Nuestra profesión se ha caracterizado históricamente por ser tradicional y en cierta medida reticente a los cambios. Pero esa perspectiva está cambiando mucho en la última década con la irrupción de la innovación aplicada a la profesión. Campos como la inteligencia artificial (IA) están transformando las firmas de abogados y el propio sector legal. Hoy es un día para hablar de creatividad e innovación y hacerlo dejando a un lado la aversión al cambio.
¿Qué es el machine learning?
Traducido como “aprendizaje automático”, es un subcampo de la IA que se encarga de desarrollar algoritmos capaces de conseguir que una computadora “aprenda” a desarrollar tareas complejas. Aplicado a nuestro sector, tenemos el machine learning legal, que en los últimos años está comenzando a cambiar la visión del trabajo que desarrolla la profesión jurídica.
Algunos usos en la profesión
Entendemos mucho mejor el machine learning legal con ejemplos. Las soluciones jurídicas basadas en algoritmos nos permiten, por ejemplo, revisar (y gestionar) a velocidades sorprendentes una cantidad ingente de documentación como contratos. Otro ejemplo típico es la solución de analítica jurisprudencial predictiva, que es capaz de analizar millones de resoluciones, facilitando así la toma de decisiones procesales.
También existe software capaz de procesar y automatizar la ejecución de los juicios ejecutivos, utilizando algoritmos que le permiten aprender cómo desarrollar aquellos juicios que presentan flujos de patrones repetitivos, como los de cobranza, seguros, pensiones, etc.
Incluso en Estados Unidos una startup (Wevorce) ayuda desde hace años a divorciarse de forma rápida (unos 90 días, frente a año y medio de media), amistosa y con bajo coste (unos 750 dólares frente a los 27.000 de media de un divorcio en ese país). Ambos cónyuges trabajan juntos y son guiados a través de cinco módulos para decidir aspectos tales como la división de los bienes o la custodia de los niños.
¿Cómo afecta a la profesión?
El machine learning legal, como muchas otras tecnologías, está transformando la profesión, tal como la entendíamos hasta hace unos años. El reto está en dejar a un lado el miedo al fracaso y preguntarnos: ¿cómo podemos beneficiarnos de estas innovaciones para seguir creciendo y ser mejores?
La innovación es clave para el futuro de la profesión legal. Y ese futuro pasa por una nueva estrategia del talento, incluso del propio, para ser capaces de “delegar” en las máquinas las tareas repetitivas y de menor valor añadido, y centrarnos en aquellas que no pueden ser asumidas por algoritmos, como la asesoría, la negociación de acuerdos, los tribunales, etc.