecen de “un exceso de confianza financiera”. A su vez, aproximadamente otro 20% no se siente capacitado financieramente cuando sí lo está, estas personas padecerían una “falta de sentimiento de empoderamiento financiero”.

 

“Si los individuos tienen los conocimientos, pero no se sienten capaces de tomar decisiones financieras, no estaremos consiguiendo todo el potencial de la educación financiera”

 

¿Cuál es el vínculo entre educación financiera y ahorro?

Es muy interesante lo que observamos en la población española acerca de esa relación. Parece que la educación financiera juega un papel esencial en el ahorro, tanto en lo que se refiere a los conocimientos financieros adquiridos, como en lo relativo a la confianza que uno tiene en sus habilidades y capacidades financieras. Entre las personas con conocimientos financieros que a su vez perciben tenerlos, 8 de cada 10 ahorran, cifra superior a la que obtenemos entre la población con conocimientos financieros, pero que no se siente capacitada: en este grupo solo ahorran 6 de cada 10. Cuando no se tienen estos conocimientos financieros ni “objetivos” ni “subjetivos o percibidos”, solo 4 de cada 10 ahorran.

Este hallazgo sugiere que los programas de formación financiera deben diseñarse contemplando dos objetivos complementarios: el primero, la adquisición de las competencias financieras adecuadas; el segundo, lograr que los ciudadanos sientan que están capacitados para gestionar sus vidas desde el punto de vista económico. Si los individuos tienen los conocimientos, pero no se sienten capaces de tomar decisiones financieras, no estaremos consiguiendo todo el potencial de la educación financiera.

 

¿Es la educación financiera también palanca de crecimiento económico?

La falta de educación financiera puede hacer que las familias tomen decisiones erróneas y arriesgadas, por ejemplo, que se endeuden excediendo el límite razonable de sus posibilidades. Qué duda cabe de que este ejemplo en concreto, de sobreendeudamiento de las familias, podría conducir a una crisis financiera, o cuando menos alimentarla. El nivel de educación financiera de las sociedades es un elemento importante en la consecución de un crecimiento sostenible, ya que con ella se consigue reducir parte de los desequilibrios financieros que habitualmente se producen en los ciclos económicos. El artículo Los países con buena educación financiera salen antes de la crisis de la periodista Isabel Gaspar, que ganó la I edición del premio al mejor trabajo periodístico del Observatorio del Ahorro Familiar en 2021, ilustra muy bien esta relación.

 

¿En qué se diferencian las pautas de ahorro e inversión de los españoles respecto a al resto de Europa?

Yo diría que nos diferenciamos fundamentalmente en dos aspectos. El primero nuestra preferencia por el ladrillo frente a la inversión financiera, lo que es posible sea fruto de nuestro déficit en conocimientos financieros, y especialmente de nuestra falta de comprensión de los vehículos de inversión que tenemos para ahorrar. Quizá sería bueno que las instituciones financieras hicieran un examen de conciencia para ver en que están fallando, se deberían preguntar el porqué de que sus clientes no comprendan adecuadamente las alternativas de inversión que hay disponibles para la gestión del ahorro, y que ello les conduzca a decantarse siempre por el ahorro inmobiliario.

El segundo rasgo diferencial de nuestro comportamiento ahorrador es su volatilidad. Frente a países como Alemania, en el que las familias mantienen una pauta de ahorro estable en el tiempo, los españoles ahorran en tiempo de crisis y gastan en tiempos de bonanza económica, acentuando todavía más los ciclos económicos. Lo ideal sería mantener una pauta estable en el tiempo, y en todo caso aumentar el ahorro cuando las cosas van bien para poder usarlo cuando no van tan bien, justo lo contrario de lo que hacemos. No tenemos el hábito del ahorro y de la planificación financiera, y es algo fundamental para tener una vida saludable desde el punto de vista económico.

“La preferencia en España por el ladrillo frente a la inversión financiera es posible que sea fruto de nuestro déficit en conocimientos financieros, y especialmente de nuestra falta de comprensión de los vehículos de inversión que tenemos para ahorrar”

 

¿Qué dicen los resultados del estudio si se miran bajo la lupa de la teoría de ahorro keynesiana y la del ciclo vital de las personas?

Que, efectivamente, ambas teorías tienen su parte de razón. La teoría keynesiana dice que la propensión marginal al ahorro crece con la renta, es decir, que la proporción de renta que se ahorra es superior cuando la renta sube. Ello es cierto, aquellos hogares que cuentan con rentas superiores ahorran por lo general mayor proporción de esta, que los que tienen rentas bajas. No obstante, existe mucha variabilidad y no es siempre así, hay hogares con rentas bajas que consiguen ahorrar bastante, y hogares con rentas altas que no lo hacen.

A su vez, la teoría del ciclo vital pronostica que al inicio y al final de la vida se ahorra menos, ya que al inicio todavía no estamos en la plenitud de nuestra carrera profesional y nuestros ingresos son inferiores, y al final, porque una vez adquirimos el estatus de jubilados nuestros ingresos también por lo general son inferiores y lo que solemos hacer es compensarlos con el ahorro previo acumulado. Los datos indican que esto también sucede en cierta medida, aunque no al nivel indicado por la teoría, ya que muchos jubilados continúan ahorrando.

Los comportamientos, como los seres humanos, son complejos, y heterogéneos y vienen determinados por múltiples variables y circunstancias. Es razonable que el comportamiento del ahorro no pueda explicarse en base a solo dos variables como son la renta y el momento del ciclo vital en el que se está. Por ello a lo largo del tiempo han ido apareciendo nuevas teorías, como la teoría altruista que dice que algunos individuos ahorran también con el objetivo de dejar un legado. En nuestro estudio, efectivamente encontramos que hay individuos que responden a esta teoría altruista. Otra finalidad para la que ahorran algunas familias es la educación, especialmente aquellas que tienen hijos.

 

El ahorro precautorio está muy enraizado en la cultura española frente al previsional. ¿A qué responde este patrón tan marcado y cómo se pueden invertir o equilibrar estas dos decisiones financieras, de manera que no solo pensemos en lo inmediato sino también en la tranquilidad económica futura?

Yo creo que uno de los factores que posterga a ese segundo plano el ahorro previsional es la alta tasa de reemplazo que nuestro sistema de pensiones ha mantenido históricamente. Aproximadamente la pensión supone en términos netos de impuestos el 80% del salario en España, y este porcentaje es muy alto en comparación con el que tienen otros países de nuestro entorno (como media en la OCDE es un 62%). Creo que la población no es consciente de que como consecuencia del incremento de longevidad tan impresionante que se ha producido, esta tasa de reemplazo inevitablemente va a caer, y para compensarlo necesitamos contar con ahorros previsionales. En este sentido, creo que los poderes públicos no están siendo suficientemente transparentes en el mensaje a los ciudadanos con relación a las dificultades que atraviesa nuestro sistema de pensiones y a la necesidad de ahorrar. Por otro lado, aunque existen algunas propuestas en la línea de incentivar el ahorro, por ejemplo, a través de planes de pensiones de empleo, estás no se han materializado todavía. Si queremos que los ciudadanos adquieran un hábito de ahorro previsional adecuado para mantener su nivel de vida en la jubilación, hay que crear los incentivos adecuados.

 

“Uno de los factores que posterga a un segundo plano el ahorro previsional es la alta tasa de reemplazo que nuestro sistema de pensiones ha mantenido históricamente”

 

A dos años vistas del inicio de la pandemia del covid, ¿cuál ha sido su impacto en los hogares españoles?

Los datos estadísticos indican que durante la pandemia la tasa de ahorro de los españoles medida sobre la renta disponible creció de forma sustancial, en parte como consecuencia del menor consumo que se produjo por los confinamientos, y en parte por una intención de ahorro precautorio dada la incertidumbre tan grande que existía en el momento. Nuestros datos muestran que en términos agregados un 38% de los hogares redujo su ahorro en términos absolutos y solo un 16% lo aumentó. Lógicamente las reducciones de ahorro se dieron en mayor medida en aquellos hogares directamente afectados por la pandemia (ERTEs, cese de autónomos, etc.).

 

Y pensando en el futuro, ¿cuáles son las previsiones de comportamiento de los hogares para el largo plazo?

Como consecuencia de la pandemia, cerca de un cuarto de los hogares españoles se ha planteado cambiar sus hábitos de planificación financiera, ahorro y consumo a futuro, lo que supone un atisbo de esperanza de cara a un consumo más responsable y un ahorro más estable que contribuya a la constitución de un estado de bienestar más sólido.

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