¿Cómo ayudar a nuestros mayores a reducir la brecha digital? Tres testimonios reales

En el Día de los Abuelos te proponemos regalarles tiempo para enseñarles el uso de las tecnologías y reducir esa brecha digital que les hace vulnerables. Esta ha sido la motivación de Ana, Laura y Alejandro, que comparten sus experiencias en este post

Comprar un billete de tren por internet, sacar dinero del cajero automático, pedir una cita médica online, utilizar un smartphone o una tablet, hacer videollamadas para felicitar los cumpleaños de los nietos y nietas, programar sus canales favoritos en la televisión, utilizar la banca online para ver si han cobrado la pensión, hacer un bizum… La transformación digital se ha instalado en nuestro día a día y la mayoría de las personas mayores de 65 años, nuestros abuelos, ya sea por edad o por formación, no están preparados. Una desconexión digital que se ha hecho más evidente y dramática durante la pandemia del Covid y que les convierte en ciudadanos más vulnerables.

Pero ahora ya no son tiempos de lamentos sino de aprender de los errores o intentar que el impacto de ese analfabetismo digital sea el menor posible. Así que, nietos y nietas del mundo, manos a la obra. ¿Cómo? Aportando tu granito de arena: ayuda a tus abuelos y abuelas a entender el uso de las tecnologías digitales. Y para iniciar esa pequeña transformación, puedes tomar como punto de partida este Día de los Abuelos.

Ana, Laura y Alejandro ya lo han hecho ayudando a Fernanda, Encarnación, y Máximo y Julia, respectivamente, a superar alguna de sus barreras digitales. Además, es un aprendizaje mutuo. “Los abuelos te van a contar mejores historias que Netflix y vas a aprender también un montón de cosas”, comenta en esta entrevista Alberto Cabanes, presidente y fundador de Adopta un Abuelo, una ONG de acompañamiento a personas mayores en residencias y domicilios, formada por jóvenes voluntarios.

 

Fernanda, la “abuela ye-yé” que utiliza la banca online

Gracias a su nieta Ana Marcos Panadero (19 años), Fernanda Gómez Darriba (80 años) sabe utilizar el whatsapp, hacer fotos, selfies, audios… e incluso realizar videollamadas”, una utilidad que le permitió estar en contacto con la familia durante lo peor de la pandemia. Mi abuela, recuerda Ana, “cogió el Covid en la primera oleada, en marzo de 2020, y desde el hospital –recordemos que entonces los infectados de Covid estaban aislados e incomunicados en sus habitaciones– ella, sola, nos hizo una videollamada. Mostró ser muy independiente”.

El aprendizaje de Fernanda, una alumna aplicada según su nieta, ha ido más allá del smartphone al ampliar sus competencias digitales al uso de una pulsera de actividad (“la meta diaria son 8.000 pasos”) y de un ebook: “Mi abuela lee un montón. A raíz de la pandemia dejó de ir a la biblioteca, de donde tomaba prestados los libros, así que la enseñé a utilizar un ebook”.

Otra habilidad digital adquirida más recientemente es el acceso a la banca online a través de la aplicación móvil. “Le expliqué el funcionamiento y lo ha entendido muy bien –cuenta Ana–. Se maneja muy bien, ya que el diseño de las aplicaciones es muy visual”. Ahora, como le gusta a Fernanda definirse a sí misma: “Soy una abuela ye-yé”.

 

 

 

 

 

 

Encarnación, y el ‘misterio’ de la desconexión diaria de los canales de la tele

Encarnación Moreno Sivera (77 años) también ha aprendido de su nieta Laura Díaz Rivero (21 años) a usar el móvil, el whatsapp, hacer videollamadas, grabar audios y vídeos. También lo aprendió para estar mejor comunicada con el resto de la familia durante la pandemia. Y, al igual que en el caso de Ana y Fernanda, “nos permitió que, durante la cuarentena, fuese mucho más fácil mantener el contacto”, resume Laura.

Otra asignatura pendiente –y superada– fue el manejo de las televisiones “modernas” (programar grabaciones, navegar por los canales, etc.). Encarnación recuerda, con humor, la anécdota que le llevó a su nieta Laura a enseñarle cómo funcionaba la tele: “Todos los días, al limpiar el polvo, se me iba la tele. Y todos los días tenían que venir a arreglarla porque se iban los canales, y yo no sabía cómo funcionaba”. Ahora Encarnación disfruta de la tele ¡y de Netflix! sin necesidad de ayuda.

 

 

 

 

 

 

 

 

Alejandro y su metodología

Utilizar una televisión ‘inteligente’ tampoco ha sido fácil para Máximo (93 años) y Julia (88 años), los abuelos de Alejandro Peña García (20 años). “Cuando compraron su primera televisión plana, estaban bastante perdidos. No entendían un mando con tantos números y letras, no sabían para qué servía nada”, explica Alejandro, que creó su propia ‘metodología’ de enseñanza: “Reduje el número de opciones que tenían en el mando. Así que les dije cómo cambiar los canales, cómo colocar el número 1 para La 1, el número dos para La 2, el 3 para Antena 3. El resto de botones, para ellos eran inútiles”. Y a la teoría le sucedió la práctica, “hasta que finalmente aprendieron a manejar el mando de la televisión con normalidad”.

Alejandro recuerda que una acción tan aparentemente sencilla “como encender una televisión o cambiar de canal, que a cualquier niño le resulta fácil, a una persona mayor que nunca ha utilizado un dispositivo tecnológico, que siempre ha vivido en un pueblo o en un ambiente nada tecnológico, le puede resultar bastante complejo”.

 

 

 

 

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