El objetivo de aumentar la productividad y rentabilidad en un mercado cada vez más competitivo está llevando a numerosas firmas norteamericanas a valorar la integración de la inteligencia cognitiva en sus modelos de negocio. Así, lo que se veía como una amenaza para el sector legal, lo están transformando en una oportunidad.
De esta forma buscan aumentar la eficacia en tareas como recopilar, analizar y preparar documentación de procedimientos legales, mantener en orden archivos o buscar materiales relevantes, lo que permite a sus abogados centrarse en tareas que realmente aporten valor añadido.
Ross, tecnología IBM
El caso más sonado en los medios es el de Ross, un robot contratado por Baker & Hostetler capaz de interpretar casos y dar con la respuesta correcta acerca de cómo proceder, utilizando la tecnología del superordenador Watson, de IBM.
Pero ¿qué es la inteligencia cognitiva y cómo funciona? Va un paso más allá que la inteligencia artificial, ya que son sistemas capaces de entender, aprender y razonar. Es decir, son capaces de generar conocimiento por sí solos en un proceso de constante aprendizaje.
Watson, el superordenador
En 2011, los espectadores de un concurso de televisión de Estados Unidos descubrieron a IBM Watson en acción. Este superordenador es capaz no solo de procesar una enorme cantidad de información, sino de entender el lenguaje natural en una conversación con giros y dobles sentidos, y contestar a las preguntas.
En la actualidad, países de todo el mundo utilizan la tecnología de Watson a través de la nube en múltiples campos, desde la medicina a la exploración de hidrocarburos. Y, a la vez, este superordenador se va haciendo cada vez más inteligente, adquiriendo más conocimientos.
Aplicado a las leyes
Ross ha sido creado por una start-up canadiense con el objetivo de convertirse en un asistente ultracualificado. Programado para entender el lenguaje humano, es capaz de dar su respuesta a las preguntas legales, citando las leyes y códigos correspondientes. A diferencia de un buscador convencional, no ofrece un listado de posibles respuestas, sino que da la respuesta que él considera más acertada.
También es capaz de rastrear en tiempo real los resultados de nuevas sentencias y juicios e incorporarlos como futuras referencias. Incluso, si estos afectan a casos en proceso, avisa a los abogados de la firma para que modifiquen su estrategia en consonancia.
Hoy Ross trabaja en el departamento de gestión de quiebras junto a 50 abogados de carne y hueso. ¿Hasta dónde será capaz de llegar? El tiempo lo dirá.