Innovar no es lo mismo que inventar. La buena noticia es que aunque todos no podemos inventar, todos podemos innovar. Innovar en una firma conlleva utilizar el conocimiento acumulado para mejorar procesos o servicios. También se innova cuando se entra en nuevos mercados o se ofrecen nuevos servicios. En suma, innova quien se atreve a hacer las cosas de forma diferente, logrando un beneficio para su organización. Uno de los pilares fundamentales de la innovación en la actualidad es la tecnología.
Aunque el abogado tiene fama de conservador y de resistirse con frecuencia al cambio, la realidad es que en su trabajo innova constantemente, pues su principal misión consiste a menudo en buscar soluciones creativas a los problemas que le plantea el cliente. Y sin embargo, a pesar de que esta afirmación contiene una gran verdad, también lo es que a la Abogacía y a los otros colectivos que conforman nuestro sector, el legal, nos cuesta abrazar los cambios, nos resistimos a utilizar nuevas tecnologías, justificando esta actitud por la defensa de valores como la seguridad, la necesidad de proteger los datos personales, de preservar la intimidad o la privacidad, así como por la falta de recursos (de tiempo, de dinero o de personal capacitado). Un buen ejemplo de esto nos lo ha dado recientemente la implantación del proyecto #LEXNET, en enero de 2016.
Algunas de las razones que explican las dificultades del sector para abrazar los cambios estriban en la diversidad de colectivos que lo conforman, que están interrelacionados pero que cumplen funciones y defienden intereses diversos e incluso a veces contrapuestos.
La innovación exige recursos y muchas veces alcanzar el consenso necesario para el cambio; cuando son muchos y con opinión quienes deben abrazarlo, el cambio se resiste. Todos conocemos la razón principal de muchos de los males que enferman nuestra Justicia, la dispersión de competencias, que tampoco es buena medicina para la innovación.Además, a muchos les preocupael futuro de sus monopolios de conocimiento, que garantizan ciertos privilegios y que podrían peligrar en alguna medida a través del uso, por ejemplo, de nuevas tecnologías, de la implantación de nuevos procesos y de otra forma de hacer las cosas. También la desinformación y el desconocimiento aportan su grano de arena. Son muchos los profesionales que debiendo impulsar el cambio carecen de los conocimientos metodológicos, tecnológicos, de las habilidades digitales, de la red de contactos, etc. Finalmente, influye también el sistema educativo del futuro abogado, de habilidades más relacionadas con la innovación como son la creatividad, la flexibilidad, el espíritu emprendedor o el crítico.
Hemos dedicado estos últimos años a fomentar la innovación y el desarrollo tecnológico en la Abogacía y creemos que esta situación puede cambiar.
Existen múltiples razones por las que la Abogacía debería abrazar la innovación tecnológica. Entre otras, destacamos dos hechos claros: cada vez son más los abogados y despachos que invierten en innovación (y los demás no deberían quedarse atrás) y cada vez son también más los profesionales de otros sectores que invierten en desarrollar tecnología que de una u otra forma incide en la prestación de servicios jurídicos.
En conclusión, aunque la innovación comienza a ser algo más habitual en el sector, queda un largo camino por recorrer y el momento es adecuado para hacerlo. Es responsabilidad de todos nosotros, juristas y tecnólogos, trabajar juntos y entendernos. Iniciativas como la creación del Instituto de Innovación Legal (IIL), que en este momento está promoviendo un grupo de profesionales convencidos de que la innovación debe ser parte de nuestro día a día, pueden ayudar. Necesitamos unir fuerzas y dirigir más recursos hacia la innovación. Estas nuevas formas de actuación se podrían clasificar en:
1. Nuevas formas de ofrecer servicios jurídicos, como las plataformas que realizan testamentos online o crean contratos y otros documentos jurídicos.
2. Nuevas formas de promocionar los servicios de los abogados, como las que permiten dar de alta una ficha de abogado o despacho, incluir las publicaciones online de que se disponga o documentos útiles para el cliente potencial, así como valoraciones de usuarios de los servicios.
3. Nuevas herramientas que facilitan la vida del abogado, como calculadoras de plazos, honorarios, pensiones, indemnizaciones…
El futuro ya está aquí y es tecnológico. ¿Te sumas al reto de la innovación? Nos haces falta.