Durante muchos años fue mayoritaria la visión de la sostenibilidad y el beneficio económico como antagonistas. Afortunadamente, esto ha quedado atrás y hoy las compañías entienden que, si no apuestan por la sostenibilidad, están condenadas a desaparecer.
¿Qué es una empresa sostenible? Es aquella que crea valor económico buscando un equilibrio con el medioambiental y social a corto y largo plazo. De esta forma, contribuye al aumento del bienestar y al auténtico progreso de las generaciones presentes y futuras. Pero ¿en qué punto estamos? ¿Hace falta acción además de buenas intenciones?
El camino hacia la sostenibilidad
Es verdad que el concepto de sostenibilidad empresarial de hoy poco tiene que ver con el de una década atrás. ¿Es suficiente? La respuesta a todas luces es “no”. Hace falta mucho más, como quedó claro en la última Cumbre del Clima celebrada en Madrid.
Los países y gobiernos están llamados a la acción, pero también es necesaria una transformación del sector privado. “Los gobiernos no pueden hacerlo solos, el sector privado tiene que hacer un esfuerzo”, apuntó Ovais Sarmad, secretario ejecutivo adjunto de UNFCCC en la mesa “Acción climática global y conducta responsable de los negocios”.
Las multinacionales tienen que ser más ambiciosas y construir el camino hacia la sostenibilidad, apuntaron expertos de las OCDE y de la ONU. ¿Cómo? Midiendo sus emisiones de carbono, estableciendo estándares internacionales, garantizando una cadena de suministro descarbonizada, brindando información precisa a los consumidores y los inversores o trabajando por que se cumplan los derechos humanos.
Desarrollo sostenible en el modelo de gestión
Es interesante una reflexión del presidente y CEO del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, Peter Bakker: “Las compañías deben incorporar la sostenibilidad en su estrategia corporativa para garantizar que su modelo de negocio sea verdaderamente sostenible” y existe el riesgo de que las empresas lo confundan con acciones de responsabilidad social corporativa.
En este mismo sentido se pronunciaron los representantes del sector privado presentes en el Foro Responsabilidad Social Corporativa, organizado por La Razón. Por poner solo un par de ejemplos, los de Suez o Hawkers.
Suez, grupo de suministro de agua y gestión de residuos, ha dejado de hablar de responsabilidad social corporativa para hacerlo de desarrollo sostenible y de integración en su modelo de gestión. En la práctica, abastece de agua potable a más de 100 millones de personas, pero minimizando al máximo el consumo de recursos.
El objetivo es conseguir que todos los empleados, desde directivos hasta operarios, piensen en el impacto social y medioambiental de sus decisiones. Para Gustavo Calero, director de Desarrollo Sostenible de Suez, “es muy fácil de decir, pero difícil de hacer”, ya que supone un cambio cultural de la sociedad.
Otro ejemplo es Hawkers, que está cambiando su sistema de producción para comenzar a utilizar materiales biodegradables en sus gafas. Al respecto, su representante puso en valor la tarea de concienciación de las redes sociales con un tipo de cliente joven, pero dejando claro que el desarrollo sostenible no consiste únicamente en difundir las ventajas de la responsabilidad social, sino que hay que ponerlas en práctica.
En definitiva, hablar de sostenibilidad empresarial es hablar de un cambio cultural y social tan necesario como acuciante, ya que nuestro planeta no puede esperar.