Por Raúl Alonso
En este contexto, los clientes ya están tomando ventaja en los llamados marketplaces jurídicos. Surgen plataformas como la gallega Emerita Legal que propone “un ranking objetivo de abogados” construido a través de análisis Big Data. Se trata de un buscador online que ayuda a seleccionar al mejor abogado analizando más de 5,8 millones de resoluciones y 123.000 letrados en un centenar de especialidades. La posición del profesional en el buscador se ‘logra’ en función de sus sentencias favorables: “Los particulares y empresas utilizan nuestra plataforma para conocer la experiencia judicial, evaluar las alternativas y realizar elecciones más eficaces basadas en datos, no en opiniones”, se explica en la web de la empresa.
Precisamente para garantizar transparencia y equidad en este tipo de tecnologías y usos, trabajan las instituciones europeas siguiendo las pautas recogidas en el Libro Blanco sobre inteligencia artificial (2020) de la Comisión Europea. En este contexto regulatorio, una de las propuestas que pudiera prosperar es la de auditar este tipo de herramientas para clasificarlas con un modelo, tipo semáforo, el riesgo alto, medio y bajo, para que sea el usuario quien decida.
Cómo ayuda la tecnología legaltech a un abogado
Al margen de la definición y regulación de este nuevo escenario de trabajo y de mercado para el abogado, conviene identificar esos usos concretos de estas tecnologías que parece cambiarán la gestión diaria: ¿Qué aporta el análisis de dato masivo, la inteligencia artificial (AI), el análisis predictivo o el blockchain al ejercicio de la abogacía?:
Acceso inmediato a la información y asistencia
Sin duda, es donde más rápidamente se está notando este cambio.
- Sistemas de revisión documental. La tecnología de análisis del lenguaje en documentos escritos puede identificar conceptos legales en millones de documentos. Estos softwares ofrecen en segundos legislación, jurisprudencia y doctrina relacionada, e incluso información estadística sobre la trayectoria del juez o el magistrado.
- Asistentes jurídicos personales. Estas herramientas pueden incluir también ayuda personalizada, analizando parámetros de un proceso como duración, probabilidad de recursos y ofreciendo escenarios futuros.
- Ejemplos de estas herramientas son Jurimetría (Wolters Kluwer y Google España) o Sofía (Tirant lo Blanch).
Automatización de tareas
Las nuevas tecnologías aguzan aún más conceptos vitales en la gestión del despacho como los de productividad y eficiencias. Un campo en que los proveedores legaltech juegan un papel esencial con su oferta de soluciones, casi a la medida de cada despacho. Estos son algunos ejemplos:
- Externalización de procesos legales. Empresas especializadas en automatizar procesos como registros, liberando del trabajo más rutinario al abogado.
- Técnicamente un algoritmo con capa de AI ya permitiría a un juzgado calcular una pensión compensatoria de separación, realizando además un baremado con un número de variables inabarcable para el más hábil de los jueces de familia. Un ejemplo de cómo este tipo de herramientas específicas puede transformar el día a día de todos los profesionales de la abogacía.
Tecnología predictiva
El análisis big data inteligente ha permitido desarrollar herramientas de análisis predictivo que permiten adelantar o prever situaciones.
- Funcionan recopilando información en bases de datos estructuradas (registros públicos, por ejemplo) y no estructuradas (fuentes como medios de comunicación o redes sociales). En base a esa información llegan a unas conclusiones que, por ejemplo, permiten evaluar perfiles de alta o baja litigiosidad de una empresa o ayudar en la gestión de negocio evaluando su riesgo como pagador.
‘Blockchain’
Del mismo modo que internet cambió el concepto de información, blockchain puede hacer lo mismo con el concepto de valor, del tráfico de bienes y activos. Hablamos de la que quizá sea la más disruptiva de las nuevas tecnologías y, sin duda, también una de las que mayores retos plantea desde el punto de vista de su regulación.
- Eliminación de intermediarios. Este sistema de autentificación de valor a través de su sistema de encriptación de cadena de bloques permite –al menos en teoría– eliminar intermediarios para validar transacciones como la firma de documentos y contratos, votaciones electrónicas y, por supuesto, pagos.
- Contratos inteligentes. Concepto que anuncia una nueva era legal. Estos contratos autoejecutables generan un entorno de confianza en cualquier operación, ya que órdenes como las condiciones del cumplimiento del acuerdo y el pago se producen de modo automático, sin intervención humana. En el supuesto de un barco que transporta la materia prima comprada por una empresa de transformación, cuando el GPS del navío informa al comprador de que ha llegado al puerto acordado, el pago se produce de modo automático generando certeza en ambas partes. Esta misma tecnología se puede aplicar a la concesión de subvenciones y ayudas, pago de alquileres o de compras online.
- Otras aplicaciones se extienden a materias como registro y transacciones, activos inteligentes (ICOS y tokens), contrataciones públicas y trámites con las Administraciones Públicas. Plataformas como la de la comunidad Ethereum avanzan en esta línea.