Probablemente, unos años atrás hubiera sido imposible leer un artículo como este o, como mínimo, resultaría futurista. Igual de obsoleto será en breve. Lo mismo sucede con el momento que vive el sector legal, en plena transformación y a un ritmo vertiginoso.
Esa carrera por la innovación en la que están inmersos los despachos es tecnológica, por supuesto, pero va mucho más allá. Supone creatividad tanto en la gestión interna como en la relación con sus clientes, requiere una transformación cultural, de organización, en la lucha por retener el talento y hasta en el papel que juegan los abogados. Estamos ante una verdadera revolución de las firmas.
Cambio de paradigma
Esta transformación empieza por una profunda reflexión acerca de sí mismas y del entorno en la que están inmersas todas las firmas. Requiere autocrítica, ser capaces de redefinir incluso sus propias estructuras y su razón de ser. “Somos una industria muy tradicional, que siempre nos hemos creído que sabíamos hacer muy bien las cosas, que no era necesario el cambio, y hoy nuestros clientes y la sociedad en general nos enseñan que sin una transformación muy rápida estás fuera del mercado. Si quieres ser competitivo, tienes que innovar”, explica Jorge Badía, director general de Cuatrecasas.
Él viene de un encuentro con otros abogados, y algunos de ellos son jóvenes que llevan menos de un año en la firma. Todos con el mismo derecho a expresar sus ideas, incluso sobre qué puede cambiar de su puesto de trabajo o cómo harían algunos procesos de forma diferente. Se nos antoja imposible una charla así con un director general una década atrás. “La tecnología es solo una parte de la innovación, lo importante es que se instaure una verdadera cultura de innovación. En un mundo que se transforma con mucha rapidez, el mensaje que mandamos a nuestro equipo es: ‘Oye, nos va bien, pero siempre podemos mejorar, podemos cambiar las cosas, podemos hacerlas mejor y tus ideas son bienvenidas’”, explica.
Esta anécdota refleja muy bien el momento que les ha tocado vivir a las firmas. De hecho, este año el bufete presidido por Rafael Fontana ha sido reconocido como la firma más innovadora de Europa continental en los prestigiosos Financial Times Innovative Lawyers, y es la única no anglosajona en el top 10 de la innovación legal europea. Suma además dos premios (y otras tres menciones) en las categorías “Strategy & Changing behaviours” y “Collaboration”. Este último es fiel reflejo de cómo los clientes son aceleradores de esta transformación de los bufetes, ya que premia la colaboración estratégica con Ogayar para mejorar la productividad de siete compañías de la industria cítrica.
“Hemos recibido los reconocimientos con mucha ilusión y, a la vez, humildad. Nos da mucha satisfacción que se reconozca que la innovación está en el centro de nuestro plan estratégico y que es un elemento diferencial respecto a grandes colosos de los servicios jurídicos. Al mismo tiempo, somos conscientes de que nuestros clientes y otras industrias hacen muchísimo más comparado con lo que hacemos los abogados, que somos bastante refractarios al cambio”, admite el socio director.
Líderes del cambio
“Allí donde hay una empresa de éxito alguien tomó alguna vez una decisión valiente”, dijo el abogado y filósofo austríaco Peter F. Drucker. En el sector legal hay muchos abogados como Jorge Badía liderando esta revolución. Él es considerado uno de los diez abogados más innovadores de Europa para el jurado del Financial Times Innovative Lawyers. ¿Las razones? Acometer la transformación en la firma, especialmente con el cambio del modelo de evaluación de los profesionales, el impulso a las políticas de diversidad e igualdad y por dar más voz a las nuevas generaciones. No lo ve como un reconocimiento individual, sino “al representante del trabajo de todos los profesionales de Cuatrecasas”. Su respuesta es otro ejemplo más de cómo las estructuras más flexibles y poco jerarquizadas soportan mejor los cambios; cambios para los que no basta un líder, sino toda una firma.
“Lo único que hice fue dar el primer pasito para generar ese espíritu de innovación, transmitir a la gente que puede pensar diferente y proponer cosas nuevas; pero las innovaciones no son mías, son de todo el equipo”, asegura Jorge Badía.
Proyectos que transforman
Las firmas españolas están dedicando un gran esfuerzo económico y de personal a la innovación. Por ejemplo, casi un 5 % de las ventas de Cuatrecasas se destina a tecnologías de la información. Así, apoyados en su plan estratégico, están desarrollando muchos proyectos de innovación con muy buenos resultados y que están cambiando la estructura y la forma de trabajo de la firma.
Como muestra, Cuatrecasas Acelera, una aceleradora de startups innovadoras que aporten valor al sector legaltech y que va por su tercera edición; o Cuatrecasas Ventures, un vehículo de inversión en startups e iniciativas de legaltech que les ha valido el premio “Strategy & changing behaviours” de The Times.
También han creado un área de conocimiento e innovación formada por 38 abogados y documentalistas que hacen un trabajo de anticipación a través de proyectos de investigación pura en temas estrictamente jurídicos y en procesos de trabajo internos. Este equipo genera más de 50 proyectos al año. “Por ejemplo, antes de la famosa primera sentencia sobre Actos Jurídicos Documentados (AJD), ya estábamos monitorizando e investigado sobre este tema, lo que nos permitió reaccionar rápidamente y a las 24 horas de la sentencia les estábamos diciendo a nuestros clientes cómo proteger mejor sus intereses”, detalla Jorge Badía.
Otra de las claves de esta transformación ha sido desplazar el foco de las decisiones centradas en el abogado para empoderar también los servicios de soporte de la firma. “Hemos suprimido esta distinción, incluso la separación física entre unos y otros, y hemos integrado este equipo multidisciplinar de no abogados en el negocio; tenemos 72 personas en el equipo de tecnología e innovación dedicadas a pensar procesos e ideas nuevas. Han sido claves para que todo esto haya sucedido”, explica.
Productividad y eficiencia
La digitalización y la inteligencia artificial son herramientas esenciales para cambiar la forma de trabajo de los bufetes de cara al cliente, pero también para atraer y retener el talento de los abogados que exigen cada vez más entornos de trabajo agradables y flexibles.
Cuando Cuatrecasas cambió su sede en Barcelona en 2016, digitalizaron 31.000 kilos de documentos. En cifras, un abogado consumía de promedio más de 19 metros lineales de estanterías. El nuevo edificio tiene 20.000 metros cuadrados y ni un armario. “Digitalizamos todo nuestro conocimiento para ser más eficientes y para dar una respuesta mejor y más rápida a nuestros clientes. Un documento en papel en una estantería o en un cajón no se comparte. Un documento digitalizado lo pueden ‘leer’ las máquinas, identificarlo, clasificarlo y te permite compartirlo con todos los demás. Por otro lado, ya tenemos a 200 abogados trabajando un día a la semana o dos tardes fuera de la oficina. Eso te exige que estés absolutamente digitalizado”, nos cuenta Badía.
Dando un paso más, la firma ha apostado por la inteligencia artificial para ganar productividad y eficiencia. “Nuestra fuerza está en el conjunto y en compartir toda la información. Estamos en los albores de la inteligencia artificial y podemos hacer procesos sencillos, que costaban tiempo y dinero, mucho más rápido y mucho más barato; probando e invirtiendo mucho tiempo de entrenamiento de la máquina, pero todavía no hemos entrado en una verdadera transformación en términos de inteligencia artificial. La transformación vendrá por la gestión del conocimiento: el día que conectemos el cerebro de los mil abogados que somos para resolver un caso, la inteligencia artificial va a ser realmente disruptiva. Creo que es un horizonte que está ahí y que no podemos descartar”, dice el director general de Cuatrecasas. Y nos despedimos de él con la sensación de que pronto asistiremos a esta verdadera disrupción.
Cuestionamiento
“La creatividad requiere tener el valor de desprenderse de las certezas”, dijo con tino el psicoanalista alemán Erich Fromm. Hablar con Santiago Gómez Sancha, director de Tecnología e Innovación de Uría Menéndez, es no parar de preguntarse y reflexionar sobre el momento actual sector legal.
La primera pregunta surge inevitable: ¿están los bufetes viviendo una época de transformación? “Absolutamente y, además, en muchos y diversos aspectos: organizativos, ya que ¿son los partnerships las estructuras adecuadas para estos tiempos?, en algunas jurisdicciones ya hay despachos que cotizan en bolsa; de talento, pues ¿estamos ofreciendo a las nuevas generaciones de abogados un presente y un futuro adecuados, desafiantes y atractivos?; tecnológicos, ya que no hay duda de que sin la tecnología adecuada no es posible trabajar y competir, pero ¿hasta dónde hay que invertir?, ¿es un despacho mejor cuanta más tecnología adquiera o cuanto mejores abogados tenga en sus filas?; y de servicio, pues empiezan a aparecer proveedores de servicios jurídicos que ofrecen flexibilidad y bajo coste en las labores de menor valor añadido”, nos explica.
Las respuestas a todas estas incógnitas son las artífices de la revolución que se respira en cada rincón de las firmas de nuestro país.
En busca de la excelencia
No hay un mandato o lema que rece “seamos innovadores y transformémonos”. En las firmas como Uría Menéndez la transformación se vive y se hace. Podríamos asegurar que la clave está en la búsqueda permanente de la excelencia en cada paso que dan las firmas.
“La innovación está en el ADN del despacho. En lo legal, proponiendo soluciones imaginativas, rigurosas y audaces a nuestros clientes; en los procesos de selección de abogados, en los que las pruebas, las entrevistas y el conocimiento atesorado en estos años nos permiten seleccionar a los mejores abogados; en los procesos adyacentes a la práctica profesional, donde intentamos facilitar el trabajo a los abogados minimizando todo lo posible el tiempo dedicado a las tareas no jurídicas que, aunque estrictamente necesarias, restan productividad a los profesionales. Las claves del éxito están en que ese ambiente de exigencia continua se respira cada día. Cada día hay que redactar una demanda mejor, en cada entrevista hay que buscar a los mejores candidatos, cada año se deben realizar proyectos que minimicen los puntos de fricción en los procesos…”, explica Gómez Sancha.
Es esta búsqueda de la excelencia lo que ha hecho que Uría Menéndez sea distinguido en los últimos años con galardones de máxima relevancia en el sector legal, como seis de los doce galardones de la III Edición de los Premios Expansión Jurídico a la Excelencia en la Práctica del Derecho de los Negocios 2018, entre ellos mejor despacho del año y mejor abogado (Luis de Carlos). O sea considerado como el mejor despacho de abogados en España desde 2006 por el directorio legal británico Who’s Who Legal.
La gran ola de la innovación
La innovación legal es imprescindible en la profesión, es lo que los clientes demandan de forma permanente: nuevas ideas para resolver sus necesidades y problemas dentro de la ley.
¿Y si hablamos de innovación tecnológica? “Hoy no hay opción. O se adaptan y adoptan las tecnologías existentes o la competitividad de un abogado o de un despacho está en riesgo. Este constante flujo de innovaciones tecnológicas es una extraordinaria oportunidad que la profesión de la Abogacía tiene que aprovechar. Es como esa gran ola a la que un surfista/abogado debe subirse y surfear/utilizar para que no le rompa encima con toda su fuerza y le arrastre sin control”, reflexiona el director de Tecnología e Innovación de Uría Menéndez.
Pero la innovación requiere no conformarse. Por ello, nos concreta: “Es, por tanto, condición necesaria e imprescindible comprender en profundidad qué son y qué implican estas nuevas tecnologías. Llevando este argumento un poco más allá, un uso inteligente y audaz de las tecnologías podría conducirnos a ofrecer servicios jurídicos que de la manera tradicional no se podrían dar”.
Una apuesta contundente
Mientras hablamos con Gómez Sancha, este recibe en su ordenador y en su móvil todas las noticias de actualidad jurídica y legislación que le interesan, las novedades bibliográficas añadidas a la biblioteca y los nuevos vídeos de formación subidos a la videoteca, los nuevos modelos de escritos añadidos a las bases de datos de conocimiento, las convocatorias a los cursos de formación del despacho, las notificaciones de los chats jurídicos internos a los que está suscrito, lo que se ha publicado con relación a él, etc.
Todo lo recibe en un formato actual y tremendamente familiar para el abogado, donde la información fluye de manera constante, como si del feed de Twitter o el muro de Facebook se tratase. Y con prácticamente todas las funcionalidades de las redes sociales: la posibilidad de abrir chats para discusión, establecer y buscar por hashtags, mencionar y ser mencionado, valorar cada noticia, chat o aportación, etc.