Estamos viviendo unos tiempos en donde la aceleración tecnológica no pasa inadvertida (Ley de rendimientos acelerados) y donde la innovación es más rápida que la capacidad de asimilación por la especie humana.
Los despachos no están ajenos a esta realidad y la disponibilidad del Cloud, de los dispositivos móviles, la Inteligencia Artificial, los chatbots… hacen que la propuesta de valor se vea constantemente modificada.
Todo lo que parezca repetitivo, peligroso o aburrido entra dentro de la potencial automatización que lo transforme digitalmente en mejor, más cómodo o más barato de producir.
Los despachos invierten en tecnología según fuentes del INE menos del 1% de su facturación provocando una falta de competitividad y vulnerabilidad a futuro. El 53% de los despachos declara tener dificultad en la gestión del cambio. Es cierto que no es lo mismo un despacho con servicios artesanales con gran cantidad de mano de obra y exclusividad que los despachos con aire “industrial” donde los servicios (legal comodities, gestión fiscal o laboral…) pueden ser estandarizados y automatizados.
Para superar esta transformación hay que eliminar aquellos procedimientos redundantes o ineficientes, unificar bases de datos, eliminar herramientas obsoletas e invertir en formación o talento. La combinación de estas cuatro variables son el trampolín para acceder a otro nivel de gestión en el despacho.
El impacto inmediato se manifestará en:
- Una administración más eficiente, gestión documental, factura electrónica, firma digital…
- Sistemas de información más dinámicos con KPIs y Dashboards o herramientas colaborativas como Planner, Share Point…
- Conocimiento del cliente con CRM, Business Intelligence…
- Reclutamiento o producción de los empleados con trabajos distribuidos o teletrabajo…
- La imagen del despacho con la dimensión de Marca Corporativa y suma de Marca Individuales del despacho que desemboquen en una reputación potente y actualizada.
Así pues, la Digitalización no es incorporar el “último grito” en tecnología, sino que es un proceso de revisión potente y continua de lo QUÉ, CÓMO y a QUIÉN hacemos los servicios acompañado de instrumentación que, en ningún caso, será un fin en sí mismo. Otro ejemplo lo tenemos en los RPAs, como robotización de procesos automáticos en el que a partir de una revisión de tareas repetitivas se intenta hacer una abstracción para automatizarlo de la manera más desasistida posible, con el que ganar en productividad y fiabilidad (altas de clientes, seguimiento de expedientes, procesos de nóminas, actualización de precios, seguridad del despacho de los usuarios, flujos de caja…).
En el futuro, yo diría inmediato, inevitablemente la Digitación impactará, si no lo está haciendo ya, en el porfolio de servicios y su packaging, en el Pricing, en la relación con los clientes, en la producción de los empleados, en los medios a utilizar en las interacciones con otros agentes del despacho…
Tal como dice la ley de rendimientos acelerados, el tiempo medio de adopción de un avance tecnológico cada vez es mas corto y no estar atento a ello significará ser impactado por un tsunami que elimina a los lentos y a los ciegos. La Digitalización es fundamentalmente reto de negocio en el que como empresarios, socios o empleados estamos obligados a atender so pena de consecuencias inevitables.
*Participará en el panel “Acelerando la transformación digital de los despachos y los nuevos modelos de negocio” del Inkietos Live Day (17 junio 2020), patrocinado por la Mutualidad de la Abogacía.
