Por Esther Alonso Vaquerizo
Según el reporte anual sobre la brecha de emisiones elaborado por la ONU, desde el 2010, las emisiones de gases que causan el calentamiento global -excluyendo aquellas producidas por el uso de la tierra, que son más inciertas y variables- han registrado un crecimiento promedio anual del 1,3%. En 2019, el aumento fue más pronunciado y llegó a un 2,6% debido al gran aumento de incendios forestales. Tal y como sostienen desde la ONU “para que el calentamiento se estabilice, es imprescindible reducir desde ya las emisiones de dióxido de carbono con vistas a llegar a neutralizarlas por completo. Sin embargo, la humanidad lleva la tendencia contraria: el mundo todavía está en camino de un aumento catastrófico de la temperatura superior a los 3 grados, lo que tendrá devastadoras consecuencias sobre el planeta. La recuperación económica tras el COVID-19, debe ser la oportunidad para cambiar el rumbo hacia un futuro más verde”.
Cuando se habla de emisiones de CO2, se piensa inevitablemente en grandes corporaciones de países señalados como los más contaminantes, como China o Estados Unidos, considerando que son ellos los principales responsables que deben buscar una solución. Según nos explica Daniel Truran, director general de Ebbf, plataforma presente en 60 países y que agrupa a más de 400 empresas con el objetivo de inspirar negocios exitosos y responsables: “La reducción de emisiones no es sólo cosa de grandes compañías. La mayoría de las empresas del mundo son PYMES y no se ha calculado el nivel de contaminación que produce estos negocios a nivel global. Es cierto que los grandes contaminan más, pero no debemos desestimar la suma de emisiones de los pequeños. La responsabilidad no debe caer únicamente en las empresas de mayor volumen, tampoco en los departamentos de sostenibilidad, sino en todos los integrantes de las empresas y, de la sociedad. Todos debemos emitir menos y contribuir en la concienciación del resto”.
Pero la producción, la inmensa mayoría de las veces, implica emisiones de forma directamente proporcional ¿Qué se puede hacer entonces? “Es importante pensar en soluciones, innovar, pero, sobre todo, ver qué están haciendo los demás para borrar la huella de carbono, qué es lo que está funcionando mejor. La situación está avanzando muy deprisa y, en poco tiempo, se implantarán leyes de obligado cumplimiento para reducir emisiones. Es fundamental estar preparado desde ya y no quedarse atrás. Hasta la mejor empresa del mundo comete errores y es imperfecta, pero hay que tener un afán de superación sostenible y apostar por ir en esta dirección. Las declaraciones conjuntas y las alianzas entre empresas son, sin duda, claves en esta carrera hacia la sostenibilidad del planeta”, afirma Truran.
Mutualidad Abogacía, una entidad responsable
Cuando la reducción de emisiones es difícil de conseguir, existen medidas alternativas muy válidas, como la compensación. Tal y como nos explica Andrés Pina, responsable de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de Mutualidad de la Abogacía: “Ser neutros por compensación significa que la huella de carbono generada por una compañía (la suma de los consumos en energía, papel, agua, tóners… y desplazamientos del personal), se ‘neutraliza’ invirtiendo en reforestación de espacios, bosques o áreas verdes. La medición, estrategia de reducción y compensación de la huella de carbono pueden registrarse en el Ministerio para la Transición Ecológica, tras la verificación por una entidad externa y autorizada, lo que es una gran oportunidad de demostrar el compromiso medioambiental de una compañía y un ejercicio de transparencia muy interesante”.
Existen algunos muy buenos ejemplos de empresas que han conseguido la neutralidad en carbono, como Cabify. El transporte rodado en carretera representa el 11,7 % de las emisiones globales de efecto invernadero, y los núcleos urbanos son responsables del 70% de estas, según la Agencia Internacional de la Energía y C40 Cities, por lo que las ciudades son clave en la solución contra el cambio climático, que ha de pasar por avanzar hacia la descarbonización de la movilidad. Cabify es, desde 2018, la primera y única empresa del sector en Europa y América Latina en compensar el 100% de las emisiones generadas no solamente por su actividad corporativa sino también las resultantes de trayectos de usuarios y empresas a través de la aplicación (neutra en carbono), habiendo sostenido este compromiso durante tres años consecutivos. En este tiempo, Cabify ha compensado más de 310 mil toneladas de CO2 mediante proyectos de protección medioambiental, equivalente a 280 trayectos en coche de Buenos Aires a São Paulo o a la protección de 12 millones de árboles en la selva amazónica. Simultáneamente, la compañía avanza en la reducción de emisiones, con un compromiso del 15% anual, y el impulso para la electrificación de flotas en 2025 en España y en 2030 en Latinoamérica.
La sostenibilidad y la gestión responsable siempre han estado presentes en el ADN de Mutualidad de la Abogacía. Puede de ello es que, desde 2017, miden sus emisiones de CO2 y esperan conseguir la ‘neutralidad’ en carbono este año. En la actualidad, la mutualidad realiza acciones encaminadas a promocionar la gestión responsable de recursos entre los miembros de su platilla y cuenta con la iniciativa Laboratorio Ahorro y Consumo Responsable, “un programa que busca incentivar el ahorro entre los niños y niñas y que pone en valor el consumo consciente entre este colectivo como ingrediente fundamental para repararse para tomar decisiones acertadas, en materia de ahorro, y que redunden en su bienestar futuro, ser más corresponsables y, en definitiva, contribuir a la mejora del planeta”, concluye Pina.