No dejes que el vocablo en inglés te intimide. Mastermind no es otra cosa que un grupo reducido de personas con un interés u objetivo en común que se reúnen para compartir e intercambiar experiencias y conocimientos. Todos aportan y todos ganan.
Los hay de emprendedores, de gerentes, de coaches, de mujeres ejecutivas, de Recursos Humanos… Y, por qué no, de abogados.
¿Cómo funciona?
Suelen ser grupos permanentes entre iguales de entre 3 a 5 personas que se reúnen periódicamente, generalmente cada mes, con el objetivo de alcanzar algún objetivo, resolver un problema, motivarse, etc. Esa reunión puede ser presencial o por videoconferencia y suele durar una hora (aunque no hay reglas al respecto).
La filosofía que lo envuelve es el poder del trabajo en equipo, frente al individual. Dos cerebros siempre piensan mejor que uno… ¡imagínate cinco! Los motivos u objetivos del grupo pueden ser diversos como desarrollar nuevas formas de negocio, mejorar el desarrollo profesional, crecer, etc. Incluso pueden ir cambiando, por ello es importante que en cada reunión se marquen los objetivos de la siguiente.
¿Para qué sirve?
La base de un grupo mastermind es la sinceridad y la honestidad, dado que se aprende mucho de los éxitos, pero también de los fracasos. El desafío en forma de metas está siempre presente y cada uno de los integrantes se compromete a dar y recibir los mejores consejos e ideas, en un ambiente de total confidencialidad, y a apoyar al resto.
De esta forma, el grupo se convierte en una valiosa red de apoyo para el intercambio de experiencias y habilidades compartidas. Así se consigue generar una retroalimentación enriquecedora, que facilita la concreción de las metas propuestas.
El beneficio último y más evidente es alcanzar los objetivos propuestos, aprender de los demás participantes y rodearnos de personas positivas y con grandes ideas (para aprender a actuar nosotros de la misma forma).
¿Cómo formar tu mastermind?
Los abogados pueden enriquecerse mucho formando grupos de mastermind. Los expertos dan algunas pautas para que sean efectivos, como tener un nivel de experiencia y ambiciones similares, eso sí intentando siempre que no tengan el mismo perfil profesional para que consigan complementarse y enriquecerse.
La afinidad entre los miembros es también importante para conseguir ese clima de compromiso, bienestar, positividad y metas compartidas. Finalmente, una mastermind requiere cierto grado de confianza entre los participantes para conseguir esa sinceridad necesaria para enriquecer al grupo con detalles personales y profesionales.
Por ejemplo, un mastermind de abogados podría estar enfocado a desarrollar nuevos modelos de negocio en el sector jurídico, a las nuevas formas de trabajo o a la digitalización de los despachos, entre muchos otros. ¿Te atreves a formar tu mastermind?