Sin duda, habéis oído hablar de cómo los smart contract o contratos inteligentes pueden revolucionar nuestro sector. Pero ¿qué son? Un smart contract es un código o protocolo informático que ejecuta y hace cumplir un contrato de forma automática, sin necesidad de un intermediario físico. Es decir, ejecuta acuerdos establecidos entre dos o más partes haciendo que ciertas acciones sucedan como resultado del cumplimiento de una serie de condiciones específicas. El código se basa en reglas lógicas (si ocurre un determinado factor X, entonces se lleva a cabo una acción Y fijada).
La tecnología que lo hace posible
Curiosamente, los smart contract llevan desarrollándose desde 1993, cuando el criptógrafo Nick Szabo acuñó el término por primera vez. ¿Cuál era el problema entonces? Que no existía la tecnología que permitiera hacerlo viable. Esto cambió con la aparición del Bitcoin o, mejor dicho, con la tecnología con la que funciona la criptomoneda: el blockchain o cadena de bloques.
Aunque se creó para hacer posible la moneda digital —es el sistema de codificación que está por detrás de esta y toda la estructura que lo sustenta—, pronto los expertos se dieron cuenta del enorme potencial del blockchain. Simplificando, unida a otras tecnologías puede aplicarse a cualquier transacción que requiera verificación. Nos permite realizar intercambio de valor entre dos o más partes de forma segura, ágil y sencilla.
Las posibilidades son infinitas: una herencia automática cuando fallece la persona, una donación que se activa cuando una persona cumple la mayoría de edad, el alquiler o la venta de una propiedad, el pago de un seguro que cubre unas condiciones climáticas adversas cuando estas ocurren, una casa de apuestas deportivas…
¿Qué es Ethereum?
A principios de 2014, con la creación de Ethereum, los contratos inteligentes se convirtieron por fin en una realidad. Ethereum es una plataforma desarrollada por el ruso Vitalik Buterin, con tecnología blockchain detrás. Aunque muchos la conocen por la criptomoneda Ether, en realidad su principal finalidad son los smart contracts, que garantizan de una manera segura y sin intervención de terceros el cumplimiento de un contrato. Las partes programan las condiciones, firman en conformidad y la tecnología blockchain se encarga de que no se modifique, así como de su ejecución. ¿Los objetivos que se han fijado? Mejorar la seguridad de los contratos, ahorrar tiempo y costes, además de evitar fraudes e impagos.
El futuro
Por supuesto, como toda nueva tecnología, los smart contracts cuentan con defensores y detractores. Los primeros creen que proliferarán como una nueva forma de intercambiar valor entre particulares, negocios o instituciones sin intermediarios.
Los segundos son más escépticos. De hecho, esta misma semana se publicaron los resultados de una investigación que afirma que la seguridad de Ethereum podría estar en riesgo por la copia indiscriminada de contratos inteligentes: dado que existe poca diversidad en el origen de esos contratos inteligentes y que estos son copiados miles de veces, las vulnerabilidades encontradas en estos podrían ser reproducidas también miles de veces.
Solo el tiempo dará a unos u otros la razón.